Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Artículo opinión

O sea, más

El nuevo presidente español, Rajoy, apuntala los principios de la segunda fase del derribo del Estado del Bienestar
Ángel Ruiz Cediel
martes, 20 de diciembre de 2011, 09:55 h (CET)

A tenor de lo expresado por Rajoy en su discurso de investidura como nuevo presidente de España, ya se han sentado las bases para el regreso de la sociedad al arroyo de la carestía y la miseria propia del XIX, si bien invocando el postulante los manidos porvenires patrióticos de siempre futuros esplendores (que ignorarán a los ciudadanos, como siempre) y las doradas parábolas del buenismo neocón, que no consisten sino en que los intencionadamente castigados de las épocas de bonanza pasada, los que menos tienen, sean quienes arrimen el hombro para reponer los dineros que los grandes especuladores financieros y los políticos corruptos, al alimón, se llevaron por toda la cara mientras la sociedad de los humildes languidecía en el mechinal los contratos basura y los salarios tercermundistas, y los que vivían de un salario eran arrojados por millones a la desolación del desempleo, en beneficio de vivos, muy vivos, vivales y toda índole de sinvergüenzas.

O sea, más. El PSOE y sus sindicatos, el brazo izquierdo de la bestia, allanaron el terreno de esta debacle artificiosa, y el brazo derecho del monstruo, el PP, va a arar el ejido de la miseria en beneficio de los que han aplaudido con efusivo fervor sus planes, que son los neocón, las multinacionales, los bancos y todos aquellos que van a sacar mucha y enjundiosa leche de esta alcuza. Trilaterales y Bielderberges se frotan las manos con inusitado frenesí, haciendo ya cálculos de los enormes beneficios que creen van a acumular con unas medidas que golpean bajo la línea de flotación a las clases sociales más humildes y que endiosan a los todopoderosos especuladores, amos y señores del cotarro que se han montado. Las empresas van a pagar muchos menos sueldos y mucho más bajos porque van a emplear a menos gente debido a la ampliación de las jornadas, van a tener muchas más exenciones y gozar de incontables beneficios tributarios, entretanto los empleados van a tener que trabajar más horas, tener menos días libres, cobrarán salarios más humillantes todavía, no tendrán a nadie que los represente y gozarán como enanos de una jubilación de hambre allá para cuando a los sesenta y siete se les haya consumido el cuerpo por el esfuerzo y el alma por la rabia. Una gloria, en fin, en la que los únicos beneficiados serán los que ya están jubilados, una casi decena de millones de almas, de la cual más de la mitad son jubilatas de superlujo, si es que no jovenzuelos puestos en la renta vitalicia por virtud de las trampas que tan habituales han sido en el saneamiento a costa del Erario de las empresas públicas y privadas con mucho truqui y directivos corruptos y desalmados. Vamos, que los jubilados con rostro de hormigón van a verse compensados nuevamente con la actualización de sus salarios de lujo, entretanto los jubilados de mucha hambre, que son la mayoría, van a seguir sine die con su incólume carpanta.

La cosa, pues, sigue su orden lógico, aunque gracias a estas maniobras orquestadas tan convenientemente, cosa rara en esta añeja piel de todo de tanta improvisación y chapuza, no parece que vaya a ser necesaria un golpe de mano como el dado por Trilaterales y Bielderberges en Italia o Grecia, ciscándose en la democracia a plena luz del día. Se han hecho bien las cosas –plas, plas, plas (aplauso)-, y ha sido la masa, por hastío del partido precedente en el gobierno, la que ha impuesto por absoluta mayoría a los neocón y sus delirios globalistas, divisores de la especie humana en castas, aunque sólo dos: brahmanes y parias. Eso sí, con el apoyo cerrado de sus socios, los precedentes en el gobierno. Quien tenga ojos para ver, que vea, y el que no, al oculista.

Medidas, medidas y más medidas propuestas por el candidato de esta amarga comedieta que son nada más que más de lo mismo: los que tienen poco, palo y herrén; y los que tienen mucho, premio y millones. Y todos como unas pascuas, claro, especialmente los jubilosos voceros a sueldo del sistema. Miniempleos con microsalarios para algunos jóvenes –pocos-, con los que llenar un expediente escaparatero, y, tal vez, alguna medida de urgencia contra el desempleo en plan “coyuntural” –como con Felipe González- de contratos-asco o subempleos-insulto para esos millones de parados con más de cuarenta o cincuenta años a quienes sólo les espera un porvenir de miseria y mendicidad. En lo demás, más para los ricos, más garantías para los especuladores, más dependencia de los lobbies financieros internacionales y más sometimiento de nuestros intereses a los intereses espurios extranjeros. Nunca ser español tuvo tantos inconvenientes, ¡y mira que hemos sido históricamente poco queridos por nuestros gobernantes, salvo para dar sangre en sus guerras!

