La Casa Real lo sabía, lo sabía todo desde 2006.
Este es uno de los datos más alarmantes y preocupantes que se desprenden de la
declaración judicial de Iñaki Urdangarín
que ha tenido lugar en la capital de las Islas Baleares a lo largo de
este fin de semana. Sin duda, una de las confesiones más esperadas por
medios de comunicación y opinión pública.
Nos han vendido la moto durante semanas: que si la Infanta Cristina se
mantenía al margen de las actividades económicas y presuntamente
delictivas de su esposo; que si Casa Real era totalmente ajena a las
actividades del duque... y resulta que en realidad,
todos lo sabían todo y nadie hizo nada.
Aspectos, todos ellos muy cuestionables porque ya me dirán ustedes si proponer a Iñaki Urdangarín y familia
dejar las actividades al frente del Instituto Nóos y emprender una nueva etapa en Washington
es lo único que ha sabido hacer Casa Real, la función de esta institución deja mucho que desear.
Pese a esto,
el duque hizo caso omiso a los dictámenes del rey y continuó sus negocios con su socio, Diego Torres, de forma paralela con actividades ligadas al patrocinio en el mundo de los deportes. Así es este señor, que
debe todo lo que es hoy día a su relación con la infanta Cristina
, y paga con esta moneda a su familia y a todos los españoles que depositaron en él su confianza.
Otro de las
actuaciones más vergonzosas
de Iñaki Urdangarín, y que muchos recordamos, fue
su carrera estrepitosa para huir de la prensa reunida en la capital de Estados Unidos.
En este sentido, su abogado alegó de su defendido huía para proteger
la figura de sus hijos. El marido de la segunda hija del rey intenta
proteger a sus hijos mientras, durante la trama,
los metió como socios en una de sus empresas.
Así se protegen los derechos de la infancia en la casa de los Urdangarín – Borbón, sí señor.
Mención aparte, son las decenas de ciudadanos apostados a la entrada de los juzgados
de Palma de Mallorca entre protestas contra la corrupción, las más, y contra la monarquía, las menos.
Animadas performances entre las que se incluía una
justicia ciega
o un grupo de moscas alrededor de un excremento, han sido algunos de
los ejemplos que allí se pudieron ver. Si es que, de todos es sabido, una imagen vale más que mil palabras.
No hace falta ser juez para dar por hecho que el duque de Palma saldrá libre de toda esta investigación, que su socio Diego Torres, cargará con toda la culpa y la imagen de la
corona preservará su honorabilidad.
Una honorabilidad cada vez más dañada a ojos de muchos de los españoles.
Y yo que había oído a un señor en Nochebuena decir que la justicia era
igual para todos… ¡Qué iluso!... Pero el duque de Palma puede seguir
tranquilo, mientras unos no llegan a fin de mes matándose para
trabajar, Urdangarín podrá seguir con sus mentiras.
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