Dos han sido las reuniones que esta pasada semana han tenido lugar con el objetivo primordial de salvar el régimen impuesto mediante la Constitución de 1978. La primera, suficientemente conocida y aireada, la provocada por la Fundación Everis, capitaneada por Eduardo Serra, imposible más sistema. Su consecuencia, una foto de Rodríguez Zapatero con un grupo de empresarios que no representan más que al 15% del PIB y que, seamos sinceros, son parte del problema. Del corrupto y nada democrático sistema. ¿Quién condona las deudas de los partidos políticos? Ningún empresario digno de tal nombre acudiría a servir de alfombrilla a un presidente que ha criminalizado como pocos, repasen los libros de texto que gente como Gabilondo impone en las escuelas, a los emprendedores. Y lo ha hecho por tierra, mar y aire. O sea, que lo de la foto, digan lo que digan los medios del NO-DO, ha sido una tomadura de pelo, una más, al pueblo español.
La segunda reunión, mucho menos relevante, tuvo lugar el pasado sábado en el histórico Ateneo de Madrid. Convocados por una asociación que cuenta con unas pocas decenas de miembros y en cuya directiva figuran personas muy cercanas al PP cuando no directamente cargos del mismo, se reunieron asociaciones, grupos de Facebook, partidos políticos y despistados varios. Alguien llevaba años soñando e incluso aireando historias que tenían como protagonista a políticos actuales con mando en plaza o parlamento, cuyos nombres se han utilizado en reuniones, conversaciones y apaños. Como el de todo aquél que fuera útil en un momento dado. Había llegado el gran día.
La convocatoria
La convocatoria, realizada en los primeros días de noviembre y denominada porque está de moda “Tea Party”, fue recogida por agencias, vinculando en nota de prensa los organizadores al partido del catalán Albert Rivera con el asunto. Desde Ciudadanos no tardaron en desmentir en su página web, con expresa cita del acto, su participación en el mismo. “Hemos exigido un desmentido al Club Liberal Español y dicen que lo van a hacer”, afirmaban. Sin embargo, la misma mañana del sábado 27 de noviembre la prensa volvía a vincular a la formación naranja con la reunión. Gran enfado en Barcelona. El Club Liberal sólo había desmentido algo así como que a su Tea Party no le gusta el té. Quien lo entienda, lo compre. Empezaba bien embrollada la cosa, como ven. Pese a todo, medios de comunicación como Telemadrid u Onda Madrid dieron inmediata cuenta y/ó cobertura del acto. Y seguirán dándola.
Los organizadores
Nada más llegar a la calle Prado 21, en la puerta de la sede del Ateneo, Margarita Rabassa, Secretaria del Club Liberal y por lo que parece portavoz de la plataforma, se encargaba de recibir a los asistentes. En una sala pequeña con capacidad para 90 personas sita en la cuarta planta del edificio, Bernardo Rabassa, Presidente del Club Liberal, saludaba a los recién llegados. Unas 120 personas. La mesa “presidencial” del acto (la organización o fue pésima o sencillamente no existió) estuvo compuesta por cuatro personas: Pedro López Arribas, miembro del Club Liberal Español, en representación del Ateneo. Un simpático Jesús García Barcala, en su día militante del PP, posteriormente de UPyD y organizador junto a otros del Congreso alternativo al que los populares de Rajoy celebraron en Valencia, era el encargado de moderar el evento.
Bernardo Rabassa, presidente del Club Liberal Español y promotor del acto, “factótum de esta reunión”, como lo describieron los anteriormente mencionados, se sentaba junto a él. No entiendo nada. Pocos días antes desde su asociación se emitía una nota en la que se afirmaba que “los socios que deseen acudir, lo harán a nivel particular hasta que el presidente traslade los objetivos fijados en la reunión del sábado para su posterior estudio de adhesión al movimiento.” ¿Bronca interna? Y entonces, ¿qué hace la secretaria del Club Liberal ejerciendo como portavoz en los medios? ¿Qué hace el Presidente presidiendo la reunión? ¿En calidad de qué?
Finalmente estaba sentado en la mesa Juan Vicente Santacreu, webmaster y personaje conocido por denunciar de la mano de la Asociación Nacional para la Libertad Lingüística la situación de su hija. Santacreu, que se había hecho unos bolos por los medios en la víspera anunciando que de la reunión saldría “un plan de guerra” que debía pasar por defender “la unidad de España, la libertad y la educación libre” ofreció allí mismo sus servicios 2.0 y desmintió, me dejó boquiabierta, que su conglomerado Masby, que se define como “Tea Party español”, tuviera relación con el Partido Popular. ¿Alguien había pensado lo contrario? ¿A qué vino ese desmentido? ¿Campanas y no sabe dónde?
