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La Semana Santa de Málaga está repleta de momentos extraordinarios que consiguen transmitir a los espectadores una vivencia especial, casi milagrosa. Uno de ellos es el momento en que la imagen del Señor del Paso, delante de la tribuna principal, se vuelve hacia el pueblo y le bendice. Una bendición que hemos recibido desde hace más de 400 años los malagueños que nos hemos arracimado en la plaza central de nuestra ciudad.
Hace un año, reflejaba mi opinión en Diario Siglo XXI acerca del panorama presente y cómo debería ser el futuro sobre la Unión Europea. Era enero de 2024 y quizá caiga en la tentación cursi de decir que ese tiempo pasado fue mejor que el presente que vivimos más de un año después.
La muerte de Jesús en la cruz, lejos de representar una derrota, dio paso a una afirmación radical: la vida no termina con la muerte. En los relatos cristianos, su resurrección se convierte en el fundamento de una esperanza que sigue conmoviendo a millones de personas dos mil años después.
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