| FICHA TÉCNICA | 83- Real Madrid: Sergio Rodríguez (5), Pocius (12), Singler (4), Mirotic (0) y Tomic (8) -quinteto titular- Reyes (18), Carlos Suárez (17), Carroll (0), Begic (9) y Llull (11).
73 – Caja Laboral: Prigioni (8), Sam Emeterio (10), Nemanja Bjelica (7), Teletovic (14) y Milko Bjelica (9) -quinteto inicial- Oleson (18), Golubovic (3), Walsh (0) y Heurtel (4).
Parciales: 24-21, 18-20, 26-19, 16-13.
Árbitros: Martín Bertrán, Bultó y Calatrava.
Incidencias: Décimo séptima jornada correspondiente a la fase regular de la Liga Endesa, disputado en el Palacio de los Deportes (Madrid) ante 8.192 espectadores. |
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Reyes (18 puntos) y Suárez (17
puntos) comandaron el vigésimo sexto triunfo consecutivo del Real Madrid en su
casa, entre encuentros disputados en la Caja Mágica y Palacio de los Deportes.
La última víctima fue el Caja Laboral, incapaz de hacer frente a esa garra,
velocidad y ambición de los hombres de Laso. La victoria refuerza al liderato
del Real Madrid, aunque su sonrisa no es completa debido al percance de Mirotic.
Nadie escondió sus cartas desde
el comienzo: el Real Madrid buscó correr y encontrar anotaciones rápidas, como
de costumbre; el Caja Laboral, como es tradición en los grupos de Ivanovic,
trató de imprimir un ritmo más pausado, con más control del baloncesto. En
estas andaban ambos conjuntos cuando una torcedura de tobillo sacudió los
cimientos de los esquemas de Laso. El damnificado fue el hombre de dulce, es
decir, el balcánico de nacimiento y español de adopción, Nikola Mirotic. El
ovación de comienzo, en agradecimiento a la canasta de Málaga, se transformó en
preocupación. Mirotic ya no volvió a jugar.
Sólo había pasado tres minutos y
el encuentro cogía un camino complicado para el Real Madrid. No lo notó; todo
lo contrario. Fue el momento de ver cómo Pocius y Suárez tenían buen acierto
desde el exterior y Tomic empezaba a ser un dolor de cabeza en los aros. Esto
era así porque el Real Madrid empezaba a ganar la batalla táctica, a imponer
sus piezas sobre el tablero de ajedrez del Palacio de los Deportes. Y porque se
mostraba como un colectivo con más ambición que un Caja Laboral en un cierto
estado de somnolencia. Consecuencia: 20-11 después de casi ocho minutos de
encuentro. Parecía el comienzo del fin de una cita muy prometedora en la previa
a tenor de la clasificación.
Fue un siempre espejismo. El
partido resucitó en cuestión de minutos. El tiempo necesario para que la bronca
de Ivanovic surtiera el efecto deseado. Dos buenas acciones de Teletovic (la
mitad de los puntos del equipo eran suyos), otras dos más de Prigioni (silbado
en su regreso a Madrid) y unos cuantos desaciertos madridistas tanto en defensa
como en ataque consiguieron que el marcador se ajustara al comienzo del segundo
acto: empate a 24 tras un triple de Oleson. La primera acción positiva del
americano fue el prólogo a una exhibición de tiro exterior y magnífica defensa
baskonista que empezaron a ahogar al Real Madrid. A seis para el descanso, el
cuadro de Ivanovic se puso 5 por encima (30-35), como recompensa a su triunfo
táctico. Laso no conseguía dar con la clave para frenar ni a Oleson ni a
Teletovic. Y encima Carroll no estaba en el encuentro. Inusualmente fallón el
americano, fue Suárez quién rescató con sus triples a los blancos antes de irse
a los vestuarios (42-41).
Llull, puro
espectáculo
Si el encuentro apuntaba alto,
durante el tercer acto, el duelo entro en combustión: ataques certeros,
rápidos, defensas agresivas, lucha ante cualquier balón, polémicas arbitrales,
risas y lamentos, como la temprana cuarta falta de Tomic. Hubo de todo. No
faltó nada. Fueron diez auténticos minutos de baloncesto en su máximo
esplendor. Ambos querían ganar como demuestra el continuado intercambio de
canastas con exiguas diferencias de no más de cuatro-cinco puntos en el
marcador. Fueron también momentos para Reyes, un gladiador debajo de los aros y
un anotador de garra; para Teletovic, Suárez y San Emeterio, en la anotación; y
especialmente fue tiempo para ver cómo Llull es un jugador con las mayores
revoluciones: se marcó tres canastas de costa a costa de forma consecutiva para
desesperación de Ivanovic.
Esta explosión del base, y animador
de encuentros, menorquín Sergio Llull permitió al Real Madrid tomar cierto aire
en el marcador en la entrada al terreno más complicado del cuarto final, donde
todo estaba por decidir, a pesar de los 8 de desventaja de los vitorianos:
68-60. Y en esta fase y con estos guarismos, el Real Madrid se convierte en un
lobo hambriento que aniquila, desde hace 20 meses, a rivales que visitan su
morada. Begic, primero, mantuvo las ventajas en los comienzos de cuarto;
después, Reyes (magnífico mate en contragolpe de Singler), cuando el Caja
Laboral se acercaba (74-68) se encargó de borrar de un plumazo cualquier
remontada. El Real Madrid sigue al frente, mete miedo y aleja al Caja Laboral.
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