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Reforma educativa en el programa del PP

“La izquierda siempre ha considerado que la Educación, como la Cultura, son predios exclusivos suyos”
Almudena Negro
viernes, 4 de noviembre de 2011, 07:38 h (CET)
Asegura Alfredo Pérez Rubalcaba, 5 millones de parados y miles de mentes destruidas por mor de su nefasta LOGSE, que lo peor del programa electoral hecho público por Mariano Rajoy es lo que no se cuenta. Del suyo, qué morro, apenas dice nada. Sin embargo, el programa electoral del PP que se acaba de conocer, y que pretende ser un contrato con la ciudadanía según afirman los de Génova, ofrece pinceladas bastante concretas de los planes que tiene el centro-derecha para intentar sacar a España de la crisis.

Sorprende mucho el silencio socialista ante el anuncio de reforma educativa anunciado por los populares. Seguro que no se quedarán callados. Y es que la izquierda siempre ha considerado que la Educación, como la Cultura, cuyo fin no es el fomentar el espíritu crítico (enseñar a pensar) sino imponer qué hay que pensar, son predios exclusivos suyos. Desaparecida la ceja (y Rajoy amenaza con dar por finiquitado el sistema de subvenciones), restaban los docentes y periodistas, a los que con razón el periodista Enrique de Diego en su día definiera junto con los autoproclamados artistas como “nuevos clérigos”. Al fin y al cabo los socialistas tienen desde hace semanas a los profesores más adoctrinados y adoctrinadores (esos que no salieron a la calle cuando se ahondó en el desastre educativo que ha hundido la enseñanza pública en España y la ha dejado en niveles tercermundistas) vestidos con camisetas verdes, haciendo huelgas y manifestaciones.

Pues bien, el Partido Popular mantendrá la educación, que no escolarización como me reconvendría inmediatamente cualquier familia de homeschoolers, obligatoria hasta los 16 años. O sea, que muchachos ya creciditos sin ganas de estudiar podrán seguir entorpeciendo las clases. Craso error. Como lo es elevar a los profesores al nivel de autoridad en lugar de recuperar la jerarquía y medidas correctoras de las de “toda la vida” como la expulsión de clase e incluso del colegio. Todas aquellas cosas que hacían que se respetase al maestro sin necesidad de ponerlo al nivel jurídico de un policía.

Eso sí, desde el PP prometen cambiar completamente la estructura del ciclo de Secundaria y Bachillerato, que serán de tres años cada uno, siendo el primer curso de bachillerato un curso introductorio a la europea. E introducir una especie de examen de reválida al terminar Primaria. Se mencionan de pasada la introducción de varios recorridos educativos, que, sin embargo, no se concretan. La polémica y moralista Educación para la Ciudadanía, en un guiño al electorado tradicional, será sustituida por otra asignatura. El bilingüismo madrileño, buena iniciativa, se extenderá a todo el país. La reforma, que afectará también a la Formación Profesional, pretende, según anuncian los populares, terminar con la ominosa escuela comprensiva introducida en España por el PSOE en los ochenta. Sin embargo, poco o nada se sabe de los planes de estudios, verdadera madre del cordero para la desactivación de un sistema igualitario que nos ha llevado a la ruina. Nada mencionan de la imprescindible recuperación de las Humanidades (desde la asignatura de Latín que en Alemania los chicos del Gymnasium empiezan a estudiar en 5º de primaria hasta Filosofía). Sí el derecho de los padres a elegir la educación que quieren para sus hijos y el derecho a estudiar en castellano. También hablan de un sistema educativo nacional, lo cual sería de entrada es buena noticia. En resumen, una propuesta que se queda corta. Habrá que esperar a que la concreten después del 20 de noviembre.

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