Las preguntas, si hubiera habido turno para la prensa, quizás hubiera sido otras y dirigidas a otros participantes. Por ejemplo, si se está en trámites de constituir una Fundación por eso de pedir subvenciones y que sean, una vez más, los sufridos contribuyentes quienes paguen la fiesta. Pero no hubo ocasión.
Los presentes
Una de las cosas que a mí más me sorprendió fue la presencia en un acto, dizque de sociedad civil, de la clase política. De partidos políticos. Desde el Partido de Mayores y Autónomos, pasando por escisiones de UpyD como UNES o Movimiento Democrático, el interesante aunque citara como ejemplo a la FDP alemana que quiere prohibir hasta los “Kinder Sorpresa” y que se ha echado en brazos del fracasado multiculturalismo, P-Lib de Juan Pina, que integra en su seno a liberales varios. También asistió una corriente interna del PP, “Democracia y Libertad en el PP”, formada, según dijo su portavoz, por militantes del Partido Popular. Y no los han expedientado, toma nota Gorriarán. No sé, ya les digo que no hubo ni tiempo ni espacio para corrillos, si finalmente estuvo presente España 2000, pese a que el viernes anterior su departamento de prensa me había confirmado la asistencia oficial del señor Rafael Ripoll al acto.
Además, acudieron, pequeñas asociaciones como “Hay que echar a ZP como sea” o movimientos cívicos en decadencia como la Convivencia Cívica Catalana de Paco Caja. Y, lo dicho, grupos de Facebook de reciente creación “con 170 amigos”. ¿Ganas de inflar el asunto? La anécdota de la jornada la puso la Plataforma de las Clases Medias del periodista Enrique de Diego, cuando, por boca de su delegada en Madrid, Carmen Klecker, se salió para sorpresa y horror de parte de la concurrencia del guión preestablecido y arremetió públicamente contra la convocatoria. Los chicos de Nuevas Generaciones del PP, sentados en las filas de la izquierda, no salían de su asombro.
Quienes sí brillaban por su ausencia, y por eso en mi opinión la cosa no tendrá más recorrido que el del día 27 y como mucho una paella, un par de entrevistas en medios amigos muy amigos y un álbum de fotos, los grandes movimientos cívicos. Los líderes de la sociedad civil. Esos que ya han demostrado sobradamente ser capaces de levantar del sillón, de sacar a la calle, a decenas, a cientos de miles de personas o recoger decenas de miles de firmas. Los que no se limitan a impactos mediáticos.
La sacralización de la Transición
Terminado el acto, o casi, porque confieso que no fui capaz de resistirlo entero, un par de asistentes llegados de Alicante, me hicieron partícipe, casi involuntariamente, de su “desilusión” porque “no se había llegado a conclusión alguna”. Algunos estaban encantados porque, decían, se habían cumplido sus objetivos. Otros mostraban su “frustración” porque “aquí no ha habido política”. Efectivamente. Fue una reunión “organizativa”. La política ni estuvo ni se la esperaba. O quizá las conclusiones ya estaban elaboradas de antemano.
El mensaje de la convocatoria, seguido por la mayoría de los presentes con excepciones como en parte la de Aranjuez 1812 o en todo la de Red Democrática, venía a ser casi siempre el mismo. Un compendio de tópicos y un análisis superficial de la situación. El tan manido cambiar a unas personas por otras. Nada acerca del fracaso estrepitoso del régimen de 1978. Condena por parte de muchos de los presentes de un bipartidismo que no tiene por qué ser nocivo. Ni beneficioso. Y venga matraca con la “separación” de poderes, imposible de alcanzar en un sistema parlamentario.
“Reformemos” la Constitución –suicidada mediante el Estatuto catalán- cuando los males radican precisamente en ese texto, que niega la democracia. “Menos coches oficiales y bajar el sueldo a los políticos”, pero ni una sola crítica de fondo al Estado. Quizá es que, debido a la chapuza organizativa, no hubo tiempo para profundizar. A lo mejor es que no se sabe. O no interesa, que quién dice que detrás de esto no esté una parte del propio sistema. Yo lo sospecho.
Desde el Club Liberal su presidente aseguraba estar reeditando la Platajunta de 1976. Qué tedio. Su espíritu, lo que luego daría origen a la por la casta sacralizada Transición y a la negación de la libertad política: una carta otorgada hecha de espaldas al pueblo al grito de “todo para el pueblo pero sin el pueblo”. El parlamentarismo, incompatible con la democracia. La tiranía del consenso. El origen de la corrupción.
Se pretende reformar el sistema, que se denuncia corrupto (“Viva España y muerte a la corrupción” gritó D. Bernardo Rabassa al término de su alocución), desde el propio sistema corrupto. Un pan como unas tortas, que dicen en mi pueblo.
¿Conclusiones? Que hay que llegar a conclusiones. Y una coordinadora virtual llamada “Coordinadora Ciudadana”. Ustedes sabrán si se apuntan. Yo, que para eso estamos, se lo cuento.
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