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Monólogo de las palabras y las palabrejas

Me he encontrado en mi vida varias palabras engañosas y cambios en sus usos muy extraños
Esther Videgain
sábado, 24 de diciembre de 2016, 12:40 h (CET)
El diccionario ese manuscrito de modales, cultura y culturilla barata... Encierran muchas palabras y definiciones, no tiene pérdida, buscas una letra por ejemplo la "r", buscas una palabra y lees la definición.

¿He dicho la definición? Te encuentras varias y además sus acepciones...

"¿Qué master tengo que estudiar para usar el diccionario?" - preguntó aquél.

Después está la ortografía y la guerra de las palabras, hoy casi erradicada.

"¿Tenemos que ser todos paletos para quedar bien en la Unión Europea?" - preguntó el otro.

Otro señor que pasaba por ahí lo miró y le contestó: "Es sólo el leísmo y el laísmo. Nadie se dará cuenta de que tenemos poca lectura".

Y tan poca. Nos han estado tomando el pelo con la ortografía engañosa. Y...

¿Quién da esas patadas en el diccionario o lo toca de arriba abajo para dar el pego y falsa cultura? Esa culturilla barata...

Me he encontrado en mi vida varias palabras engañosas y cambios en sus usos muy extraños.

Mientras una mujer tiene cada veintiocho días su menstruación, dos palabras luchan y luchan su puesto en la sociedad.

"La regla" y "el periodo". Cuando alguien dice "el periodo" su madre le pega un guantazo y le sientan en la mesa del fondo donde nadie le puede ver ni oír. Sin embargo cuando alguien dice "la regla" y...

"Pase usted y tómese sus tres tacitas de caviar".

¿Quién da esas patadas en el diccionario o lo toca de arriba abajo para dar el pego y falsa cultura? Ese juego y guerra extraña del vocabulario español que no castellano para no entrar en la lucha de quien se siente pura España y de aquél que, simplemente, vive en España según los primeros atacantes.

De pequeños, hubo una extraña lucha entre "Méjico" y "México", había mucha gente que no lo escribía con la "x", como antaño. Hubo un juicio de valores de falsa cultura. Ambas se presentaron ante el tribunal para su defensa:

"Yo, soy la X. Una de las últimas letras del abecedario. Me pronuncio igual que la J en muchas palabras y yo he estado durante siglos adornando México con mi gran cultura".

"Pues yo soy la J y siempre estoy en España bailando con mi Jota, Jota, Jota..."

La X se ríe de la "Jota" y se vuelve a defender ante el Ministro de Cultura, que muy serio la mira:

"Conmigo dentro de esa palabra quedaremos muy bien con México. Sin mí se romperán las dos culturas y los lazos políticos entre los países".

Volvió a entrar la "Jota" y desde su tribuna de defensa alegó medio bailando:

"Yo soy la Jota, Jota, Jota y además el Jamón serrano ibérico español... Jota, Jota, Jota".

Después de mucha lucha de clases de sociedad ganó el juicio de valores de falsa cultura nuestra querida "Jota, Jota, Jota". Se vistió la palabra "Méjico" de baile jondo y de pata negra.

Para rematar la he liado parda, perdón gorda. Y...

¿Quién da esas patadas en el diccionario o lo toca de arriba abajo para dar el pego y falsa cultura? Esa culturilla tan barata para que parda sea más maleducada que gorda.

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