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Injusticia asimétrica | |||
Todos los ciudadanos son iguales ante la ley… dentro de su igualdad | |||
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La sentencia que subtitula el artículo es el primer aserto que los dómines gravan a fuego en las mentes de los recién llegados pipiolos que van a cursar estudios para convertirse en tiburones legales. Efectivamente, por más que la ley sea idealizada como una señora justiciera que tiene vendados los ojos para no identificar a sus enjuiciados, ello es que debe mirar por un ojuelo, y, si se trata de un personajillo con cierta importancia, todo lo más es venialidad, nada, entretanto si es un don nadie se muestra como una señorona muy circunspecta y rigorista, si es que no como una torturadora de inconmensurable sevicia. Así está la Justicia… y todo lo demás. Por poner un caso evidente, si uno considera quiénes están purgando delitos en los penales, ¡oh, sorpresa!, la delincuencia es una cuestión casi exclusiva de clases bajas, mayoritariamente, y medias, en menor medida. Las clases pudientes, cosa curiosa, son todos angelitos que no caben en esas instituciones de martirio, sencillamente porque ellos nunca son penados, y, acaso, ni juzgados siquiera. Un chaval que haya sido detenido con unas papelinas de más o que haya “cambiado de lugar” un vehículo, puede haber sido condenado a una docena de años de privación de libertad –del caso Neiro ni hablamos, para no sangrar en exceso-, pero el personaje político o el tiburón financiero que se ha trincado mil millones de las arcas públicas o de contratos dudosos…, oiga usted, es que ni pisa los tribunales y hasta puede ser elegido… qué sé yo, Presidente de lo que sea. Ejemplos sobran. Verbigracia, a un etarra le sale el crimen a unos meses en algunos casos, y a un tipo cualquiera a la tira de ellos; a un atracador de banco le sale el euro robado a punta de pistola a un par de meses, y al banquero que arruinó el banco, probablemente se llenó sus propios bolsillos, forzó al Estado a poner una milmillonada para cubrir pérdidas, le sale el euro dilapidado o robado a punta de guante blanco a una indemnización de unos cuantos cientos de millones y a una pensión de cientos de miles de euros al año. España es así. Efectivamente, es vox pópuli que el latrocinio general de la clase cleptocrática política y sus testaferros ha sido cosa de vándalos, de saqueo generalizado, pero apenas algún personaje más o menos mediático ha pasado por los tribunales –en algunos casos con resultado de inocencia-, entretanto los juzgados están colapsados por toda clase de juicios contra donnadies que han perpetrado delitos de menor cuantía comparados con los esos chorizos de guante partidista. La Policía, por lo que se ve, tiene vetada la persecución de ciertos choriceos de altos vuelos, y no tiene otra que concentrarse en tener a la chusma bien controlada. ¡Ángelitos! Y así nos va, claro, que por todas partes de la geografía patria abundan como la peste los vestigios del expolio politiquero y sus secuaces en forma de delirios arquitectónicos o macroobras, y aquí no pasa nada. O pasa, claro, pero en el sentido de que los choriceados, los ciudadanos, tienen que cargar con las cuentas a saldarse y correr con los gastos, porque aunque condenen a unos añitos, pocos, a alguno de esos mangantes, en unos meses saldrá libérrimo como los santos pájaros, después de haber estado como en un hotel, y con el resultado de su latrocinio engordando aún sus cuentas corrientes, ya sea en el banco tal, en la caja de seguridad cuál o en el paraíso fiscal de ahí al lado, que para eso lo montaron estos maulas. La asimetría social, en todos los órdenes, es de una desvergüenza tal que la conducta de las clases dirigentes y pudientes (las primeras al servicio de las segundas, según se infiere) raya en la organización preconcebida. Así, se emiten leyes rigurosisímas para determinada delincuencia menor, pero no se mueve una línea legal para detener y escarmentar a los chorizos oficiales de altos vuelos, sean estos políticos o pudientes, porque como es natural nadie tira piedras contra su propio tejado. Algo que si no es delito, sin duda debiera serlo, y tanto más mediando la consideración de abuso de poder, pues que de abuso de poder se trata, además que prometieron cumplir y hacer cumplir la ley cuando juraron el cargo, y, ya ve usted, como si tal cosa. Cuestión de echarse unas risas. Pero no es sólo en esto donde la asimetría de la injusticia se manifiesta en todo su esplendor, sino en todos los aspectos de la vida ciudadana. Se aplica cierta proporcionalidad a la hora de pagar impuestos, según ingresos y hacienda, aunque esto sólo es una máscara oficial de chirindanga, porque a los pudientes, ¡qué cosas!, las declaraciones de la renta y todo eso suelen salirles negativas, ya que cuentan con toda suerte de recursos legales, desde armar sociedades o fundaciones para poner sus bienes a salvo del Fisco, a montarse una actividad en recursos B, C, D, etc., hasta la Z, como muy bien todo el mundo sabe. Los paganinis del sostenimiento del Estado, como con la cosa ésa de la Justicia, son las clases medias y bajas, de modo que la sociedad queda repartida a partes iguales: los ricos la disfrutan y los pobres la sostienen. ¿Se puede pedir más equilibrio?... Y en todo lo demás, pues más de lo mismo. El precio de una multa de tráfico, el IVA o cualquier otra penalización del Estado para hacer caja, oiga, como que son idénticos para ricos y pobres, de modo que aparcar en doble fila o comprar el pan, tiene el mismo costo para quien esto es una cuestión insignificante, de propina, que para quien eso le representa la mitad del salario del que viven varios seres humanos, si es que les concedemos a los pobres la cualidad de humanos, que ésa es otra. Eso sí, a quienes pagan y sostienen al Estado tienen derecho a ser tratados a patadas, y éste hace y reforma leyes para que cada día estén más apretaditos en el arroyo y con menos derechos y futuro, y a los que viven a la sopa boba, pues también, sólo que a éstos que les regala todo tipo de ventajas legales, prebendas, reverencias y besos no raciales, de ésos que lo mismo son a tornillo, blancos, que de los negros. ¡Y viva la Pepa, ahora que estamos de celebraciones!, pues que como en ella, se está legalizando la esclavitud. Puedes conocer toda la obra de Ángel Ruiz Cediel: Un autor que no escribe para todos (Sólo para los muy entendidos) |
Empiezas a escribir, y unas líneas después, tras uno de esos espacios blancos y silenciosos, entras como en un pequeño paseo por la imaginación, por la unión con la memoria, por el tránsito de la poesía a la novela pasando por el teatro. ¡Es como una conjunción de estrellas! A veces, al escribir se nos pueden presentar dos dramas: uno, la imposibilidad de parar el tiempo porque escribes más y más, y dos, la imposibilidad alguna vez de decir lo que realmente queremos expresar.
Actualmente, frente al relativismo y el escepticismo parece que cada vez es más necesario, un enfoque o planteamiento universalista de los problemas económicos y sociales. El neoliberalismo individualista no reconoce los Derechos Humanos en su integridad, lo que impide el logro de la justicia social y también la consolidación de políticas solidarias, que apoyen suficientemente a las capas desfavorecidas, de las sociedades de los diversos países.
Sophie Barut transforma el bronce en historias de resiliencia. Esta arquitecta de interiores, escultora y escritora francesa ha convertido su propia experiencia vital en un testimonio sobre el poder transformador de la fragilidad y la belleza que emerge de las circunstancias más adversas.
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