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La demencia | |||
La situación en España es tan crítica que ya no se puede esperar solución económica, sino acaso ayuda psiquiátrica | |||
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Ateniéndonos a la acepción médica de demencia, ésta "es el deterioro progresivo e irreversible de las facultades mentales que causa graves trastornos de conducta”, o, dicho con otras palabras, nuestra clase política, especialmente la dirigente. Alguno podría creer que se trataba de la hinchada del Estudiantes, pero no, pues hasta el más torpe de éstos –si es que hay alguno, que no lo creo- haría mejor papel que nuestros insignes dirigentes, otrora del pérfido PSOE y agora del pérfido-bis PP, brazos ambos de la bestezuela. De demencia ha de tildarse, forzosamente, que se pasara el PP el tiempo que estuvo en la oposición rasgándose las vestiduras y lloriqueando por las tertulias televisivas contra el PSOE, y que lo primero que haya hecho, además de condecorar a toda aquella nefanda peña con las mayores distinciones del Estado –entre bueyes no hay cornadas-, sea no sólo no derogar ninguna de las leyes por las que tanto pataleó, sino aprobar las que ni los osados sociatas se atrevieron a poner en planta, como la infame Ley Sinde, verbigracia. De demencia ha de tildarse, forzosamente, que llegara el PP al poder con la promesa de bajar impuestos y los haya subido nada tomar posesión del cetro, o que jurase por sus ninios que iba a achicar la Administración y tararí que te ví, o que jurase que va a arreglar la economía del país y ponga al frente de la misma a un personaje que estaba en la nómina de quienes han producido la crisis mundial, en Lehman Brothers, ése que estos días está por ahí en Europa jurando por lo más sagrado que se funde a las clases medias españolas, pero que paga a sus amos y señores religiosamente, como que hay un Constructor en la logia de la Trilateral, ¡palabrita! De demencia ha de tildarse, forzosamente, que tras llegar al poder el PP con tales y tan gruesas mentiras, sean los españoles ya, en tan corto espacio de tiempo –todo un récor- los que más impuestos soportan en Europa, aunque, eso sí, sólo las clases medias, porque en ninguna parte del mundo Tierra, y mucho menos en Europa, pagan menos y tienen más truquis para escaquearse del fisco los ricos, a quienes la cosa de los impuestos les sale gratis total por la cosa ésa de los chanchullos de las fundaciones, inversiones en bolsa el último día del año y mil trampas más que de sobra conocen los gobiernos e inspectores de Hacienda. Todo ello adobado, claro está, con que si somos los que más impuestos pagamos de Europa, somos por el contrario los que menos servicios tenemos y más lamentables, debe ser que para equilibrar, todo ello sin perder de vista que los salarios españoles, gracias al latrocinio generalizado de los empresarios, son de los más exiguos. Ya se sabe, excedentarios en saqueo, carentes de vergüenza (los gobernantes, claro). De demencia ha de tildarse, necesariamente, que velen tanto por nuestra salud prohibiéndonos fumar, pero que si se trata de un ricachón que quiere invertir en España, a la kk las leyes y prohibiciones y aquí se puede hacer lo que sea, que inauguren hospitales a mansalva sin medios, ni recursos ni personal (debe ser para privatizarlos enseguida que puedan), o que se inauguren líneas de metro o estaciones sin pasajeros. La carestía no está, desde luego, en el ámbito del pudor o la honestidad política, siendo la ley, según y cómo para quién. De demencia ha de tildarse, necesariamente, que se perpetren gratuitamente daños contra los intereses de los españoles, como ha hecho el gobierno con esa adhesión a las sanciones contra Irán que sólo nos perjudican a nosotros y sin que Irán nos haya hecho el menor agravio, a la vez que, al alimón entre el nefando Presidente saliente y el nefando Presidente vigente, nos han convertido en objetivos nucleares de enemigos que no tenemos, simplemente porque les ha dado la real gana, y todo ello gratis y a cambio de nada, pues que nada