‘La hora del recreo’, la obra de la que les quiero hablar hoy, mis improbables, no es un libro cualquiera. ‘La hora del recreo’, editado por Lumberg, es una iniciativa de la Fundación Telefónica que, a través del Programa ProNiño, puesto en marcha en el año 1998, pretende erradicar el trabajo infantil en trece países latinoamericanos en los que catorce millones de niños se ven obligados a trabajar cada día para subsistir: si no trabajan, no comen. Así de claro y sencillo, así de crudo.
‘La hora del recreo’ conjuga imágenes y textos mediante los cuales intenta un acercamiento a la triste realidad social que padecen muchos niños de los países latinoamericanos. Una realidad cruel, inhóspita, dura, que es necesario revertir porque, además de no asistir a la escuela, estos niños se emplean en lo que pueden. Sus lugares de trabajo, en la mayoría de los casos, son escombreras, vertederos, canteras o minas, lugares insalubres para cualquier ser humano. Y especialmente para ellos,
Marta Rivera de la Cruz, Carlos Spottorno, Almudena Bermejo y Fernando Marías han participado, entre otros muchos escritores y fotógrafos, en este libro
| ‘La hora del recreo’ goza de una encuadernación espléndida y de una bella presentación. Es un libro de lujo a un precio nada elevado: veinte euros, íntegramente dedicados a estos niños. Para su realización, Fundación Telefónica ha contado con la participación de diversos escritores y fotógrafos, todos de primer nivel. Entre los primeros, firman los textos Javier Reverte, Rosa Regás, Soledad Puértolas, Vicente Molina Foix, Espido Freire, Angeles Caso, Marta Rivera de la Cruz, Ricardo Menéndez Salmón, Lola Beccaria, Care Santos, Santiago Roncagliolo, Fernando Iwasaki, Alonso Cueto, Luisgé Martín, Héctor Abad y Gustavo Martín Garzo. Todos ellos han trabajado a partir de imágenes que se les entregaron en su momento. Con sus particulares concepciones literarias, han sido capaces de contar la vida de unos cuantos muchachos a través de una mirada diferente, real, comprometida, solidaria, sensible y, sin duda, respetuosa. Sus textos nos transportan a tiempos y espacios que suenan lejanos y que permiten descubrir un mundo al que no estamos acostumbrados o del que nos hemos olvidado.
La parte gráfica ha corrido a cargo de los fotógrafos Walter Astrada, Lurdes R. Basolí, Renzo Giraldo, Carlos Spottorno y Álvaro Ybarra Zavala. Estos magníficos retratistas, con sus secuencias en color o blanco y negro, han conseguido transmitir al lector la verdadera imagen de estos niños. Cada instantánea, en sí misma, conforma un vida, una mirada, un universo. Si algo llama poderosamente la atención de estos rostros es que, aunque pueda parecer mentira, hay en ellos gestos felices, alegres y una sonrisa limpia.Y todo ello en medio de la pobreza en que sumergen sus vidas cada mañana, cada tarde, cada noche. Sin duda, merecen disfrutar del derecho a la educación, al aprendizaje, porque asistir a la escuela les hace felices, les invita a tener sueños y a luchar por ellos.
Con motivo de la Fira del Llibre, hace unos días se dejaron caer por Valencia tres de los escritores que han intervenido en el libro, Fernando Marías, coordinador literario de ‘La hora del recreo’, Marta Rivera de la Cruz y Fernando Iwasaki, así como uno de los fotógrafos, Carlos Spottorno, coordinador del apartado visual del libro, acompañados por Almudena Bermejo, de Fundación Telefónica, y Lola Escudero de la Editorial Lumberg, para explicar la génesis de la obra. A esta cita fuimos convocados por Anika Lillo, organizadora del acto, un grupo de periodistas y blogueros valencianos.
En primer lugar, intervino Fernando Marías para explicar que “la idea era llegar al lector no a través de los datos numéricos, tan habitualmente esgrimidos en estos casos, sino por el sendero de la emoción que sólo pueden transmitir las imágenes y las palabras. Las instantáneas tomadas a cada niño por Carlos Spottorno y los demás fotógrafos fueron distribuidas a los escritores convocados, para que concibieran los textos que iban a escribir como pies de foto de auténtico lujo”.
Almudena Bermejo, de Fundación Telefónica, expuso a continuación que “el objetivo del Programa ProNiño es sensibilizar al público español de que en el mundo hay más de doscientos millones de niños trabajando, de los cuales catorce millones viven en Sudamérica. La idea consistía en transmitir esa sensibilidad al lector y pensamos que la mejor manera de hacerlo era a través de escritores y fotógrafos. Hasta el día de la fecha, el Programa ProNiño beneficia a más de doscientos quince mil niños con sus becas, canalizadas gracias a la ayuda de ciento ocho oenegés latinoamericanas”
Carlos Spottorno, por su parte, manifestó que “los fotógrafos actuamos por estrictos impulsos personales que nos llevan a contar estas realidades. Los medios de comunicación han objetado ya que los temas sociales no van con ellos y que su única preocupación es distraer a sus lectores y no amargarles cada domingo. Afortunadamente, ahora resulta que las grandes empresas, como Fundación Telefónica, están rellenando esos huecos y haciéndose eco de estas historias”. Por último, el fotógrafo húngaro señaló que “trabajar en un libro como este, con todo tipo de medios a nuestro alcance, ha sido un auténtico privilegio”.
El peruano afincado en España, Fernando Iwasaki, dijo que “miro España con los ojos de un sudamericano y miro a América con ojos españoles, tras los muchos años que llevo residiendo acá.’La hora del recreo’ conjuga imágenes hermosas con la cruda realidad de muchas familias sudamericanas. Si no anduviera la Fundación Telefónica por medio, éste sería un libro obsceno, en el que un grupo de escritores han fabulado a costa de la triste realidad de otros seres humanos. Afortunadamente, el resultado es bien distinto y ‘La hora del recreo’ nos interpela y nos obliga a tener conciencia crítica. Desde ese punto de vista, me ha resultado muy estimulante participar en el proyecto”.
Cerró los parlamentos, Marta Rivera de la Cruz quien señaló que “las grandes cifras acaban por ocultar las historias particulares, pero este libro permite conocer estas realidades individuales. Creo que es bueno que, aunque sea un solo segundo, nos dediquemos a pensar en la situación que viven todos estos niños que tienen que trabajar mientras estudian. La portada de ‘La hora del recreo’ me parece especialmente esclarecedora, porque esos niños también tienen su tiempo de esparcimiento, su tiempo de recreo y en la imagen los vemos jugar en la playa. Vivimos tiempos de crisis, tiempos en los que las multinacionales se nos hacen especialmente antipáticas, pero lo bien cierto es que, si no existieran, estas ayudas no podrían nunca llegar a quienes tanto las necesitan”.
Como decía al principio, ‘La hora del recreo’no es un libro cualquiera. Es un libro distinto. Un libro oportuno, imprescindible y solidario. Ahora, es su turno, mis improbables lectores. Y recuerden que son sólo 20 euros, como se decía antes "del ala".
|