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Jesús Salamanca
La tronera
Jesús Salamanca Alonso nació en Arrabal de Portillo (Valladolid). Maestro. Licenciado en Historia por la UNED. Realiza el doctorado sobre "La cuestión Iglesia-Estado: impacto y reacción en Valladolid durante la Segunda República". Analista político, dedicado a la investigación sobre terrorismo, política y educación. Articulista desde hace veinte años. Colabora en Diario Siglo XXI, El Mundo-Diario de Valladolid, El Mundo-La Crónica de León, Diario Directo, Minuto Digital, Análisis Digital, Asturias Liberal, España Liberal, Foro Liberal, Castilla y León Liberal y Diario Liberal, entre otros. También colabora como firma invitada en Batiburrillo. Durante años ha colaborado en El Norte de Castilla, Escuela Española, Magisterio y diversas revistas locales, sindicales y de opinión.
Ha trabajado en la Obra de Protección de Menores, CENEBAD, Técnico Asesor en la Consejería de Educación de CyL, Asesor Técnico docente en la Dirección Provincial de Educación, sindicalista... Actualmente, además de numerosas colaboraciones diarias en medios de comunicación escritos, trabaja como profesor y director de Centro de EPA. |
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¿Saldrán a pedir perdón la ME-MA (Mónica García) de Más Madrid, la «alfalfabeta» de la formación comunista de Podemos (Jacinto) y el lacayo del mentiroso Sánchez, Juan Lobato? Ya verán cómo no piden disculpas, ni perdón, porque esos representantes de la siniestra inoperante son como las gallinas de Cafarnaúm, que aprendieron a nadar para fornicar con los patos, aunque luego lo nieguen, que es lo que suelen hacer cuando los pillan en pleno renuncio.
¡Qué bajo ha caído el nivel del Parlamento español desde que el comunismo de ‘Hundidas’ Podemos aterrizó en él! Empezaron llevando al niño de Bescansa y haciendo un ridículo soberano, siguieron con su levantamiento de puño y horteradas varias y han acabado por sacar leyes que destrozan el bienestar animal, eliminan la seguridad y la protección de las mujeres y siguen hablando de insensateces alejadas del bienestar social.
Ya es el grito de guerra. No hay lugar de España donde no le recuerden su condición filoetarra, algo que hasta al torpe y mostrenco socialista, De Celis, le molesta. Pedro está recogiendo lo que sembró, al igual que lo recogió en su última etapa de desgobierno el hoy «Doctor Horroris Causa» por la Universidad de León, José Luis Rodríguez Zapatero.
El «Ministerio de Violaciones», con la «ministra de violadores» al frente no deja de hacer el ridículo. Nunca las propias mujeres habían propiciado la desprotección de las mismas. Ya se están acabando las adjetivaciones para calificar, y también para descalificar, a esa banda de vividoras amparada en el temor del mentiroso, Pedro Sánchez.
El puchero ha sido una pieza característica de la cacharrería castellana. Todavía quedan importantes reductos del oficio alfarero en las provincias de Valladolid, León, Zamora y Salamanca, aunque el puchero ya no se encuentra en el elenco de piezas de la alfarería moderna. «Dar un pucherazo» apenas solemos asimilarlo a dar un golpe con un puchero, y sí a un golpe de Estado, un engaño, una trampa o un fraude electoral.
Cuentan las malas lenguas que el Gobierno fraudulento de Pedro Sánchez oculta dinero de los fondos europeos para comprar votos, algo que en la administración socialista andaluza ya se hacía, hasta el punto de haberse perdido más de tres mil millones de euros.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, suele llamar a las cosas por su nombre, aunque moleste a algunos que no saben entender la segunda intención o que decir lo del sanguinario «Txapote» es ponerle al PSOE delante del espejo y explicitar que, tal y como ha gobernado estos años, solo merece que lo vote lo peor de la sociedad.
Empieza a ser vergonzoso ver al exvicepresidente del Gobierno «trabajando» en la Complutense. Y lo es porque un personaje así no puede dar buena imagen a la principal universidad pública de Madrid. En el buen sentido de la palabra es un monstruo tal universidad con sus casi 6.000 profesionales docentes. Su lema es de sobra conocido en el mundillo universitario: «Libertas Perfundet Omnia Luce» que en román paladino viene a decir que «La libertad ilumina todas las cosas».
Para la ley de la irresponsable y mamerta, Irene Montero, con la complicidad del Consejo de ministros, el Ejecutivo ya contempla reformas tras haber beneficiado hasta la fecha a 1 de cada 10 agresores y violadores sexuales. Si tenemos en cuenta que en los «talegos» del régimen penitenciario español tenemos casi 4.200 reclusos con ese tipo de delitos, el cálculo definitivo es fácil de hallar, aunque estoy convencido de que la proporción va a aumentar sin tardar.
Nunca he tenido dudas de que la actividad política debe ser enfocada para la solución de los problemas de la sociedad. Ha llegado un momento en que se confunden los objetivos y las perspectivas: prima lo ideológico, el insulto, el desprecio y la humillación fácil al contrincante, que no enemigo. Empiezan a no servir de nada los ideológicos y estériles debates, más orientados al marketing electoral que a hacer más fácil la vida de la ciudadanía.
A Pedro Guindaleras empiezan a no cuadrarle las cuentas, ni ver lógicas las explicaciones de los banqueros. Esos señores encorbatados o señoras presidentas con lustroso traje rojo le recuerdan a los agricultores de su pueblo: todos los años son malos y todas las cosechas se quedan cortas, aunque los datos digan que son extraordinarios y que representan las mejores cosechas del siglo.
Cuando empiezo a escribir este artículo compruebo que ya son 391 las personas que se han beneficiado de la Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual. Para ser más precisos: ese es el número de delincuentes sexuales condenados que ya han encontrado rentabilidad y provecho en la tan manida Ley Montero o del «Solo sí es sí». Bien es verdad que no solo ella es la culpable del desaguisado, sino que lo es todo el Gobierno que la aprobó en Consejo de ministros.
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