parecen valer para ellos los españoles y la misma España. De demencia ha de tildarse, necesariamente, este continuo digo Diego donde dijeron dije, que es el corregirse a sí mismos, ya desde un ministerio a otro, desde una institución a otra o desde el Banco de España a sí mismo y al Gobierno, poniendo números negativos donde hace un rato eran positivos, y tendiendo a la baja lo que era al alza. Total, en este despropósito de país en el que nadie parece saber por dónde se anda nada ni nadie, tampoco se va a notar. De demencia ha de tildarse, necesariamente, que no deje de hablarse de proporcionalidad para investirse de ciertos repapos de justicia, cuando una multa es igual para un rico muy rico que para un pobre, no siendo nada para el primero y suponiendo el hambre para el segundo, aunque sea por aparcar en doble fila, o que le cueste lo mismo y pague el mismo el IVA quien le sobra que quien no tiene ni para comer, gracias a esos descojonantes contratos llamados minijobs (debe ser por el santo) que instalan de presente y son el futuro de quienes parece ser que tienen la suerte de contar con un trabajo, cual si no fuera éste un derecho constitucional. De demencia ha de tildarse, necesariamente, que nos quiera hacer creer el PP que si mintieron en las campaña electoral y ahora saben lo que hay porque ven los libros, ha sido porque les mintió el PSOE –que nos mintió a todos día tras día y hora tras hora-, porque no parece muy razonable creer que la inmensa cantidad de las personas que llevan las cuentas del Estado, ninguna de ellas fuera parte, simpatizante o adlátere del PP, y tanto más sabiendo que o sí o sí les caía el gordo de la lotería del poder y conociendo como conocemos cómo y con qué fruición los funcionarios de carrera lamen a quien puede promocionarles. De demencia, en fin, ha de tildarse, necesariamente, que alguien se crea una sola palabra de lo que digan los políticos, especialmente si están en el gobierno, quienes usan la mentira como herramienta de manera habitual, pareciendo incapaces de todo punto de hacer previsiones que alcancen más allá de unas horas. Demencia que afecta, según se comprueba, a buena parte de la población, porque les votan, dejan su dinero en el banco –se van a enterar cualquier día de estos lo que es un corralito, para que se rían de Argentina- y hasta les respaldan cuando nos convierten en enemigos de quienes pueden hacernos fosfatina. Es sin duda cuestión de demencia, cosa más que lógica en una sociedad que parece haber perdido por completo su capacidad de protesta y rebeldía –sindicatos Vellidos aparte y partido vendidos también-, y que obedientemente y balando es capaz lo mismo de ir a las urnas que poner sin protesta a sus propias familias como víctimas sacrificiales del venidero matadero en que se va a convertir esto. RIP, RIP, ¡hurra! Puedes conocer toda la obra de Ángel Ruiz Cediel: Un autor que no escribe para todos (Sólo para los muy entendidos) |
La subida de los precios de la vivienda sigue disparada. Un estudio de la Unión Europea (UE) ha calculado que se necesitarían -dedicando el 40% de los ingresos- de 25 a 35 años para adquirir una vivienda mediana. Respecto al alquiler, el mismo estudio calcula que, dedicando un 40% de los ingresos solo sería posible alquilar un inmueble de entre 30 y 50 metros cuadrados.
Permítanme, apreciados lectores, hacer un repaso de Europa desde los inicios del pasado siglo XX después de observar en lo que se ha convertido esta maligna Unión Europea que nos gobierna a todos. A principios del siglo XX los mapas de Europa no se parecían a los de hoy, ya que destacaban cuatro imperios: el alemán, el austro-húngaro, el ruso y el otomano.
Como historiador, mucho me alienta hacerlo con alta responsabilidad; no solo indicando el dato, sino por contribuir a elevar el nivel de conciencia histórica en búsqueda de crear ciudadanía, y así lograr cambios y mejores valores acordes a los legados valiosos de las actividades y actitudes por los personajes que con sus glorias han hecho historia.
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