|
MADRID, 12 (OTR/PRESS)El Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) es un auténtico caos. La causa, según denuncian los propios trabajadores, es la falta de personal, a pesar de que se despidió a más de 2.000 personas que llevaban años trabajando para el organismo, y la puesta en marcha de una aplicación para tramitar las prestaciones que no funciona. La broma, sin gracia, es que la mencionada aplicación se llama ALMA y lejos de modernizar y agilizar el trabajo de los empleados se ha demostrado ineficaz, un auténtico calvario que retrasa el papeleo para lograr una prestación. Algunas cifras dan cuenta de estas afirmaciones. 97.000 pensionistas, 100.000 familias y 82.000 personas con incapacidad permanente esperan desde hace meses que se les atienda y concedan su jubilación, su Ingreso Mínimo Vital (IMV) o su prestación. La vicepresidenta segunda y ministra del ramo nos sorprende cada día. Yolanda Díaz está muy necesitada de presencia en los medios de comunicación, dado el resultado que le dan a su coalición las recientes encuestas publicadas. Parece incluso obsesionada con lanzar propuestas, unas disparatadas y casi todas, palos en la rueda de las empresas. Más y más medidas que torpedean más que ayudan y que incluso en muchos casos ponen en riesgo su viabilidad. Los horarios, las cuotas, los salarios y más y más burocracia. Sin embargo, si estudios de la AIRef o de cualquier otro organismo, servicio de estudios o economista pone en solfa las subidas continuas y altas del SMI y su efecto negativo sobre el empleo, no atiende a razones. Tampoco el disparate es que se ha convertido el SEPE, a pesar de las reiteradas denuncias. Resulta increíble y esperpéntico que mientras habla de rearme, de China y los derechos humanos y laborales como acaba de hacer a cuenta del viaje de Pedro Sánchez, miles de españoles tengan que esperar meses a que se les atienda en un organismo público como es debido y no como si siguiéramos en plena pandemia. La ministra Díaz, tan partidaria de que trabajemos menos para poder disfrutar de la vida, debería pensar en cómo un jubilado o alguien con una incapacidad permanente puede mantenerse varios meses sin recibir un euro o una familia sin el apoyo del IMV. Menos fotos y declaraciones y más trabajo para que cientos de miles de ciudadanos en circunstancias adversas puedan vivir sin ansiedad y con sus derechos reconocidos en tiempo y forma.
| 
