Las autoridades de Irak han detenido este jueves a varios empleados del Hospital Ibn Jatib de la capital, Bagdad, escenario de un incendio durante el fin de semana que se saldó con más de un centenar de muertos, según ha confirmado el aparato judicial del país. La portavocía del Consejo Judicial Supremo ha detallado que un tribunal "ha adoptado múltiples decisiones", incluida la "recopilación de declaraciones de testigos", tras lo que ha procedido a emitir órdenes de arresto contra "un grupo de empleados del hospital". Así, ha indicado que entre estas personas figuran miembros del departamento de mantenimiento, un miembro de la Defensa Civil, otro encargado del almacenamiento de bombonas de oxígeno y un administrativo, entre otros, sin especificar una cifra total de personas detenidas, según ha informado la agencia iraquí de noticias NINA. Las autoridades iraquíes han confirmado la muerte de cerca de 90 personas, si bien la Comisión de Derechos Humanos de Irak, que ha llevado a cabo una investigación en torno al incidente, ha elevado el total de fallecidos a cerca de 130. Asimismo, ha achacado el incendio a "la explosión de una bombona de oxígeno" en una de las unidades de cuidados intensivos del hospital, en el que estaban ingresados decenas de pacientes de coronavirus. "Las salas estaban saturadas de visitantes de las familias de los pacientes hospitalizados, lo que es prueba de la falta de compromiso de la administración del hospital con las instrucciones del Ministerio (de Sanidad) sobre la entrada de personas", apuntó en un comunicado publicado durante la jornada del martes. Por ello, recomendó que todas aquellas personas cuya negligencia pueda haber provocado el suceso sean llevadas ante la justicia, así como tomar medidas para evitar la repetición de este tipo de sucesos y pagar compensaciones a los familiares de las víctimas. Cientos de manifestantes protestaron durante el domingo para reclamar el cese del ministro de Sanidad, Hasán al Tamimi, suspendido en sus funciones durante la jornada del domingo. El primer ministro, Mostafá al Kazemi, aseguró que el Gobierno trabaja para identificar y "hacer rendir cuentas" a los responsables del incidente.
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