Todos irradiamos algo, provocamos sensaciones en los demás cada vez que estamos con ellos, cada vez que hacemos algo nuestra energía no puede sino salir de nosotros y proyectarse en todas las direcciones. La energía de las personas es muy diferente, habrás conocido a personas con unas u otras energías ¿verdad?
TU NIVEL ENERGÉTICO
Poca importancia le prestamos a la energía, sin embargo condiciona nuestra experiencia, y podríamos decir que nuestros resultados. El vendedor que muestra poco entusiasmo no consigue contagiar seguridad a sus clientes, el líder decepcionado no logra un equipo motivado, el padre-madre de familia excesivamente crítico consigo mismo no logra unos hijos con una alta autoestima.
Si no nos preocupamos de nuestro nivel energético es posible que nunca cambie nada a nuestro alrededor. Podemos seguir haciendo cursos de “Cómo hablar en público”, “Cómo liderar mejor”, “Cómo vender” y otros tantos, pero nada habrá cambiado.
¿Quién quieres ser?, ¿Qué nivel de energía quieres proyectar en tu entorno?, ¿Cómo quieres que se sientan los demás cuando están contigo? Estas son preguntas que importan y que podemos responder para cambiar la energía que transmitimos.
La energía no viene predefinida de casa y no se puede cambiar. Puedes obviar lo que ponía en tu ADN y crear el nivel de energía que deseas. Si no lo has hecho hasta ahora es porque no había el compromiso o claridad suficientes.
Tu energía llega a tu entorno mucho antes de lo que llegan tus palabras. Esta frase lo dice muy claro
“Tu energía te presenta, incluso antes de que hables”
Es cierto, llegamos a una reunión y no hacen falta demasiadas palabras para que el conjunto de los allí reunidos se haga una imagen mental de qué tipo de persona somos y de lo que se puede esperar de nosotros. ¿Nos prejuzgan? Obviamente, pero lo hacen en base a unas señales bien claras que les enviamos.
Por estos motivos creo que el cambio que tenemos que hacer es bastante profundo, no se queda en la capa de los “comportamientos”, tampoco en las “técnicas”, baja unas cuántas capas más y se acerca mucho a la capa del “Ser” del “quién estoy siendo frente al mundo que me rodea”.
No sé lo que piensas, pero yo creo que estamos aquí para evolucionar y crecer, como dije hace unos días para crecer espiritualmente. Sin ese crecimiento y cambio por dentro no hay una evolución en la vida, y moriremos con esa sensación de no haber entendido nada.
Sin embargo, puedes cambiar esta realidad, puedes empezar a ser más consciente de ti, y de tus propios pensamientos, de tu reacción a los demás. Puedes empezar a brillar un poco, a irradiar un nivel más alto de energía, que haga que otras personas se iluminen de alguna forma cuando están contigo. Puedes empezar a crear un impacto, primero en ti, y luego en los demás.
No es necesario culpar a nadie de nuestros resultados, los hemos conseguido nosotros. No es útil decir “la vida no me va bien” o “los demás me han dado la espalda”, la vida es en buena medida consecuencia de nuestro nivel de energía.
Somos parte del resultado, el resultado y nuestro nivel de energía están tan íntimamente ligados que es difícil entender el uno sin el otro. El famoso gato de Schröringer puede estar vivo o muerto y somos nosotros mediante una elección consciente los que provocamos una u otra situación.
De ahí que mi invitación hoy para ti tenga que ver con aumentar tu nivel de energía.
Creo que has nacido para ser feliz, para permitir a los demás disfrutar de la extraordinaria belleza que habita dentro de tu ser.
Tanto si lideras un equipo, como una familia, como si te dedicas a la venta, tienes un trabajo administrativo, trabajas de conserje o asfaltando carreteras, hoy puedes ser tu mejor versión. Una versión que no conoce de miedos, de rencores, de rabia o envidia, que no conoce de timidez, ansiedad o estrés alguno. Puedes ser esa versión que simplemente “es”, que se acepta y que decide irradiar una energía especial, que da seguridad, que seduce, que aporta conocimiento, claridad y paz.
Brilla.
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