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Cuando creé la revista One stop tuve la suerte de contar con un colaborador que, hasta varios años después no conocí realmente, estoy hablando de Carlos Javier Jarquín, un nicaragüense radicado en Costa Rica, al que se le conoce como “El chico poeta”. Un escritor, periodista, poeta, columnista internacional y además un excelente gestor cultural.
Si te dicen “dime que tienes perro sin decirlo” ¿Cómo lo harías? Yo lo tengo claro, les enseñaría los cordones de mis zapatillas, quien tenga perro me entenderá, y para el que no lo tenga, les aclaro que, si dirigen su mirada a mis zapatillas, no existen cordones como tales, mis cordones son hilos sujetos por la parte de arriba que, gracias a la práctica, he sabido atar, como una autentica profesional del ilusionismo, para que no se note.
El objetivo de este día es agradecer a todos los profesionales sanitarios, su trabajo y dedicación para que miles de personas cada año puedan tener una segunda oportunidad gracias a un trasplante, especialmente en estos tiempos complicados debido a la pandemia de COVID-19. A pesar de ello, en 2021, el programa español de donación y trasplantes se recuperó del impacto sufrido en 2020, y continúa siendo referente mundial.
Su mirada ya gris, sus huesos trabajados, su colita moviendo por estar a mi lado. Ese es mi perro...
Dentro de poco llega un nuevo año, el 2022 está asomando ya un piececito por la puerta, y yo, sin embargo, llevo meses confundiéndome y pensando que el año que entra es el 2023. Puede que sea el estrés, las ganas de ver esta pandemia acabada… no lo sé, pero el caso es que me he comido inconscientemente un año, espero que no sea un mal presagio, porque, a pesar de no creer en el futuro, siempre tenemos esas ascuas de esperanza que nunca se apagan por muy mal que vayan las cosas.
Dice un gran amigo mío, que “cuando uno llega a los 79 años, comienza una década llena de ilusiones, creativa y depuradora”. Ese amigo mío, está muy unido a otro gran amigo común, el “Hermano Rafael”, trapense, San Rafael Arnaiz. El “Hermano Rafael”, tenía un lema, que hoy viene como anillo al dedo: “Lleva siempre una goma en el bolsillo y cuando algo o alguien te hace daño, sácala y pásala por la frente, borrando todo con cuidado”.
La pandemia y el confinamiento cambiaron muchas cosas en nuestra vida, y aunque parezca muchas veces que todo está volviendo a la normalidad, nada será nunca como antes, jamás volveremos a aquella normalidad, puesto que los recuerdos de esos momentos siempre aparecerán en nuestra memoria.
Adoro a mis correctoras de la revista y venero sobre todo a la correctora personal de mis obras. El problema que hay en el mundo literario, es que los escritores se creen tan sumamente perfectos e inteligentes que no se dejan aconsejar por sus correctores, por lo que la mayoría de las veces, los correctores se sienten con las manos tan atadas que no pueden hacer su trabajo como les gustaría.
Viaje en el tiempo, año 1910, en que un hombre ayudaba gratis a enfermos, gratis los viajes y además, daba clases en la Facultad de Medicina. Un hombre mágico, cordial, de trato afable, que pensaba en los pobres. ¿Dónde están ahora esos hombres?
Dotarnos en tiempos de pandemia de energía eléctrica, señal telefónica e internet, alimentos, además de un largo etcétera, está impregnado de millones de historias anónimas que tal vez no pasen a los libros de historia, pero ¿se imagina cuántos enfermaron de Covid-19 y perdieron la vida cumpliendo con su labor?
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