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Alberto Fandos
Periodista. Responsable de Comunicación y Marca en Next Educación. Profesor de Marketing y Comunicación. Antes en Academia de Televisión, Aragón Tv, ‘Comunica que algo queda’ en RNE o Diario del Alto Aragón, entre otros. @albertofandos |
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Últimamente me pregunto más que nunca sobre la utilidad de escribir artículos como este. El ambiente de las últimas semanas, donde solo valen los gritos y los mensajes cortos que avivan las emociones, te invita amablemente a hablar más bajo o, directamente, a optar por la mudez. No hablar del tema, a veces, aporta más que sí hacerlo.
Ni Sánchez ni Feijóo, en el cara a cara por la presidencia del gobierno la principal víctima fue la verdad. Datos, datos y más datos que bailaban al son de gritos e interrupciones de bar. No te culpes, el 68% no somos capaces de diferenciar una información real de un bulo (estudio de Maldita). Me incluyo. Como resultado, las noticias falsas se retuitean un 70% más que las ciertas, según el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT).
Hijos de fontaneros que ignoran cómo purgar un radiador; hijos de albañiles que desconocen la fórmula para hacer mortero; o hijos de electricistas incapaces de cambiar un enchufe, como es mi caso. Eso sí, con estudios universitarios. Que la juventud actual no está a la altura de las anteriores generaciones nunca dejaremos de escucharlo.
Corto, efímero y puramente emocional. Así es el estilo de vida que define a una sociedad en búsqueda constante de estímulos que permiten que sus ojos permanezcan abiertos. Las mariposas en el estómago. Estímulos de usar y tirar que confunden vivir con correr. Como en las relaciones modernas, o en las redes sociales. Memoria cortoplacista.
El monarca cuya avaricia le condujo hacia la maldición de convertir en oro todo lo que tocaba. Así es la vida del emérito recopilada en formato docuserie bajo el acertado nombre de ‘Salvar al Rey’. Historia reciente que alerta e indigna desde el punto de vista social pero también periodístico. Décadas de silencio al servicio de un personaje cuyos intereses diferían de lo que, en teoría, debe buscar un jefe del estado, primando su bien frente al bien ciudadano.
Dicen por ahí que el corazón une y la razón divide. Y que los hechos invitan a reflexionar pero las emociones empujan a caminar. Ocurre en la vida y ocurre en política. Vox despertó a la derecha - e izquierda - con su llegada cuando las gaviotas apenas volaban. En la izquierda, egos e inentendibles motivos desembocan en la continua fragmentación. El meticuloso perfeccionismo acaba destruyendo más que creando.
Dúdenlo. El caso Kylian Mbappé ya es una mancha más a los valores periodísticos. Y, por tendencia y por desgracia, no será la última. Desde hace unos años, el futbolista francés ha sido, junto con el adiós de Messi al Barcelona, uno de los temas estrella de la farándula deportiva. El debate, el fichaje por el Real Madrid tras numerosas intentonas del presidente Florentino Pérez.
En la trampa del cinismo político. En poner el foco allá donde quieren que alumbremos y no donde debemos iluminar. La desesperación por una cita médica que parecía no llegar nunca vía sanidad pública, me empujó hacia la acera de enfrente. Vallada, exclusiva y aparentemente mejorada, te invitaba a eliminar cualquier tipo de traba burocrática a golpe de talonario. Bienvenida sanidad privada. Fácil, legítimo, pero, en el fondo, también peligroso.
Todo plan estratégico tiene un objetivo. Y es ahí donde debemos colocar el foco para atar cabos en la guerra del Partido Popular. Para sorpresa de nadie, el de Pablo Casado es la Moncloa. Como cualquier otro político voraz e insaciable de poder, todo sacrificio sería poco para lograr su ansiado propósito. La instauración del noísmo por antonomasia hacia el gobierno y un discurso cada vez más al borde del precipicio derecho lo constatan.
De los jóvenes hacia la política. Pero probablemente consentida. Jugar a la abstención juvenil se ha convertido en una estrategia electoralista políticamente eficaz, a la par que peligrosa para el futuro del país. No son pocos los que se resisten, aunque su voto sea por oposición, más que por ilusión. Con el miedo escondiendo a la convicción. O fuertes arraigos o rechazo total.
Dicen que la vida es una serie de sorpresas. Imprevistas, predecibles o incluso premeditadas, nos marcan un camino confuso a causa de vaivenes sociopolíticos. Curtidos en sorpresas infames, las positivas nos conducen al escepticismo. Fascinación por ser los primeros en recibir las ayudas europeas, a la par que consternación por la posible incapacidad de ejecución de los mismos. No se extrañen, somos reincidentes.
La vida hecha juego. Avaricia, empatía, oportunidades y estrategia. Cuatro términos que caracterizan la exitosa serie de televisión, El Juego del Calamar. Avaricia: de riqueza y poder. Empatía: la que intentó transmitir en vano la iglesia con el videoclip del cantante C. Tangana. Oportunidades: igualdad de condiciones paralelas. Estrategia: la que decimos tener pero raramente cumplimos.
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