BOGOTÁ, 09 (SERVIMEDIA | Comfama)
Sandra Meza de la Oz trabaja en el aparcamiento del Aeropuerto Internacional José María Córdova, en las afueras de Medellín (Colombia), y siente que con ese desempeño ha demostrado que "sí se puede". Tiene amputada una pierna y sueña con conseguir una prótesis mejor para tener una vida más activa, como hacen otras dos mujeres con discapacidad a las que admira.
“Conseguir empleo después de lo que viví me llenó el alma, me subió el ánimo, la autoestima. Pensé que no lo lograría, porque muchas veces sentimos que nos excluyen, pero aquí estoy, trabajando con ganas y contenta”, comparte con una sonrisa esta empleada.
Sandra participó en talleres de reconversión laboral que le dieron las herramientas para adaptarse y crecer en su nuevo empleo dentro del programa Por Talento Latinoamérica con el que Fundación ONCE y el BID Lab colaboran en mejorar la vida profesional de personas con discapacidad en colaboración con otras entidades de la región, como es el caso en Colombia de la mano de Comfama.
A sus 46 años, ha recorrido un camino lleno de esfuerzo y logros. Nació en la localidad costera de Santa Marta, pero hace cuatro años encontró en Antioquia una nueva oportunidad de vida que la llevó a trabajar como facturadora en el citado parking. Ahora, en su día a día entre boletos de aparcamiento y con aeronaves sobre su cabeza se siente se siente plena, feliz y agradecida.
Antes pasó por otros trabajos como auxiliar de cocina, vendedora en almacenes y oficios varios. A pesar de todo, siempre tuvo claro que lo importante era no enfocarse en las dificultades, sino en sus capacidades. “No debemos tener en nuestra mente la palabra ‘dis’, sino enfocarnos en nuestras fortalezas. Quiero ser un ejemplo de perseverancia para los demás”, dice con convicción.
Ella también sigue la senda que le marcan otras mujeres con discapacidad a las que admira. De hecho, dice que encuentra inspiración en personas que, como ella, siguieron adelante a pesar de que la discapacidad les suponía una situación más difícil.
UNA FUTBOLISTA Y UNA MODELO
Una de ellas es la futbolista profesional Johanis Menco, también usuaria de una prótesis en una pierna tras sufrir un accidente hace cuatro años. Además de topógrafa, la guardameta colombiana para los goles no sólo de los balones que le llegan a la portería, sino de quienes se oponen a la inclusión de las personas con discapacidad.
Sandra también admira a Daniela Álvarez, otra compatriota famosa por su labor como presentadora y modelo. La amputación de una de sus piernas también alejó a Daniela de los focos, pero ahora es ejemplo para otras personas que como Sandra piensan que, también con una prótesis, el futuro está lleno de oportunidades.
Dice que se identifica como una mujer con valores sólidos, pues asegura que es respetuosa, amable, responsable, alegre y generosa. Y, sobre todo, una gran apasionada por el deporte, lo que le mantiene en movimiento. Practica el ciclismo, corre y va al gimnasio mientras trabaja por conseguir una prótesis que le permita practicarlo aún mejor: “Quiero demostrar que sí se puede, que los límites están solo en la mente”.
Entre sus gestiones cotidianas del aparcamiento, con el murmullo de las aeronaves de fondo, Sandra sigue planteándose retos. Es mamá de dos hijos, de 25 y 17 años, y, además, abuela de un pequeño de dos años.
Lejos de su costa norte natal, Medellín se ha convertido en su segundo hogar: “Nos acogió, nos dio trabajo. Todo lo bueno que hemos vivido aquí, llegó después de lo que me pasó”. Ese “después”, en el que irrumpió la discapacidad, marca un antes y un después en su vida, pero no la frenó. En el camino encontró apoyos como el de Por Talento Comfama, su familia y Airplan, empresa donde trabaja actualmente, ha demostrado que si es posible superar los retos que surjan en el camino.
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