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Es la era de los supercomités de acción política

El bombardeo de anuncios plasma la cuestión: Estamos en unas presidenciales sin límite significativo a la donación económica
Ruth Marcus
lunes, 9 de enero de 2012, 08:12 h (CET)
El bombardeo de anuncios plasma la cuestión: Estamos en unas presidenciales sin límite significativo a la donación económica ni oportuna obligación de facilitar la relación de donantes, deslocalizada la cuestión en favor de comités de acción política cuyo gasto deja pequeño con frecuencia al de los candidatos a los que se apoya.

Los benignos e intencionadamente desinformativos nombres de los comités de acción política PACs defraudan a la naturaleza brutal de sus ataques y lo opaco de sus relaciones con los candidatos, a pesar de la obligación de funcionar de forma independiente.

El principal ejemplo, en términos de potencia económica de fuego y ferocidad de los ataques, es el colectivo "Restore Our Future", el supercomité de acción política de apoyo a Mitt Romney que ha desatado un bombardeo de 4 millones de dólares contra Newt Gingrich. (Funcionó. Gingrich denunciaba ser "Romney-teado", una referencia a los ataques vertidos contra John Kerry en los comicios de 2004 apoyándose en su pasado).

El comité está dirigido por Carl Forti, el responsable político de la campaña de Romney en 2008. Su contable es Charles Spies, el asesor general de Romney en 2008. Su responsable de recaudación, Steve Roche, encabezó el equipo económico de Romney 2012 hasta pasarse el pasado verano al supercomité de acción política. Y para subrayar lo endeble de la imagen de supuesta independencia del comité de acción política, Romney en persona ha pronunciado discursos en los actos organizados por "Restore Our Future".

Pero la información actualizada acerca de quién está financiando esta iniciativa no se facilitará hasta finales de enero, momento en el cual 4 estados habrán celebrado comicios y Romney puede tener cerrada la cuestión de la candidatura.

La última vez que "Restore Our Future" facilitó una lista de donantes a la Comisión Electoral Federal fue hace 6 meses, cuando declaró haber recaudado 12 millones de dólares. El comité tendría que actualizar el dato hacia el 15 de enero pero -- al igual que otros muchos supercomités de acción política -- logró aplazar la fecha dos semanas alterando la categoría de la declaración fiscal que presentará de trimestral a mensual.

Por supuesto, "Restore Our Future" no es el único -- tampoco es que los supercomités de acción política sean un fenómeno Republicano. Los partidarios de Rick Perry han constituido el comité de acción política "Make Us Great Again". Newt Gingrich tiene "Winning Our Future".

En New Hampshire, el comité de acción política "Our Destiny" que respalda a Jon Huntsman y que presuntamente está financiado por el rico padre del candidato, tiene un nuevo anuncio que insta a los votantes a "parar los pies al camaleón". (Es Romney). En el bando Demócrata, los ex ayudantes de Obama Bill Burton y Sean Sweeney presentaban "Priorities USA", que ya ha empezado a emitir anuncios anti-Romney.

La aparición de estos grupos erosiona los pilares gemelos de un sistema funcional de financiación de campañas electorales: límites en las donaciones e información puntual relativa a quién firma los talones.

"La aparición de los supercomités de acción política de los candidatos es un vehículo para destruir por completo los límites de donación a los candidatos", dice Fred Wertheimer, secretario del colectivo de reforma de financiación electoral Democracy 21, que va a difundir un informe en la materia. "Es un vehículo que se extenderá al Congreso y nos devolverá a un sistema de soborno totalmente legalizado, porque volvemos a las donaciones sin límite pre-Watergate que van a todo efecto práctico a los candidatos directamente".

Para nota: el supercomité financia el trabajo sucio de la publicidad negativa mientras el candidato queda al margen del enfrentamiento, al no estar obligado a comparecer ante las cámaras para decir públicamente que aprueba tal mensaje.

"Considero los supercomités el mal gemelo del comité de campaña de los candidatos", me dice Ellen Weintraub, miembro de la Comisión Electoral Federal.

La aparición de estas entidades es la descendencia imprevista pero lógica del fallo del caso Citizens United en el Congreso. La polémica en torno a la sentencia implica el gasto independiente privado y limitado pero declarado realizado en nombre de los candidatos, y esto sigue siendo un problema potencial.

Pero como cuestión práctica, la mayoría de las empresas que tienen ofertas públicas se lo piensan dos veces antes de asociarse con un activismo tan directo. El impacto cotidiano del fallo Citizens United, en combinación con los fallos de las instancias judiciales inferiores, consistió más bien en inaugurar la era de los supercomités de acción política.

"Por definición, un gasto independiente es expresión política presentada al electorado de forma no coordinada con el candidato", firma el magistrado Anthony M. Kennedy en su voto particular coincidente con el sentido de la sentencia, restando importancia a la noción de que ese gasto pueda ser corrosivo.

¿Pretendía realmente despejar el terreno al respaldo a un candidato particular por parte de comités independientes -- o comités financiados por el padre del candidato o dirigidos por antiguos ayudantes?

"¿Cómo se come que donar más de 2.500 dólares a un candidato suponga corrupción potencial pero donar millones a un grupo independiente que actúa en nombre del candidato no lo sea?" pregunta Weintraub.

A falta de intervención legislativa (improbable) o de intervención regulatoria (todavía menos probable), el supercomité de acción política es la peligrosa fuerza nueva de la política estadounidense. Lo que suceda en Iowa no va a quedarse en Iowa.

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