El mapa agrícola de España está cambiando a pasos acelerados. Cada vez más la tierra se reparte entre menos manos que se convierten en propietarias de una mayor extensión. Una tendencia que certifica el fin de no pocas explotaciones familiares en beneficio de quienes van acumulando tierras, dando pie a la imparable llegada de fondos de inversión al sector primario. Según la encuesta sobre la estructura de las explotaciones agrícolas del Instituto Nacional de Estadística (INE), de 2013 a 2023 España ha perdido 180.861 negocios agrarios. Sinembargo la superficie media por explotación ha crecido un 13%. Todo este proceso conlleva una pérdida de poder adquisitivo de los pequeños y medianos agricultores, en un sector en el que 40% por ciento de mano de obra son inmigrantes ante el problema del envejecimiento y la caída demográfica.
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