Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Hablemos sin tapujos | Religión

¿Un Papa filocomunista?

“Del hombre irreligioso, aunque sea el más honrado del mundo, casi siempre se habla mal” Federico el Grande
Miguel Massanet
lunes, 14 de noviembre de 2016, 01:25 h (CET)
La normalidad es algo que ha dejado de estar de actualidad en la sociedad en la que, el destino, nos ha condenado a vivir. Por mucho que creamos que ya no nos queda nada nuevo que ver, los acontecimientos se suceden de tal modo, que no hay día que no salten nuevas sorpresas capaces de dejarnos sorprendidos, cuando no pasmados. Estos días ha sido el Papa Francisco quien ha sido capaz de demostrarnos que, dentro de su egregia figura existe una clara dicotomía entre lo que pudiéramos calificar de dignidad elevada a la suprema potencia de la Iglesia Católica, infalible ex cátedra, por directa designación de Jesucristo y su parte terrenal, de ciudadano argentino con ramalazos peronistas, encarnada en la persona de Jorge Mario Bergoglio; algo que algunos podrían, incluso, llegar a identificar como el conocido desdoblamiento de personalidades que, en la novela de Estevenson, se producía entre Mr. Jerkyll y su sombra tenebrosa, Mr. Hyde.

En esta ocasión la parte terrenal de Francisco ha vuelto a sorprender, al orbe católico, con una de sus ocurrencias que, en honor a la verdad, no sabemos si es solamente fruto de su excesiva franqueza al expresar sentimientos o es que, de verdad está convencido de lo que está diciendo. En este caso ha sido Bergoglio quien, en una entrevista al diario italiano “La Repubblica”, afirmo lo siguiente: “son los comunistas los que piensan igual que los cristianos”. En realidad, completó la frase con las siguientes palabras: “Cristo ha hablado de una sociedad donde los pobres, los débiles, y los excluidos sean quienes decidan. No los demagogos, los barrabás, sino el pueblo, los pobres, que tengan fe en Dios o no, pero son ellos a quienes a quienes tenemos que ayudar a obtener la igualdad y la libertad”

Por lo visto Francisco está esperando que los Movimientos Populares, en los que por lo visto ve cualidades, méritos y proyectos que van a ser capaces de que, el mundo, en manos de los conocidos sistemas comunistas que se ocultan, si es que queremos decirlo así, bajo el disfraz de estos sujetos del 15M, que dicen tener la fórmula para que, desbancando a los empresarios, negociantes, industriales y demás emprendedores, que han conseguido traer el progreso y la civilización a los pueblos y, sustituyéndolos por sujetos de la catadura de Pablo Iglesias y sus seguidores, se va a repetir, una vez más, el milagro de los panes y los peces, de forma que, sin aumentar la riqueza del país, gastando más de lo que somos capaces de generar en patrimonio nacional, fiándonos de que los demás nos van a ayudar cuando nos quedemos sin un euro, nacionalizando la producción y, cuando sujetos como Maduro o Evo Morales, sean los que dirijan el país; se va a conseguir que el pueblo, los pobres, los débiles y los desheredados de la fortuna, se conviertan en personas solventes y los ricos desciendan a su nivel ( si es que alguno de ellos se resignara a permanecer e invertir sus riquezas para que fueran otros los que se llevaran el fruto de su trabajo sin dar golpe al agua)

No nos cuadra que, hace sólo unos días, el mismo Francisco haya canonizado a unos miles de víctimas del comunismo, masacrados por los comunistas durante la Guerra de España y ahora, apenas unos días después, considere conveniente equiparar y dar impulso a gentes, como estos populistas llegados de América (incluso recibió a uno de sus representantes en audiencia vaticana) que han colaborado con Maduro para que pudiera conducir a su pueblo a la miseria y, por añadidura, encarcelado a quienes constituían la oposición, los que ganaron las elecciones al Parlamento y han sido ninguneados por instituciones judiciales y militares corrompidas.

Es curioso que, cuando ha dicho que son los comunistas que piensan como los cristianos, no haya recordado los antecedentes del PC en la reciente historia y, en especial en la sangrienta secuela de víctimas que, desde la revolución soviética de 1917, el genocidio de Stalín perpetrado contra su propio pueblo que se calcula en más de 30 millones de muertes, causadas por el abandono en el que dejó a los campesinos que fueron expulsados de las fábricas, debido a que su formación no era la adecuado para aquellos trabajos técnicos. Los mismos acontecimientos que tuvieron lugar en España durante la II República y, más tarde, durante la Guerra Civil en la que fueron vilmente asesinados más de 6.000 sacerdotes por el hecho de ser religiosos y católicos. ¿No debiera de haber influido estos hechos, perfectamente conocidos por Francisco, ya que muchos de ellos han sido canonizados por él mismo, para evitar semejante comentario?

No dudamos de la buena fe del Papa pero, en lo que afecta a sus cualidades para la política, está demostrando que le falta prudencia, que le sobra espontaneidad y que, su vena peronista, que ya dejó al descubierto cuando recibió a la señora Fernández Kichner con todos los honores, haciendo gala de simpatía y recibiendo y entregando mutuos obsequios, aunque es evidente que la peronista se ha enriquecido en su cargo y ahora, una vez descabalgada del poder, ha sido la Justicia la que le va detrás para sacar a la luz la corrupción que existía durante su mandato y el de su marido. Vean, en cambio, como ya comentamos en su día, el gesto adusto, enfurruñado, hasta diríamos que mal educado, con el que Francisco acogió la visita de cortesía del nuevo presidente de Argentina que sustituyó a la señora Kirchner en la casa Rosada.

