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Puede que hayamos dejado en un segundo plano el tema catalán en cuanto a lo que viene significando para la propia Cataluña, aparte de la importancia que se le viene dando por la evidente influencia que los políticos independentistas tienen sobre el señor P.Sánchez y los más que posibles indultos que se viera obligado a otorgar si llegase al poder y los presuntos delincuentes catalanes que están siendo juzgados por el TS fueren condenados por su rebelión contra el Estado español.Pero puede que, en el caso catalán, fruto del desgobierno que existe en esta autonomía a causa de su absorbente obsesión por el llamado process, que tiene a los políticos soberanistas pendientes de lo que hace relación con sus presos; de sus posibilidades de extender los problemas catalanes al resto de Europa, para intentar internacionalizar el conflicto respecto; de sus posibilidades de conseguir que un nuevo gobierno español fuera más maleable en cuanto a una reforma constitucional que beneficiara sus aspiraciones soberanas y, por encima de todo, cooperar en todo lo posible para que el nuevo gobierno que salga de la consulta del 28 de abril no sea, en modo alguno, de derechas o de una posible coalición de los tres partidos que aspiran a sacar al señor Sánchez de su despacho de la Moncloa.
«No fue sino mucho después cuando, habiendo ya reentrado en el caserón, oí en la radio que acaban de proclamar la República catalana».
Usted, seguramente es una persona normal, un ciudadano responsable que acude al trabajo cada día, que tiene que cumplir con un horario más o menos flexible y que está ocupado todos los días de la semana, lo que, con toda seguridad, no le va a dejar demasiadas horas libres si.
La Alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, haciendo caso omiso de la Ley Electoral que señala expresamente que durante el periodo de elecciones, los gobiernos -ya sean locales, regionales o nacional- tienen prohibido "realizar cualquier acto de inauguración de obras o servicios públicos o proyectos de éstos, cualquiera que sea la denominación utilizada".
La junta electoral lleva 16 años pidiéndomelo, y ayer ya me dijeron que ya se están empezando a irritar.
Es evidente que estamos rodeados de prensa adversa. Incluso en aquellos medios en los que confiábamos que se mantenían ciertas políticas sensatas, han decido cambiar de orientación para adaptarse a los tiempos, lo que quiere decir que si, para ello, han tenido que prescindir de unos determinados principios y ponerse una camisa política de otro color, no han hecho ascos y lo han hecho.
Mientras el señor Quim Torra se empeña en tocar las narices a los españoles con sus continuos desplantes y desobediencias a las autoridades españolas; el último el que está teniendo lugar en estos mismos momentos en los que, por segunda vez, ha desobedecido los requerimientos que se le han venido haciendo desde la Junta Central Electoral para que, sin más dilaciones ni entorpecimientos, ordenara retirar los lazos amarillos y las pancartas que figuran en la fachada de la Generalitat catalana.
Y, aún más, ¿Cúales son las empresas, mecenas particulares y asociaciones cívicas de las que indudablemente se nutre el aparato separatistas para que less permitan mantener al señor Puigdemont exiliado viviendo como un rey en un palacete perfectamente pertrechado en la ciudad belga de Waterloo y al resto de acompañantes y demás exiliados, voluntarios y prófugos de la justicia que también están subvencionados por el soberanismo catalán.A nadie se le puede escapar que una parte importante de los impuestos que se pagan al fisco y a los tributos, tasas, arbitrios y demás cargas, incluso las municipales, son destinados a contribuir a la causa del catalanismo independentistas que, debido a los sucesivos gobiernos del Estado que no se han querido tomar en serio el problema de que se dejase incubar el sentimiento identitario de los catalanes sin que ninguno de ellos tuviera la premonición de que cada cesión que se les ha hecho a los políticos soberanistas ha sido un nuevo paso hacia lo que para ellos siempre ha sido el objetivo de formar un estado propio fuera de la patria española.
Pero Puigdemont sabe que ya no puede seguir haciendo el ridículo porque bastante ha hecho en Europa y, sobre todo, tras la negación de su intervención en el Parlamento europeo, donde –dicho sea de paso—el nacionalismo catalán se está llevando una tremenda somanta de palos dialécticos, tanto por parte de eurodiputados españoles como por parte de otros parlamentarios no españoles.
El empeño del actual gobierno socialista -aún después de haber convocado elecciones para el 28 de Abril - de seguir legislando hurtando, al Congreso, su función legislativa mediante la cual se analizan las leyes, se depuran, se consensuan y se votan, por los congresistas, antes de que puedan salir a la luz y ser publicadas en el BOE.
No alcanzamos a entender cuáles puedan ser los argumentos que se puedan seguir arguyendo para seguir esta farsa que tiene montada el actual gobierno del Estado español, para seguir insistiendo en mantener el “diálogo”
El señor Sánchez no ha perdido tiempo en iniciar su estrategia en contra de los partidos de la oposición que van a tener que plantarle cara. La primera, ha sido una encuesta publicada en La Vanguardia en la que sitúa al PSOE en una posición envidiable, muy por encima de sus directos competidores.
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