El Real Madrid tira de oficio ante el Lagun Aro (82-74)

Hubo triunfo del Real Madrid en el Palacio de los Deportes, cumpliéndose así con los pronósticos previos. Pero también hubo sustos, momentos de agonios, porque el Lagun Aro nunca se rindió. Vendió cara su derrota en una cancha inexpugnable y donde Rudy Fernández y Mirotic marcaron el camino hacia una nueva victoria, en un encuentro que el Real Madrid comenzó de forma arrolladora y se desarrolló administrando fuerzas y puntos.

Las crónicas estaban prácticamente escritas a los dos minutos de encuentro; los titulares y entradillas, también. ‘El Real Madrid aplasta al Lagun Aro’ o ‘nueva exhibición de Rudy Fernández’ e incluso ‘otra clase magistral de espectáculo de los hombres de Pablo Laso’. Cualquiera otro hubiera sigo acertado. El arranque de los blancos fue sencillamente estratosférico, tanto en juego como en puntos. Las transiciones rápidas, asistencias milimétricas, canastas de cualquier punto de la pista, defensas férreas, gobierno abrumador en el rebote… todo y mucho más hasta conseguir una renta de 9-0.

Cambio de panorama

Todo parecía sellado. No sólo era cuestión de puntos, sino de imagen. El Real Madrid, aparte de estar brillante, tenía una actitud ganadora, muy centrados en el encuentro; los guipuzcoanos, todo lo contrario, incapaces de controlar las numerosas grietas de agua de su barco. Las distancias, lógicamente, aumentaron hasta un 17-6 y un 25-12 al término del primer cuarto. Trece puntos por encima en el marcador, máxima diferencia, y Rudy Fernández como máximo anotador con 7 puntos. Y a escribir… porque todo parecía escrito a tenor de lo visto.

Pero esto es deporte, donde nada está sellado hasta el final. Y por eso hay emociones, cambios de ánimo en uno y otro equipo y remontadas exprés como la protagonizada por el cuadro donostiarra. En apenas 3 minutos del segundo cuarto, empataron el encuentro (27-27) e incluso se pusieron arriba por primera vez en toda la mañana, fría y lluviosa en Madrid (27-29). ¿El motivo? Sito Alonso despertó a los suyos y tanto Panko como Baron empezaron a carburar en la anotación; y el Real Madrid o se vio tan superior que se relajó o le pasó factura el esfuerzo del realizado ante el Efes Pilsen.

El caso es que el encuentro se niveló, tanto que Laso tuvo que tomar cartas en el asunto, diciendo algo así que se volviese a apretar el acelerador. Y se hizo poco antes del descanso con un demarraje típico de un escalador de ciclismo. Un par de acciones defensivas y otras ofensivas y 10 puntos de ventaja al descanso.

Haciendo la goma

La segunda parte comenzó con los mismos síntomas: el Real Madrid sin encontrar la tecla para cerrar el partido definitivamente y el Lagun Aro sin ver recompensado su esfuerzo, pues se acercaba en el marcador con la misma facilidad que se distanciaba. Y eso que Salgado daba otro aire en la dirección y Adekele imponía bajo los aros, donde, por cierto, destacó Ibaka, con más tino que anteriores citas. Y así fue trascurriendo toda la segunda mitad, y sin que los árbitros adquieran tanto protagonismo como en el segundo cuarto, donde pitaron varias e incomprensibles faltas en contra del Madrid, el cual se descentró. Y echó en falta a Carroll (2 puntos)

Tanto es así, que el Lagun Aro, en su último intento de no morir en la orilla después de tanto nadar, se sitúo a 4 puntos (68-62). Quedaba un suspiro del último cuarto. Fue entonces cuando dos canastas de Mirotic y otras más de Rudy sí hicieron comprender a los guipuzcoanos que esta victoria se quedaba en el casillero del Real Madrid, quienes seguirán al frente de la clasificación después de un encuentro arrancado en modo turbo y desarrollado a medio gas.