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Mujeres en la ciencia. Isabel Martin Lewis: “Esplendor en el Cielo”, “Esplendor en la hierba”

Fue la mujer que midió las sombras del cosmos. En 1908, entró al Observatorio Naval de los Estados Unidos, convirtiéndose en la primera mujer contratada como asistente de astrónomo
María del Carmen Calderón Berrocal
lunes, 17 de marzo de 2025, 09:22 h (CET)

Isabel Martin Lewis fue la mujer que midió las sombras del cosmos. Año de 1881. En una pequeña localidad costera de Maine, un 11 de julio, nacía Isabel Eleanor Martin. No hubo presagios ni cometas en el cielo, pero aquella niña estaba destinada a escudriñar las estrellas con una precisión que muchos hombres de su tiempo apenas podían soñar.


Presentación1


Desde joven, su talento para las matemáticas fue evidente. Se formó en la Universidad de Cornell, donde en 1903 obtuvo su título en matemáticas y, dos años después, su maestría. No perdió tiempo: en 1905 ya trabajaba con Simon Newcomb, el legendario astrónomo, desentrañando datos sobre eclipses.


En 1908, entró al Observatorio Naval de los Estados Unidos, convirtiéndose en la primera mujer contratada como asistente de astrónomo. No era la primera en pisar aquellas salas –la pionera fue Maria Mitchell en 1849, aunque con un rango menor–, pero sí la que se haría un nombre propio en el mundo de la astronomía.


Allí conoció a Clifford Spencer Lewis, otro astrónomo. Se casaron en 1912, como si los astros ya hubieran trazado sus órbitas.


La divulgadora de las estrellas


Cuando nació su hijo, Raymond Winslow Lewis, Isabel redujo su jornada en el observatorio, pero no su influencia. Decidió que la ciencia debía llegar a todo el mundo y emprendió una incansable labor de divulgación. Escribió tres libros y publicó artículos en medios como el New York Evening Sun, Astronomy Popular, The Electrical Experimenter y The Astronomical Journal.


Durante treinta años, mantuvo una columna mensual en la Revista Nature (no la británica Nature), donde traducía para el gran público los misterios del universo con un talento poco común.


Su primer libro, Esplendor del cielo (1919), reunió sus ensayos sobre el Sol, mientras que su obra Astronomía para los Jóvenes (1922) inspiró a toda una generación de futuros astrónomos.

Esplendor en el cielo no deja de recordarnos que bien pudiera haber tomado inspiración la científica en la película Esplendor en la hierba, que refiere el poema de William Wordsworth, clave en el film Esplendor en la hierba, la película de 1961 protagonizada por Natalie Wood y Warren Beatty, cuyo fragmento más famoso y citado en el fil es: 


"Aunque ya nada pueda devolvernos la hora
del esplendor en la hierba, de la gloria en las flores,
no hay que afligirse, porque siempre quedará el recuerdo".


La película, es un drama romántico que trata sobre el primer amor y la represión en los años 20 en Estados Unidos, época en la que nuestra científica escribió su Esplendor en el cielo, 1919, siendo la película intensa y desgarradora, con una Natalie Wood en una de sus mejores actuaciones junto a Warren Beatty, cuyos personajes, como el matrimonio científico, se conocen estudiando.


La cazadora de eclipses


Tras la muerte de su esposo en 1927, Isabel regresó a la astronomía con renovada intensidad. Fue ascendida a Asistente Científica y, en 1930, alcanzó el rango de Astrónoma, un hito para una mujer en su época.


Su especialidad fueron los eclipses solares. Refinó los métodos para predecirlos con una precisión inédita y halló nuevas formas de calcular ocultaciones lunares, clave para estudiar la órbita de la Luna.


Su trabajo fue tan innovador que permitió mejorar el estudio de la ionosfera, esa misteriosa región donde la atmósfera terrestre se encuentra con el espacio.


Pero Isabel no se limitó a los cálculos de escritorio. En 1936, viajó a la Unión Soviética para observar un eclipse solar. Un año después, organizó y participó en la Expedición del Planetario Hayden al Perú, donde documentó y transmitió en vivo el eclipse del 8 de junio de 1937.


En tiempos en que las mujeres eran relegadas a la sombra en la ciencia, Isabel prefirió medirlas con precisión matemática.


Un legado escrito en las estrellas


Se retiró del Observatorio Naval en 1951, pero continuó escribiendo hasta 1955. Su carrera fue excepcional: pocas mujeres astrónomas de su tiempo lograban permanecer más de 25 años en el campo. Isabel Martin Lewis lo hizo durante casi medio siglo.


Murió en 1966, pero su legado sigue iluminando a quienes miran al cielo con la misma curiosidad que ella tuvo. Entre su legado está: La predicción del eclipse solar de agosto de 1905 (tesis, 1905), Esplendor del Cielo (1919), Astronomía para los Jóvenes (1922), Un Libro a Mano de los Eclipses Solares (1924)

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