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Jesús Salamanca
La tronera
Jesús Salamanca Alonso nació en Arrabal de Portillo (Valladolid). Maestro. Licenciado en Historia por la UNED. Realiza el doctorado sobre "La cuestión Iglesia-Estado: impacto y reacción en Valladolid durante la Segunda República". Analista político, dedicado a la investigación sobre terrorismo, política y educación. Articulista desde hace veinte años. Colabora en Diario Siglo XXI, El Mundo-Diario de Valladolid, El Mundo-La Crónica de León, Diario Directo, Minuto Digital, Análisis Digital, Asturias Liberal, España Liberal, Foro Liberal, Castilla y León Liberal y Diario Liberal, entre otros. También colabora como firma invitada en Batiburrillo. Durante años ha colaborado en El Norte de Castilla, Escuela Española, Magisterio y diversas revistas locales, sindicales y de opinión.
Ha trabajado en la Obra de Protección de Menores, CENEBAD, Técnico Asesor en la Consejería de Educación de CyL, Asesor Técnico docente en la Dirección Provincial de Educación, sindicalista... Actualmente, además de numerosas colaboraciones diarias en medios de comunicación escritos, trabaja como profesor y director de Centro de EPA. |
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Los pactos del «Sanchismo» con la ultraizquierda han dañado considerablemente a España. Las obras hablan por sí solas. Si no se cuenta con Sánchez en Europa es por el comunismo que tiene apoltronado en su Gobierno. A más comunismo más desconfianza y, a medio plazo, más corrupción y daño social. Como prueba podemos destacar el destrozo del mal llamado escudo social, con el que se ha dejado tirados a casi dos millones de familias.
La Comunidad de Madrid se ha liado la manta a la cabeza y está dando donde más duele al Gobierno central: en la todavía presunta corrupción cometida con los fondos europeos. Y para ello ha empezado con los fondos de la empresa del marido de la vicepresidenta 1ª y ministra variada, Nadia Calviño.
Si por algo se ha caracterizado Raquel Sánchez Jiménez, ministra de Transportes, Agenda Urbana y Movilidad, ha sido por su incoherenciairresolutiva como alcaldesa de Gavá, su facilidad para insultar al oponente y su simplicidad para llamar «fascista» a quienes no se pliegan a sus deseos. Tal torpeza le ha acarreado problemas en el PSC y se los acarrea ahora como ministra, muy incompetente, visto lo visto, pero ministra.
Toda la tarde leyendo declaraciones del presidente Sánchez y de sus ministros sobre el paro y siento vergüenza de las cosas que dicen, con tal de echar culpas al maestro armero. Ellos siempre lo hacen bien. Son los demás quienes se equivocan. No sé si es ignorancia o analfabetismo, pero parece que lo dicen convencidos cuando, en realidad, de lo único que pueden estar seguros es de su mala gestión, nefastas políticas y mediocre economía.
Juan Lobato, alias «Zapaterito» y líder del PSOE en la Asamblea de Madrid, exige urgentes explicaciones del presidente, Pedro Sánchez, sobre los contratos de mascarillas en la primera fase de la pandemia, así como de la trama de los progenitores del presidente en la empresa de Industrias Plásticas Playbol, SL. Tendrá mucho que remar para hacerse notar y ser candidato al relevo del dictadorzuelo del actual Ejecutivo.
Los sindicatos del langostino, la gamba, la corrupción y las incontables sentencias por aprovechamiento indebido han perdido las calles. Ni Paco Lobatón ha conseguido dar con ellos estos días de intensas manifestaciones. Andan escondidos disfrutando de la millonada que el Gobierno de la miserable izquierda los ha dado. Lo raro es que no hayan protestado porque, con los transportes en huelga, no les llegarán los langostinos.
Emmanuel Macron ha dado una lección al negligente Pedro Sánchez: «Sofoca la huelga de camioneros antes de su inicio con un plan de 400 millones». Eso es lo que ha hecho el Gobierno de Macron; todo un plan de ayudas para minimizar el problema que ha generado la brutal subida de los combustibles. ¿Resultado? La huelga ha quedado desconvocada.
Desde hace tiempo venimos observando que esta generación de políticos ha denigrado el «arte noble» de la Política. Han perdido la ética, la educación y las formas. Hemos pasado de los políticos de la transición, con un claro afán de servicio, a la tropa que ahora tenemos en las institucionales nacionales, autonómicas y locales.
La extrema izquierda solo mira a Rusia, defienden al genocida más loco y degenerado del siglo XXI, incluso en la medida de lo posible impiden que otros lleven ayuda humanitaria o de otro tipo a Ucrania. Hoy, por encima de todo, España debe volcarse –y lo está haciendo—con Ucrania y con la población ucraniana por encima de todo.
Pablo Echenique, aprovechando su intervención en el pleno del Congreso de los Diputados, ha hecho un discurso caduco, parasitario, indigno y fiel a la línea comunista de la extrema izquierda. Le han faltado los carros de combate, el lanzamiento de misiles antiaéreos, ametralladoras acopladas a su silla de «matón de barrio», pistolas en la cintura y lanzacohetes rosa para adornarlos con la tan denostada ideología de género.
No pierde ocasión Pablo Iglesias para apoyar al genocida, Vladimir Putin. Lo hace con ignorancia supina, argumentos trasnochados y cadavérico entusiasmo. Vistas sus reacciones ante quien intenta ponerle en la senda del sentido común, es evidente que hoy cobra actualidad la figura excelsa de Cayetana Álvarez de Toledo en cuanto a lo que le espetó en el Congreso de los Diputados, hasta el punto a sacar de su zona confortable al entonces «Coleta morada».
Confieso que nunca imaginé que en pleno siglo XXI quedara algún loco con sueños expansivos y hitlerianos. Ni siquiera imaginé que el comunismo siguiera siendo tan torpe como es. Ahí tienen al incauto y figurón, Pablo Iglesias, sin idea de política internacional, pero apoyando las babas del terrorista y proasesino, Vladimir Putin. Recuerden que también apoyó a ETA y otras corrientes de terrorismo asesino. Es un claro ejemplo de degeneración sobrevenida.
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