El recuerdo de la dictadura franquista se ha convertido para nuestro actual gobierno en una palanca ideológica para desdibujar la obra de reconciliación política que representa la Transición y posterior consolidación de la democracia en España.
No importa “mistificar la historia”, señala el Manifiesto, “Contra Franco”, que ha publicado la Fundación Libres e Iguales, si eso aprovecha al Gobierno. Sánchez ignora de manera intencionada que, ya antes de la muerte de Franco, la inmensa mayoría de los españoles decidieron no seguir viviendo en la lógica vencedores-vencidos. Las víctimas, todas las víctimas, merecen reparación.
Pero, como subraya el Manifiesto, “reparar solo a unas víctimas es despertar en las otras los agravios, y olvidarse de estas, la mayor de las injusticias. Las víctimas son de todos (…)”. No se es demócrata por asistir a los fastos organizados por Sánchez. De hecho, el credo democrático es contrario a la discordia. Y la Constitución de 1978 es hoy su más fiel exponente.
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