Es una película de terror corporal dirigida por Coralie Fargeat que ha generado opiniones diversas desde su estreno. La trama sigue a Elisabeth Sparkle (interpretada por Demi Moore), una exestrella de Hollywood que, al enfrentar el declive de su carrera y las presiones de la industria por mantener una apariencia juvenil, decide probar una misteriosa sustancia que promete rejuvenecerla. Este experimento resulta en la creación de una versión más joven de sí misma, Sue (interpretada por Margaret Qualley), lo que desencadena una serie de eventos perturbadores.
Foto de Doug Peters PA Wire dpa - Europa Press
Fargeat demuestra un control meticuloso sobre la puesta en escena, manejando la tensión con un ritmo que oscila entre la contención y la explosión visual. La estructura del guion sigue una progresión clásica del género de terror corporal, introduciendo al espectador en la vida de la protagonista antes de sumergirlo en un descenso progresivo hacia el horror. Sin embargo, la película no se limita a la transformación física como recurso de shock, sino que la usa como metáfora para abordar los temas subyacentes de la presión social y la pérdida de identidad.
Es grotesca, visceral, carnal y magistral. Es pronto para decir que es lo mejor de este año porque queda mucho cine por ver. Demi Moore me parece floja aunque correcta pero carente de emoción o expresividad, al menos al principio de la misma, se la come (literalmente) su compañera Margaret Qualley, toda una revelación.
A nivel técnico, está llena de referencias visuales a Psicosis, Kubrik, Lynch, Barbie, Grease o incluso mezcla cuentos como Cenicienta o Blancanieves, quien entienda algo de cine y haya visto estas películas las identificará de inmediato. Sobresale considerablemente los planos que recuerdan a El Resplandor, De Kubrik, con esos largos pasillos del hotel Overlook que el pequeño Dany Torrance recorría hasta encontrarse con las gemelas.
Demi sobre sale con fuerza a la mitad de la película y los monstruos se asoman. Una metáfora entera del declive de la belleza madura, de la crítica de actrices mayores a la industria de Hollywood que las da de lado, aunque ahí tenemos a Meryl Streep o la propia Moore.
Cavar su propia tumba y el “vértigo “de enfrentarte a la vejez, de pasarte con la cirugía y que una más joven te coma. Incluso hay ciertos homenajes a la mitología con la “Medusa” que el espectador reconocerá hacia el final.
Desde un punto de vista técnico, La Sustancia es un ejercicio estilístico y narrativo que emplea todos los recursos del lenguaje cinematográfico para construir una experiencia sensorialmente intensa. Su combinación de una estética visual impactante, una dirección precisa y efectos prácticos bien ejecutados la posicionan como una obra destacada dentro del género del horror corporal. Aunque su impacto puede depender de la tolerancia del espectador hacia la crudeza de sus imágenes, es innegable que la película logra su objetivo de provocar una reflexión incómoda sobre los estándares de belleza y la identidad.
Una película digna de Oscars, que se disfruta si asumes lo que estás viendo e intuyes que el concepto de equilibrio se va a romper y que una va a querer matar a la otra; una historia inteligente , salvaje.
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