Es asombroso ir descubriendo mientras te vas adentrando en el concepto del conocimiento científico del funcionamiento de las personas, que existe una tendencia dirigida a la entropía que parece dominar nuestra existencia. Esa tendencia al orden desde el desorden, al equilibrio que produzca el desequilibrio. Esa sensación donde sustentamos conceptos tan fundamentales como la salud, la felicidad, la vitalidad o el bienestar que nos obligan a estar en un constante proceso de cambio.
Ese cambio dirigido, ese cambio que desde la entropía denominamos crisis, cambio, cruce de caminos, el miedo y la oportunidad. Basado en el crecimiento personal, en un proceso de construcción de experiencias vitales destinadas a mejorar nuestra vida, es decir nuestra tendencia a buscar la estabilidad como elemento de supervivencia. A través de nuestras experiencias vitales, de nuestra historía vital, nuestras aventuradas y arriesgadas decisiones encaminadas a buscar un nuevo desorden a través de la estabilidad propia de la supervivencia que busca nuestro sistema.
En todo esto juega un papel importante nuestra voluntad que nos ayuda a potenciar herramientas que nos ayuden a entender y gestionar ese caos en el que nos movemos a la hora de afrontar la realidad. Todo ello nos traslada a observar el cambio como propio de toda persona. Pero lo importante de todo esto es entender que tu propicias y gestionas todo ese proceso de transformación.
Uno de los mecanismos que responde de manera inequívoca a potenciar nuestra realidad, es aprender a valorar cada instante, fomentando esa sensación de estar vivos, de crecer desde el sentido de que somos responsables de todo aquello que decidimos.
Debemos de re-aprender a llevar el timón de nuestra vida, decidir que es importante y me ayuda a crecer, en función de donde decida poner mis esfuerzos en post de mi propia transformación personal.
Recuerda como la vida te puede cambiar si en un momento complejo decides pasear y querer darte un momento para fijar tu atención en el atardecer sobre el mar. Sin duda, en el momento que estás presente levantarás la vista para contemplar ese cuadro maravilloso, lleno de tonalidades sobre el mar.
En ese momento podrás pensar cómo podías vivir tan ajeno al mundo, centradote constantemente en problemas cotidianos, es decir, viviendo en ese Matrix que nos creamos en nuestra mente.
Es importante que aprender a saborear el presente, sintiendo nuestro mundo alrededor. Hoy te quiero hablar del “savoring”, una forma de enfocar tu vida, de centrar tu atención, de poner el énfasis en lo importante. Eso no implica que te olvides de tus problemas, sino que seas capaz de ver la realidad con otras gafas, valorando lo importante y centrando tu vida en aquellos aspectos que te potencien como persona, sintiéndote artífice de la misma.
Como te comentaba, el “savoring”, es decir, saborear nuestra vida, nos ayuda a hacer frente a las cosas negativas de la vida, e implica el aumentar el impacto de las cosas buenas que suceden en nuestra vida. Lo que te va a suponer vivir tu vida de manera comprometida y consciente de tus sentimientos centrándote en lo positivo que te está sucediendo en este mismo momento, ahora, o en esta situación vital, y que van conseguir que aumente tu felicidad a corto y largo plazo. Para ello debes de empezar compartiendo tus buenos sentimientos con los demás. En muchas ocasiones de nuestra vida deberíamos, como ejercicio, tomar una fotografía mental de los momentos positivos que estás viviendo y guardarlos en tu mente, felicítate por tener la oportunidad de vivirlos, son únicos, y agradece a tus personas cercanas el que te hayan permitido experimentarlos.
Es bueno que expreses tus emociones positivas, por ello ríete, externaliza tu alegría, parece que estuviera prohibido o diera vergüenza. Céntrate en las cosas que realizas en cada momento, fluye con las tareas y actividades que realizas en el presente, no valores negativamente el futuro, ni estés pensando en cosas que fallaste en el pasado. Y por último contrarresta tus pensamientos negativos, esa lavadora mental que da vueltas y vueltas a la misma idea, practicando un optimismo inteligente. Comienza a saborear tu vida es el mejor plato de la carta.
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