Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Desde la crítica

Sueños rotos

La pregunta sin respuesta al reciente presidente ha marcado los ecos internacionales de la noticia
Abel Ros
viernes, 23 de diciembre de 2011, 10:19 h (CET)

Las leyes de la probabilidad han indultado la pena de la intranquilidad a millones de presos enclaustrados en los barrotes de la necesidad. En los patios de la libertad se huele el aroma del tener y la abstracción personalísima de nuestro ser. Desde fuera de la cifra, observamos al pobre que nos acompañó en la cárcel circunstancial de nuestro sino. Desde la tribuna del dinero distorsionamos el esfuerzo en el cuello azul de los de abajo. La deshumanización del dinero, en palabras de Marx, viste de largo la sombra de nuestra alegría. Las emociones de la mañana han cambiado los valores humildes de la noche pasada. Las circunstancias de Ortega y Gasset han inventado al nuevo hombre de hoy.

La euforia civil del número  ha eclipsado el llanto feliz de Don Mariano. El cava de la alegría ha enturbiado la lotería de Santamaría en las fronteras del otoño. El nuevo gobierno de Rajoy ha compartido la tribuna de la noticia ante el sofá de cinco millones de parados inmersos en las oscuras paredes de la consolación. Los sueños rotos del décimo desgraciado,  han quedado al amparo de la retórica política del momento y al hastío crónico de los mercados. El telediario de contrastes entre los sueños reales de los recientes y las migajas de la ilusión en las palabras de la cartera,  ha dibujado la silueta de los blancos y negros en los trazos desiguales de la riqueza.

El anuncio fugaz de los ministros con el desplante periodístico del momento ha sembrado la semilla del probable estilo maquiavélico de Rajoy, en su diálogo obligado con los medios. La  pregunta sin respuesta al reciente presidente ha marcado los ecos internacionales de la noticia. Los consejos de Churchill no han agrietado el escudo infranqueable de don Mariano. El silencio ha marcado la barrera de la improvisación. El guión del actor no ha sido arrugado por la pregunta inoportuna del espectador. Hoy más que ayer, hemos roto las finas líneas que separan la política del cuarto poder. Las zancadillas al derecho de información invitan a la crítica a suplicar una solución inmediata, si no queremos caer en la sumisión civil de los regímenes autocráticos de ayer.

Los rayos que marcan las sombras de la Moncloa vislumbran los trazos difusos del nuevo poder. Las nuevas cortinas de Elvira lucen el estampado de millones de rosas rojas bajo el cielo azul de las gaviotas. Las alfombras de los Zapatero aún esconden bajo su talante terciopelo el castigo popular de los desencantados. Por las noches se oyen los ruidos intermitentes de la carcoma en los muebles antiguos de las derrotas. El aroma a café de la mañana nos despoja de las riquezas acariciadas en la dulce soñar de madrugada. El sabor amargo del recuelo ha sido la salud consorte de los desafortunados en la alegría incondicional de los afortunados.

Noticias relacionadas

La humanidad se siente muy ufana porque ha engrosado su capacidad de conocimiento basándose en la inteligencia artificial. Cualquier iletrado puede “redactar” un artículo copiando simplemente lo que el dichoso “chatgpt” le dicta. Los estudiantes encargan parte de sus deberes a su ordenador y los “expertos” en el copia y pega presumen de sus “conocimientos”. Todo el mundo sabe de todo. El apagón de ayer nos ha puesto en nuestro sitio. 

El Covid, la Filomena, la Dana, la luz. ¿Cuántos desastres más tenemos que padecer para despertar de este letargo en el que nos tienen sometidos? Los tres primeros fueron causas externas al gobierno, pero no así el último. En todas ellas hubo apagones informativos, se hicieron tarde y deficientes o mal, sobre todo cuando no tienen a quién culpar para ocultar su falta de preparación para desempeñar la presidencia de un país.

Cuando el ganador de las últimas presidenciales estaba en la cumbre de su popularidad, los seguidores del amo de Perú Libre coreaban la consigna "Castillo y Cerrón, un solo corazón". Con ese lema querían montarse en su prestigio y cubrir como el profesor chotano les choteaba.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto