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Alberto Fandos
Periodista. Responsable de Comunicación y Marca en Next Educación. Profesor de Marketing y Comunicación. Antes en Academia de Televisión, Aragón Tv, ‘Comunica que algo queda’ en RNE o Diario del Alto Aragón, entre otros. @albertofandos |
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En el corazón de Vitoria, Lydia Arto, ingeniera industrial especializada en la extensión de vida de aerogeneradores, desempeña un papel crucial en la sostenibilidad de los parques eólicos en España. Con la llegada del 25º aniversario de los primeros parques eólicos comerciales en el país, su labor se vuelve aún más relevante para las comunidades rurales que albergan estas infraestructuras.
La vida hecha juego. Otra vez. Como si el tiempo no hubiera pasado, pero con nuevos retos, reglas y trampas. Hace tres años reflexioné sobre el paralelismo entre El Juego del Calamar y la situación político-social en España. Ahora, con el estreno de la segunda temporada de esta distopía televisiva, toca revisar si algo ha cambiado. Spoiler: todo sigue igual. La serie, al igual que nuestra realidad, parece condenada a repetirse.
“El fenómeno natural de la DANA ha sido muchísimo más fuerte que en otras ocasiones por las altas temperaturas del mar Mediterráneo”, ha declarado Álvaro Rodriguez, docente de Next Educación y coordinador general en España de The Climate Reality Project, organización fundada por el premio Nobel Al Gore. Asimismo, ha añadido que “este verano hemos superado los 30 grados de temperatura en el agua del mar durante varias semanas” algo que es “una absoluta barbaridad”.
La antipolítica ha encontrado su mayor triunfo: un apoliticismo político que encarna un rechazo consciente a la política tradicional. Y aquí es precisamente donde la paradoja se vuelve elocuente. La falta de propuestas, los escándalos recurrentes, la constante guerra entre bandos, empuja a un desinterés de la política con nombre y apellidos que desemboca en un afán antipolítico visceral, construido alrededor del rechazo.
No por alzar más la voz, gritar y resonar más alto se tiene más razón. La verdad no es directamente proporcional a la intensidad de los gritos. Ni se mide por los decibelios alcanzados. Abrazamos informaciones suspicaces aún a sabiendas de que lo son, del mismo modo que compramos en el top manta imitaciones de las mejores marcas a un precio ridículo.
En un escenario donde el medioambiente y el estilo de vida saludable son cruciales, Ecológica de los Pirineos no solo produce carne ecológica de alta calidad, sino que también impulsa el desarrollo rural y combate la despoblación.
La política del amor. Es irónico. En un mundo tan interconectado, estamos más separados que nunca. Y los líderes, que deberían unirnos, nos enfrentan. La política, ese arte que debería ser la herramienta fundamental para construir una vida mejor, parece haberse convertido en una trinchera de odio y división. Esa necesidad insaciable de caminar hacia la animadversión que eclipsa la verdadera razón que realmente nos mueve y motiva a seguir viviendo, el amor.
En la colosal vorágine de los tiempos modernos, nos encontramos enredados en un tejido de deseos y ansias desbocadas. Nos hemos convertido en una sociedad dominada por la avaricia, un apetito voraz que desemboca en la insaciabilidad. La hambruna crónica de la insatisfacción. Más y más por el mero más y más. Lejos queda la capacidad personal y colectiva de detenernos a pensar quiénes somos y echar la vista atrás para recapitular de dónde venimos.
En el teatro de la impunidad, no solo los actores principales parecen exentos de la justicia, sino que el propio auditorio corea cánticos de perdón y excusa mientras sufre de ecolalia crónica no diagnosticada. Exculpación popular. Como en misa. Esta epidemia se expande cuando el fanatismo desmedido por ciertos personajes políticos o mediáticos ejerce una influencia desproporcionada en la opinión pública, convirtiendo la crítica y la rendición de cuentas en misión imposible.
Detestas tu vida normal, problemas de verdad no tienes. 2.400 millones de personas no tuvieron acceso constante a alimentos el año pasado, según la ONU. Otros más de 100 millones han sido desplazados por la fuerza a causa de conflictos, violaciones a los derechos humanos, etc. No pretendo aparentar ser el humanitario que apenas reside en mi interior, ni hacerle competencia a la palabra de Dios.
Últimamente me pregunto más que nunca sobre la utilidad de escribir artículos como este. El ambiente de las últimas semanas, donde solo valen los gritos y los mensajes cortos que avivan las emociones, te invita amablemente a hablar más bajo o, directamente, a optar por la mudez. No hablar del tema, a veces, aporta más que sí hacerlo.
Ni Sánchez ni Feijóo, en el cara a cara por la presidencia del gobierno la principal víctima fue la verdad. Datos, datos y más datos que bailaban al son de gritos e interrupciones de bar. No te culpes, el 68% no somos capaces de diferenciar una información real de un bulo (estudio de Maldita). Me incluyo. Como resultado, las noticias falsas se retuitean un 70% más que las ciertas, según el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT).
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