Una cosa es, como han hecho muchos de los papas que lo precedieron, no enfrentarse directamente con las naciones comunistas, como fue la URRS, por no exacerbar, inútilmente, la disconformidad con sus procedimientos y la filosofía comunista y, otra muy distinta, la de establecer similitudes en cuanto al pensamiento de católicos y comunistas y, mucho peor, si pretendemos darles manga ancha para implantar sus sistemas totalitarios y dictatoriales que nunca, durante el tiempo en el que ha existido el comunismo, han conseguido otra cosa que el llevar la tristeza, la pobreza, la limitación de libertades individuales y la coacción sobre la vida de los ciudadanos. No debemos dejar de lado aquellas palabras de Francisco cuando ha dicho: “... sean los pobres, los débiles, y los excluidos los que decidan...”. Sabe el Papa que nunca van a ser ellos los que decidan, porque aquellos miembros a los que recibió en audiencia, miembros de dichos partidos populistas, en los que parece que confía, no son los que van a permitir que aquéllos tomen el mando y serán ellos los que se harán cargo de gobernarlos; como ha sucedió en aquellas naciones del cono Sur que confiaron en guerrilleros y falsos profetas de la libertad y han acabado aherrojados bajo las zarpas de este comunismo que parece ser es, en el que confía, al papa Francisco.

Bergoglio o Francisco, he aquí lo que desconcierta al mundo católico, que no acaba de creerse que, un Papa católico, pueda expresarse con unas palabras tan inesperadas, que contradicen todo lo que la doctrina de la Iglesia católica ha estado predicando a cerca de los comunistas y de sus filosofías ateas y contrarias a los principios morales que han sido los que han perdurando a través de los siglos. No olvidemos que, cuando los terribles atentados de París, donde murieron cientos de personas a causa de los terroristas yihadistas del EI; aunque condenó de forma tajante aquellas muertes y advirtió del peligro de una tercera guerra mundial, habló de que “«no se puede insultar la fe del Islam», aunque luego recurrió a un desafortunado ejemplo: “«Si alguien dice una palabrota sobre mi madre puede esperarse un puñetazo».

Alguien pudiera pensar que, con el afán de renovación de la curia, con la necesidad de reforzar el catolicismo en Hispanoamérica donde, últimamente, da la sensación de que tiene más vitalidad que en Europa; los cardenales de cónclave decidieron traer a una persona de ideas avanzadas, que sirviera para renovar la curia vaticana demasiado anquilosada y en manos de mafias poco aconsejables y, en consecuencia, decidieron que el mejor candidato era el cardenal Bergoglio, que aceptó el cargo y adoptó el nombre de Francisco I. Es verdad que, en el Vaticano, parece que ha conseguido realizar una limpieza en profundidad y ha tenido que bregar con el complicado caso de las finanzas del Banco Vaticano y todas sus implicaciones en la propia economía del estado. Sin duda es una buena persona y lo demuestra con la vida sencilla que lleva, a pesar de poder disponer de todos los lujos del gran palacio a los que, expresamente, ha renunciado. No obstante, a nuestro criterio, este Papa debiera moderarse y tener en cuenta que nombrar el comunismo como algo bueno y ejemplar en Europa es como nombrar “la bicha” en Andalucía; algo que tampoco va a contribuir a que mejoren las difíciles relaciones que ahora mantiene con algunos países con los que parece que el feeling no es lo bueno que se desearía.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, tenemos la sensación de que la manera descarnada y, podríamos decir, que poco diplomática con la que el Papa Francisco parece querer imponer su forma de entender la sociedad y su poca confianza en el sistema capitalista, le va a reportar más de un disgusto y, evidentemente, no lo va a convertir en el mandatario más popular entre las naciones de la UE ni, tampoco, entre las grandes potencias del otro lado del Atlántico. En todo caso, a quien le alegren los oídos pudiera ser que al señor Putín y a quienes quisieran ver a una Europa empobrecida y bajos el yugo del comunismo soviético, restablecido en aquellas naciones que ya saben, por experiencia, lo que sucede cuando se está gobernada por semejantes visionarios.

Noticias relacionadas

Empiezas a escribir, y unas líneas después, tras uno de esos espacios blancos y silenciosos, entras como en un pequeño paseo por la imaginación, por la unión con la memoria, por el tránsito de la poesía a la novela pasando por el teatro. ¡Es como una conjunción de estrellas! A veces, al escribir se nos pueden presentar dos dramas: uno, la imposibilidad de parar el tiempo porque escribes más y más, y dos, la imposibilidad alguna vez de decir lo que realmente queremos expresar.

Actualmente, frente al relativismo y el escepticismo parece que cada vez es más necesario, un enfoque o planteamiento universalista de los problemas económicos y sociales. El neoliberalismo individualista no reconoce los Derechos Humanos en su integridad, lo que impide el logro de la justicia social y también la consolidación de políticas solidarias, que apoyen suficientemente a las capas desfavorecidas, de las sociedades de los diversos países.

Sophie Barut transforma el bronce en historias de resiliencia. Esta arquitecta de interiores, escultora y escritora francesa ha convertido su propia experiencia vital en un testimonio sobre el poder transformador de la fragilidad y la belleza que emerge de las circunstancias más adversas.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto