Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Artículo opinión

La guerrilla, el estado de sitio y la ideología del pasado

Luís Agüero Wagner
Luis Agüero Wagner
lunes, 26 de abril de 2010, 05:24 h (CET)
Decía un historiador que del Paraguay pueden decirse muchas cosas, menos que es un país aburrido. Lo que para él era halago, Monstesquiu señalaba como desmérito de los pueblos infelices. “Feliz el pueblo cuya historia se lee con aburrimiento” sentenciaba el escritor y político francés del siglo XVIII. Lo peor de todo es que a pesar de tener una historia bastante entretenida de leer, la paraguaya no cuenta con buenos lectores entre sus líderes políticos, y menos aún entre sus actuales autoridades.

ESTADO DE SITIO
Ortega y Gasset decía que un historiador es un profeta con la mirada al revés, algo que en Paraguay sólo puede conducir a realizar negros vaticinios. El estado de sitio (hoy eufemísticamente denominado “de excepción”) tiene una triste memoria en el Paraguay.

El dictador Alfredo Stroessner gobernó por tres décadas con la medida vigente, y aunque no sea muy difundido, lo mismo habían hecho anteriormente muchos de los gobiernos del Partido Liberal.

El gobierno del presidente liberal José P. Guggiari , quien gobernó el Paraguay entre 1928 y 1932, se acercó al récord del dictador Stroessner, dado que no pasaban dos semanas sin decretar la medida en algún punto del Paraguay. No podría decirse que le faltaran motivos de desconfianza: se trata del mismo personaje bajo cuyo gobierno una manifestación patriótica fue ametrallada desde la misma sede de gobierno por su guardia pretoriana, en un incidente criminal digno de la matanza de Amritsar.
El presidente Fernando Lugo promulgó la ley de estado de excepción para cinco departamentos del norte del país, que fue aprobado este fin de semana por la cámara de Senadores. La medida regirá por 30 días en las gobernaciones de Amambay, San Pedro, Alto Paraguay, Presidente Hayes y Concepción.
La medida se tomó a raíz de la muerte de tres peones y un policía en la zona de Arroyito, Concepción. Los presuntos autores serían miembros de un grupo guerrillero integrado por viejos aliados políticos del cura Fernando Lugo, el Ejército Popular Paraguayo ( EPP).

ASESTANDO GOLPES A LA DEMOCRACIA
Para algunos suspicaces, la declaración de estado de excepción en el Paraguay sería una nueva jugada sucia del cura con hijos, Fernando Lugo, quien así “está tratando de demostrar que la democracia representativa no sirve”.
El ex presidente de la República, Nicanor Duarte Frutos, acusó al presidente Fernando Lugo de solicitar el estado de excepción para menoscabar el sistema de democracia representativa vigente y sustituirlo por el sistema participativo. Señaló además que el primer mandatario es el único culpable de la inseguridad del país por su inoperancia y porque es cómplice de los integrantes del EPP.
“El estado de excepción es la demostración de que la democracia representativa no sirve, eso es lo que Lugo está tratando de demostrar, que la democracia representativa o burguesa como dicen ellos, no sirve para frenar la inseguridad”, afirmó en declaraciones a un escuchado programa radial.
Agregó que el culpable de la inseguridad no es el sistema de gobierno, sino el presidente Lugo, “y no es que no sirva (la democracia representativa), lo que no sirve es la conducción de la seguridad interna del país, el que no sirve es el presidente Lugo, que no se anima a jugar fuerte este partido contra quienes fueron sus prohijados”, disparó.
No obstante, dijo de que el titular del Ejecutivo no decretó el estado de excepción y delegó esta responsabilidad al Parlamento, para no parecer un líder de derecha y quedar bien con la izquierda chanta que lo publicitó. Indicó que con ello también pretende responsabilizar a los legisladores de las posibles violaciones a los derechos humanos que puedan cometerse durante el operativo.
Entretanto, sostuvo que el ministro del Interior, Rafael Filizzola, está tratando de justificar “su inutilidad”, culpando de su ineficacia a los gobiernos anteriores, pero que durante su gobierno se atraparon a los principales líderes del Ejército Paraguayo del Pueblo que, sin embargo, recién se proclamó como un grupo armado durante el gobierno de la Alianza Patriótica para el Cambio.
Además se burló de que las fuerzas de seguridad del Gobierno no puedan atrapar a un grupo pequeño como el del EPP. “Provocan un estado de excepción quince o veinte tipos, uno de ellos herido en el monte, acorralado, y provocan un estado de excepción como si fuera que hay un rebasamiento de las fuerzas policiales en los cinco departamentos y aquí no hay un rebasamiento, aquí lo que hay es una inoperancia, falta de coordinación, despilfarro, promiscuidad en el manejo de la administración interna”, se quejó.

EL PASADO COMO IDEOLOGÍA
Karl Marx, devoto de la diosa historia, decía que los seres humanos hacen su propia historia, aunque bajo circunstancias influidas por el pasado. El gobierno del cura Fernando Lugo, intenta ir más lejos, e intenta convertir al pasado en una ideología justificativa de sus desaciertos y falacias.

Lejos del espíritu autocrítico reclamado, los burócratas del gobierno arzobispal del Paraguay no cesan de buscar en el pasado las causas de sus propios errores y falencias.

“Esto lo heredamos de los gobiernos anteriores” fue la reiterativa respuesta del ministro del interior Rafael Filizzola ante los reproches ciudadanos, olvidando que la única obligación asumida ante la historia por su parte, como decía Oscar Wilde, debería ser reescribirla.

Algo parecido hacían los gobiernos del Partido Colorado, durante las largas décadas que detentaron el poder, echando la responsabilidad de todos los males del Paraguay a sus antecesores del Partido Liberal.

Todo lo cual nos recuerda la sentencia del ensayista inglés Aldous Huxley, quien afirmaba que quizá la más grande lección de la historia es que nadie aprendió las lecciones de la historia.

Noticias relacionadas

En nuestra realidad circundante, en lo que solemos citar como nuestro entorno, el sistema judicial tiene como objetivo no la Justicia, abstracción platónica que nos trasciende, sino garantizar, con realismo y en la medida de los posible, la igualdad de los ciudadanos ante la ley, que no es poco. Por eso hablamos de Estado de Derecho, regido por la Ley.

Estamos habituados a tratar con las apariencias, con la natural propensión a complicar las cosas en cuanto pretendemos aclarar los pormenores implicados en el caso. Los pensamientos son ágiles e inestables. Quien los piensa, el pensador o pensadores, representa otra entidad diferente. Y curiosamente, ambos se distinguen del fondo real circundante, este tiene otra urdimbre desde los orígenes a sus evoluciones posteriores.

Dejó escrito Salvador Távora sobre Andalucía que «la queja o el grito trágico de sus individuos sólo ha servido, por una premeditada canalización, para divertir a los responsables». No sé si mi interpretación es acertada, pero desde que vi por primera vez su obra maestra, Quejío, en el teatro universitario de Málaga creo que muy poco después de su estreno en 1972, el término adquirió para mí un sentido diferente al que antes tenía.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto