Como todo el mundo conoce, en nuestro precioso idioma español, el apellido del presidente de los EE.UU. de América, se pronuncia “tramp”. En esencia, la “u” se convierte en “a”, y todos tan contentos: o tan disgustados ¡qué más da! Esta circunstancia lingüística me viene como anillo al dedo para lo que a continuación voy a explicar, con todas sus letras.
Quien se cree el dueño del Mundo, además de un “tramposo” es un ineducado y un rufián irredento; pero, sobre todo, es lo que señalo en el título: un cateto, con balcones a la calle. Lo demostró hace unos días cuando criticó a Zelenski por su indumentaria. Este tramposo no puede entender que un verdadero patriota pueda vestir traje de campaña mientras su país se encuentre en guerra. Sin embargo, él viste de traje, cubierto con una horrorosa gorra y luce (es un decir) una corbata braguetera que es la antítesis de la elegancia. ¡Hortera!
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