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Llucià Pou Sabaté
Buscador de la verdad. Enamorado de la vida. Con pasión por ayudar a los demás. Con ganas de construir un mundo mejor por el amor. Nacido en Gerona (1960), estudió en las Universidades de Sevilla y Córdoba la Licenciatura en Geografía e Historia (1984), vivió en Roma 10 años donde cursó el Doctorado en Teología, y ahora vive en Granada donde hizo el máster de profesorado de Educación Secundaria, y colabora con la Universidad mientras está cursando un programa de Doctorado en filosofía. Profesor de Teología y humanidades, actualmente del Claustro de la Universidad internacional de la Rioja, ha dirigido y participado en Congresos: Simposios de Teología de la Universidad de Navarra, Sociedad Internacional Santo Tomás de Aquino (Barcelona, Roma), Universidad de Granada. Entre sus publicaciones destacan el libro de la Tesis doctoral: "La filiación divina y el obrar moral en Santo Tomás de Aquino" (2007), y las comunicaciones sobre estos temas que publicó en libros (Universidad de Navarra, Universidad de Roma, Editorial Vaticana de Roma, etc.). También tiene libros de ayuda a los demás, como "La pérdida de un ser querido", "Mi querida misa", "Carta a un cónyuge con dudas", "Jesús Maestro modelo del educador", "Esperanza y salvación", etc. Colabora con sus artículos en algunos periódicos y portales de internet, además de desarrollar una actividad de difusión en las Redes sociales. |
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Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha levantado los ojos al cielo y se ha sentido sobrecogida ante ese río de luz que atraviesa la noche. La Vía Láctea ha sido espejo de nuestros sueños, símbolo de lo divino, guía de peregrinos, escenario de mitos y, más tarde, objeto de ciencia. Su contemplación nos invita a una experiencia doble: maravillarnos y preguntarnos. ¿Qué es ese resplandor que cruza la bóveda celeste?
La noticia ha conmocionado al mundo: el Papa Francisco ha fallecido. Tras 12 años al frente de la Iglesia Católica, su partida no solo marca el fin de un pontificado singular, sino que deja una pregunta abierta y profunda: ¿qué frutos dio su misión? Porque Francisco no fue un Papa más. Fue un pastor que, con gestos simples y palabras directas, quiso poner al Evangelio en un lugar central. Un pontífice que incomodó a muchos, pero también despertó conciencias dormidas.
La muerte de Jesús en la cruz, lejos de representar una derrota, dio paso a una afirmación radical: la vida no termina con la muerte. En los relatos cristianos, su resurrección se convierte en el fundamento de una esperanza que sigue conmoviendo a millones de personas dos mil años después.
Vivimos en una época donde los hechos ya no son el centro del debate. La objetividad ha perdido fuerza frente a las emociones, y las creencias personales muchas veces pesan más que cualquier dato comprobable. Es lo que se conoce como 'posverdad', un fenómeno que ha cambiado profundamente la manera en que entendemos la realidad.
En un mundo donde la competencia y los desafíos son constantes, el éxito ya no se mide únicamente por el coeficiente intelectual (CI). La inteligencia emocional (IE) y la automotivación emergen como pilares fundamentales para alcanzar nuestras metas y construir una vida plena. Este artículo explora la importancia de estas habilidades, su impacto en el ámbito laboral y personal, y ofrece estrategias para cultivarlas.
En muchas tradiciones espirituales y filosóficas, el ego no es algo negativo en sí mismo, pero puede convertirse en una trampa cuando se apodera de nuestra forma de interpretar el mundo. El ego, entendido como una construcción mental que se identifica con lo que poseemos, lo que hacemos y cómo queremos ser vistos, nos lleva a imponer un orden artificial a lo que nos rodea.
El control de la enfermedad y los miedos del futuro son una falta de sabiduría, pues nos dice Jesús que estamos en manos de Dios, que el mañana está en manos de Dios, que procuremos vivir solo el presente. La historia de Cande, Luisma y su hija Rochi es un testimonio de esta confianza.
El Día Internacional de la Felicidad, proclamado por la ONU en 2012, nos invita a reflexionar sobre el bienestar en todas sus esferas. Y si bien solemos confinar la felicidad al ámbito personal, una pregunta comienza a resonar con fuerza: ¿podríamos, deberíamos, ser felices también en el trabajo?
¿Para qué estás aquí? Es una pregunta incómoda, pero transformadora. Frente al habitual “¿por qué me pasa esto?”, el “¿para qué?” abre una puerta distinta: una puerta hacia el sentido profundo, hacia el propósito. No se trata de encontrar una única respuesta reveladora, como si el propósito fuese un tesoro oculto.
En los últimos días, el Gobierno de España ha lanzado una ofensiva contra las universidades privadas, calificándolas en algunos casos de "chiringuitos". Tanto la ministra Montero como el presidente Pedro Sánchez han hecho declaraciones en las que cuestionan la calidad y el papel de estas instituciones dentro del sistema educativo español. Sin embargo, cabe preguntarse: ¿a qué responde este ataque y cuáles son sus verdaderas intenciones?
Vivimos en una sociedad en constante cambio, compuesta por personas con diferentes intereses, opiniones y formas de ver la vida. Por eso, el conflicto es algo inevitable. No es algo que deba asustarnos: al contrario, si sabemos manejarlo de forma adecuada, puede convertirse en una poderosa herramienta de crecimiento personal y social.
Vivimos en un mundo donde lo visible, lo tangible y lo medible parecen tenerlo todo: el éxito se calcula en cifras, los logros se premian con aplausos y el valor de una persona se confunde a menudo con su posición social. Pero ¿y si todo eso fuera solo la punta del iceberg?
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