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En busca del equilibrio entre cuerpo y mente: nuevas formas de vivir y alimentarse | |||
La alimentación, clave en la búsqueda de la felicidad | |||
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Basta con darse una vuelta por las librerías de cualquier ciudad española para notar que algo está cambiando en la cabeza de los españoles. Movimientos o corrientes como slow life o higge, antes desconocidos, comienzan a tomar fuerza irrumpiendo en todas las esferas de la vida, desde la forma de relacionarse con el trabajo hasta la alimentación, creando lugares donde comprar huevos ecológicos o comprar directamente al agricultor o ganadero, sin intermediarios, o poniendo en marcha iniciativas que fomentan el mercado de proximidad. ¿Cómo se vivía antes? En realidad no existe ese antes. La estela de ese antes sigue siendo ahora porque los mensajes de estas formas de vida tardan bastante en calar y generar una transformación real. Se podría decir que, actualmente, aún nos encontramos en una especie de slow -fast life, un tira y afloja de nuestros días que no tenemos claro hacia dónde podría llevarnos. Hace poco decían que los daneses eran los ciudadanos más felices (¡a pesar de su horroroso clima!). Ahora, éstos, han sido desbancados por los suecos (y su horroroso clima) y la palabra lagom ya es más leída que higge – y más regalada estas Navidades. Contar con el secreto de la felicidad, con la fórmula mágica, no es moco de pavo y, aunque a veces, los consejos suelen ser muy obvios, si se piensa bien, no siempre los llevamos a cabo. Una de las primeras claves para tener una vida feliz es la alimentación. La frase “somos los que comemos” se ha repetido hasta la saciedad (nunca mejor dicho) y los alimentos y bebidas que tomamos tienen un carácter transversal, es decir, como el humor, influye en todos los ámbitos de nuestra vida. Por eso también se está aplicando el mindfulness al capítulo alimentación, porque no se puede tener una dieta basada en el caos o, dicho con palabras más llanas, basada en el tuntún y en el “a ver qué hay en la nevera”. Mucho antes del boom del aceite de palma, ya estaba latente entre gran parte de la sociedad, la necesidad de tener una alimentación saludable. De hecho, tanto la producción de alimentos ecológicos como su consumo han aumentado mucho en los últimos años. En junio de 2017 el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA) anunciaba que el mercado de la alimentación ecológica había movido en 2015 unos 1.500 millones de euros en España. A la espera de datos más actuales, se estima que esta tendencia en crecimiento siga su curso, siendo nuestro país ya uno de los europeos donde la agricultura y la ganadería ecológica ha crecido más. Y en este aumento de consumo, también han sido muchos los nuevos puntos de venta donde comprar huevos ecológicos, zanahorias, calabacines o berenjenas. Pero no sólo frutas y hortalizas. También la carne puede ser ecológica. Estos nuevos puntos de venta tienen que ver con mercados de proximidad, pero también con grandes empresas globales que han sabido identificar estos nuevos movimientos y esta búsqueda, más evidente que nunca, de un equilibrio entre cuerpo y mente. |
En España, más de 11 millones de personas sufren alguna enfermedad reumática, siendo estas muy variadas entre sí como las patologías musculoesqueléticas, las autoinmunes sistémicas o las autoinflamatorias. No obstante, a pesar de ser distintas, la mayoría comparten determinados síntomas, como rigidez, inflamación, dolor, etcétera.
En España, aunque la esperanza de vida al nacer se sitúa en 83,1 años de vida, según el Informe Anual del Sistema Nacional de Salud, persisten desafíos significativos en materia de salud pública. Las enfermedades cardiovasculares y el cáncer fueron responsables del 26,5% y del 26,6% de las muertes respectivamente en 2023, y siguieron aumentando en el primer semestre registrado de 2024
Este año, la primavera trae consigo no solo la belleza de la naturaleza, sino también un significativo aumento en los niveles de polen, según los últimos informes de la Agencia Estatal de Meteorología y diversos estudios ambientales. Este fenómeno, que promete intensificar los síntomas de las alergias estacionales, podría afectar a millones de personas alérgicas en España y otras regiones del hemisferio norte.
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