El más vivo ejemplo de lo habituados que se encuentran a la impunidad los jerarcas de la iglesia católica lo constituye su actual cabecilla Joseph Ratzinger, encubridor de pederastas clericales y pedófilos confesos, cuya detención en Inglaterra ya fue tramitada por los científicos británicos Richard Dawkins y Christopher Hitchens, sin éxito.
El pedido ante los tribunales británicos y la Corte Penal Internacional argumentaba que por más Papa que fuera el personaje, no podía estar por encima de la ley, y que ni siquiera era un jefe de estado soberano, dado que El Vaticano debía su reconocimiento como supuesto estado al infame dictador italiano Benito Mussolini.
Ahora que el Juez Baltasar Garzón fue inhabilitado en España, disminuyeron las posibilidades de un arreto papal “a la Pinochet”, por lo que muchos de estos déspotas ensotanados respiran tranquilos, entre ellos el cura presidente de Paraguay Fernando Lugo.
La violación, una constante
La violación ha sido una constante en la vida del cura Fernando Lugo, acogido como estuvo siempre a la inmunidad que le brida una institución que en 1962 fue capaz de aprobar la instrucción del “crimens sollicitationis”, que imponía a los casos de aberraciones sexuales en el clero el más absoluto juramento de secreto bajo pena de excomunión.
Benigna Leguizamón (26), responsable de una de las demanda por filiación en contra del presidente Fernando Lugo, denunció en su momento a través de una radio al ex obispo por haberla sometido sexualmente. “Lugo me violó”, afirmó la denunciante.
La mujer sorprendió a todos cuando relató que un día, el entonces monseñor Lugo, la hizo buscar por su chofer, quien la llevó hasta el Obispado de San Pedro, alegando que el obispo estaba enfermo. Sin embargo, según comentó, al llegar Lugo la encerró en su habitación y la forzó a tener sexo con él. “El Obispado era de dos pisos, me encerró bajo llave en una habitación y allí me sacó la ropa a la fuerza y me sometió sexualmente. No había cómo escapar de él”, comentó.
“Él me pidió que no me enojara. Luego continuó la relación hasta que me quedé embarazada. Allí, él me prometió hacerse cargo”, indicó.
Tratado de Yacyreta
Apenas se iniciaba la gestión, luguista, el gobierno arzobispal fue acusado de violar el tratado de Yacyretá, llevando adelante el Plan de Terminación de Yacyretá sin aprobación del Congreso Paraguayo. Un video explicando la denuncia puede descargarse en el sitio:
http://argentina.indymedia.org/news/2009/08/688992.php
Curiosamente, el ministro que llevó adelante las transgresiones al tratado, Efrain Alegre, era el mismo que había denunciado al anterior gobierno por la misma violación que perpetró como miembro del ejecutivo.
Derechos Humanos
De acuerdo al examen físico del médico forense que inspeccionó los cadáveres de varios insurgentes “caídos en combate” contra las fuerzas que Alvaro Uribe y la embajada norteamericana facilitaron al gobierno del “bolivariano” Fernando Lugo, éstos fueron capturados vivos, torturados salvajemente y luego ejecutados extrajudicialmente.
“Severiano Martínez fue capturado y torturado por bastante tiempo antes de ser asesinado. Todos los disparos son de corta distancia, casi no tenía dientes, había marcas abundantes de torturas en todo el cuerpo” señala el doctor Flores. Sobre otro de los insurgentes, Gabriel Zárate, señala que “Hay muchas cosas raras: las raspaduras de la frente, por ejemplo. Así como están las cosas, puedo afirmar que fue torturado, y ejecutado con balas explosivas, algo prohibido por las convenciones internacionales. Tenía disparos que sugerían una ejecución, de arriba para abajo. El cuerpo tenía mucha tierra en toda su extensión, como si hubiera estado tendido en el piso, en el puño tenía mucha tierra como si la hubiera agarrado. Los médicos que dicen lo contrario son conocidos oficialistas, en el caso de Lemir, ni siquiera es forense, lo conocen por ginecólogo”.
La quema de archivo en estos casos fue tan evidente, que hasta la presidenta del partido colorado se pronunció al respecto, reclamando que los insurgentes deberían haber sido capturados vivos.
La Constitución
Cuando el cura Fernando Lugo ayudó con su testimonio ante un juez a su amigo “Kencho” Rodríguez a sortear las acusaciones que pesaban sobre él, sospechoso de haberse involucrado en el asesinato de su propia esposa, dio una clara muestra de lo que significaban para él las leyes y la Constitución Nacional. Por encima de esta última pasó también al candidatearse a presidente, dado que la Carta Magna prohibía de manera expresa a un ministro de la iglesia católica postularse, en conocimiento del arraigo de estos personajes entre las masas ignorantes, mayoritarias en Paraguay.
Como triste despedida de su aventura, ahora pretende violar por enésima vez la constitución postulándose a una banca en el senado, algo para lo cual se encuentra también inhabilitado.
Ya cinco siglos antes de Cristo advertía Sófocles que un país donde quedan impunes la insolencia y la libertad de hacerlo todo, termina por hundirse en el abismo. Desgraciadamente, el Paraguay hoy gobernado por el cura Fernando Lugo reúne todos los requisitos.
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