La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha advertido este lunes de que la "fricción" en el comercio mundial, como el inicio de un conflicto arancelaria con Estados Unidos, puede "hacer más inciertas las perspectivas de inflación en la zona euro" y entorpecer así su objetivo de rebajarla al 2% en 2025. "Una mayor fricción en el comercio mundial haría más inciertas las perspectivas de inflación en la zona del euro", ha reconocido la presidenta del BCE durante su intervención ante el pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo (Francia) en un contexto en que el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenaza con imponer aranceles adicionales a la UE. Lagarde ha subrayado que el proceso de desinflación "va por el buen camino", a lo que ha añadido que el incremento de los salarios se está moderando, y ha reiterado que confía en que vuelva al objetivo de medio plazo del 2% en el transcurso de este año, aunque anticipa que la inflación fluctuará alrededor de su nivel actual en el corto plazo. "En un mundo impulsado por dinámicas globales cambiantes y rápidos cambios tecnológicos, Europa debe lograr un delicado equilibrio entre lograr autonomía estratégica y preservar su apertura a la economía global", ha destacado. En este sentido, Lagarde ha evidenciado que los últimos años "han revelado oportunidades perdidas y una falta de inversión en áreas como la transformación verde y digital", mientras que "la incertidumbre en torno a la política comercial y económica sigue pesando sobre el consumo y la inversión". "Como resultado de ello, Europa se encuentra rezagada respecto de sus competidores internacionales en materia de productividad y crecimiento", ha acusado la presidenta del BCE, quien ha incidido, no obstante, en que "si bien el panorama puede parecer desalentador, las perspectivas son más prometedoras de lo que parecen". Ante estos desafíos, Lagarde considera que la respuesta europea debe ser "audaz y estratégica" y debe pasar por una profundización del mercado interior, eliminando barreras que aún subsisten y que "en la práctica, funcionan como aranceles". "Nuestro reto es transformar esas ideas en tecnologías que impulsen el crecimiento económico. Para ello, tenemos que reducir las cargas administrativas y fomentar un entorno favorable a la innovación", ha apostillado.
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