Pero es lo que hay. No quedan más recursos en la saca, porque a eso vinieron. Naturalmente, que la ciudadanía se vaya despidiendo de los servicios que todavía son públicos, que verán cómo poco a poco los van a ir haciendo privados, tales como la Educación, la Sanidad y hasta la libre circulación, porque me juego un euro a que unos añitos –si aguanta el tenderete en pie- hasta las carreteras van a ser de pago, como de pago es ya el agua que antes llovía para todos o la energía que se obtiene con los bienes que antes eran de todos. El propósito último es devolver a la sociedad al feudalismo en que la plebe era un bien heredable (como los borregos), y en ello están con cuerpo y alma. Que alguien de la plebe con chicuelos de ocho o diez años crea que sus hijos van a poder estudiar una carrera, es algo que en breve será un asunto psiquiátrico. Por ejemplo. Y así con todo.

Palabra que no quería volver a escribir sobre la tediosa política después del agotamiento que me produjeron los advenedizos del PSOE; pero es que, ¡caramba!, éstos les hacen hablar hasta a los mudos, y demasiados corifeos tienen ya los partidarios de encarcelar a los ciudadanos en la miseria –casi todos los comentaristas políticos y cronistas sociales de los grandes medios- como para que no haya una voz discordante que cante las cuarenta, siquiera sea tan insignificante como la mía, que no soy sino un poco o nada conocido novelista, cosa esta última nada extraña pensando como pienso y escribiendo lo que escribo, como nada extraño es que, a pesar de mi nadería, mi página web sea atacada por inaprensibles hackers cada dos por tres. Incluso a los que no somos nadie, si largamos lo que no debemos, bien se ve que debemos ser silenciados. Aquí, todo el mundo a marcar el paso, ¡ar!, y chitón que te la arman con lo que sea.

Medidas, las del nuevo equipo de gobierno –o lo que sea- que, sin embargo, no creo que aguanten mucho. ¡Pues bueno está el mundo como para hacer planes! Demasiados angurrientos tiran de la manta mundial en todas las esquinas de la Tierra como para que no se desgarre en cualquier momento y salgamos todos como tres por cuatro calles. El futuro que viene, en vista de que no importa que se cambie de gobierno porque todo sigue siendo más y más de lo mismo, es algo más que lamentable. Soñar no cuesta nada, por supuesto, pero es un orden que no pertenece ni a la Tierra ni al Cielo, y éstos suelen disolverse al ritmo que uno despierta y pisa el suelo de la cruda realidad. En unos mesecitos, incluso los devotos adeptos, si quieren me cuentan. Verán qué risa.

Puedes conocer toda la obra de Ángel Ruiz Cediel: Un autor que no escribe para todos (Sólo para los muy entendidos

Noticias relacionadas

La subida de los precios de la vivienda sigue disparada. Un estudio de la Unión Europea (UE) ha calculado que se necesitarían -dedicando el 40% de los ingresos- de 25 a 35 años para adquirir una vivienda mediana. Respecto al alquiler, el mismo estudio calcula que, dedicando un 40% de los ingresos solo sería posible alquilar un inmueble de entre 30 y 50 metros cuadrados.

Permítanme, apreciados lectores, hacer un repaso de Europa desde los inicios del pasado siglo XX después de observar en lo que se ha convertido esta maligna Unión Europea que nos gobierna a todos. A principios del siglo XX los mapas de Europa no se parecían a los de hoy, ya que destacaban cuatro imperios: el alemán, el austro-húngaro, el ruso y el otomano.

Como historiador, mucho me alienta hacerlo con alta responsabilidad; no solo indicando el dato, sino por contribuir a elevar el nivel de conciencia histórica en búsqueda de crear ciudadanía, y así lograr cambios y mejores valores acordes a los legados valiosos de las actividades y actitudes por los personajes que con sus glorias han hecho historia.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto