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Los porqués

Ángel Ruiz Cediel
lunes, 23 de julio de 2012, 07:46 h (CET)
¿Por qué existen los paraísos fiscales?... Porque menos de cien familias en el mundo tienen el 95% de la riqueza mundial y para guardarlos crearon esos recintos seguros, y, porque para protegerse a sí mismos, han empujado a que políticos corruptos, deportistas de elite y golfos apandados de todo tipo, además de las mafias y los bancos, los traficantes de armas y drogas y cuanto joputa hay en el mundo Tierra, incluidas las grandes empresas de bolsa y multinacionales, también depositen en ellos sus dineros bien a salvo de fiscos. Los impuestos son sólo para clases medias y bajas.

¿Por qué se eliminó el impuesto de transmisiones patrimoniales?... Porque les interesaba a esas cien grandes familias, y para darse cobertura favorecieron a que también lo desearan las grandes fortunas menores. Lo que un ciudadano de base pueda transmitir a su prole en caso de herencia y nada, es casi la misma cosa; las grandes fortunas, sin embargo, se dejarían un pico y sería de tontos pagar si pueden evitarlo con una ley comprada.

¿Por qué existe una amnistía fiscal?... Porque muchos políticos y buena parte de los golfos apandados del país tienen su dinero en esos paraísos fiscales y están comenzando a publicitarse listas con nombres y apellidos, encontrándose entre ellos papás de gobernantes, exgobernantes, traficantes empresariales, bancos traficantes, prebostes de todo corte y coronas de toda índole. Todos muy patriotas, pero a salvo del fisco. Perdón para todos, ya que es su prole y sus servidores los que avisan y dan tiempo para salvar las fortunas o esconderlas mejor, a la vez que alejan del objetivo públicos los intereses de esas cien grandes familias.

¿Por qué existen las SICAVs?... Para que los políticos y los ricos no paguen al fisco, como beneficio de colaboración de las cien grandes familias a las que sirven. Los impuestos son para las clases bajas y medias.

¿Por qué se permite la corrupción?... Es un estilo de vida. Lo favorecen los grandes lobbies que controlan el mundo financiero, los cuales pertenecen a esas cien grandes familias: cuantos más corruptos, sobre todo en la política, menos probable es que los persigan. Comenzando por la punta de la pirámide, esas cien familias favorecen que la corrupción vaya calando en el sistema piramidal social, hasta llegar a las clases medias y bajas, que son las que tienen que sostener el resto del peso de la pirámide, los incontables mangantes que la dirigen. No hay negocio que sea rentable sin corrupción, ni poder que no esté inficionado hasta la médula.

¿Por qué quienes prestan dinero a los países ni siquiera presionan para que se les devuelva, conformándose con los intereses?... Porque mientras los países estén endeudados el país mismo es suyo, de estas cien grandes familias, junto con los contribuyentes, sus empresas públicas, las empresas de servicios y todo lo demás: agua, energía, trenes, seguridad, etc. Si les devuelven la deuda pierden a sus esclavos, de modo que mejor favorecer la corrupción, que sigan pidiendo y que paguen los intereses por siempre, siendo el país y sus ciudadanos esclavos que trabajarán para ellos eternamente y gratis.

¿Por qué se liberalizan los horarios del comercio?... Porque así desaparece estrangulado el pequeño comercio, quedando todos los ciudadanos en las manos de unas cuantas multinacionales: electrónica, telefonía, alimentación, deportes, etc. Todas esas empresas, propiedad de esas cien grandes familias.

¿Por qué no se desarrolla una industria nacional estratégica que asegure el empleo y estabilidad de los ciudadanos?... Porque debemos dinero, y ese dinero es de las multinacionales, y esas multinacionales de esas cien grandes familias. Si hay industrias estratégicas los ciudadanos tendrían empleo, si tuvieran empleo habría dinero, si hubiera dinero no habría deudas y esas cien familias se quedarían sin esclavos y sin países tributarios.

¿Por qué sólo dos partidos dirigen la política de cada país?... Porque es el juego de los contrarios que subliman el tercero, esas cien grandes familias. El favor y la contra, por él o contra él, centra las atenciones ciudadanas y los votantes pasan de uno a otro bando entretanto se mantienen en el núcleo del redil sometidos a los deseos de los terceros, esas cien grandes familias que controlan el mundo.

¿Por qué un mismo dueño (esas cien grandes familias) tienen tantos medios de difusión (de "sus" ideas), como periódicos, televisiones, radios, canales de cable, editoriales, discográficas, empresas de moda, publicidad, etc.?... Porque así controlan la dispersión social, impidiendo que la ciudadanía pueda formar núcleos de presión o con fuerza suficiente como para opositarlos. La información (in-formación = des-información) bien distribuida y debidamente desorientada, genera ciudadanos sin criterios o con una dispersión tan grande que sólo son capaces de comprender el favor o la contra a lo más sencillo: uno de los dos partidos que gobierna u oposita, siendo ambos servidores de los terceros, las cien grandes familias que controlan el mundo.

¿Por qué la sociedad funciona como funciona?... Siga siempre la pista del dinero y lo sabrá.

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Inventamos a nuestros enemigos cuando procede, que suele ser casi siempre, tal vez porque ideamos asimismo todo lo referido a nuestras vidas. Ocurre ello a escala individual y subjetiva, pero también a escala colectiva, sea en el nivel familiar, grupal, tribal o político.

Dos rasgos peculiares han favorecido la gestión del comentario de hoy y su contenido. La relectura de un libro que mantengo entre mis preferidos y el acercamiento a la situación real de la presencia humana en el mundo. El libro es “El quinto día”, de Frank Schätzing; nos viene de perlas, para enlazar con una serie de consideraciones relacionadas con las andanzas de los seres vivos en mares y tierras, unas de lo más patentes y otras poco o nada conocidas.

Recuerdo aquellas noches, después de las sencillas cenas de un colegio religioso, cuando salíamos a los patios del Colegio, en realidad las partes traseras del edificio. No olvidaré los paseos en grupo, rodeando a alguno de nuestros profesores. Se hicieron famosos los que presidía un sencillo sacerdote venido de Japón.

 
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