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El odio que no cesa

Los políticos que fomentan estas revanchas y desquites deberían de reconocer que con ello sólo se alimenta el odio y la separación entre los españoles
Manuel Villegas
viernes, 29 de marzo de 2019, 12:32 h (CET)

La Alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, haciendo caso omiso de la Ley Electoral que señala expresamente que durante el periodo de elecciones, los gobiernos -ya sean locales, regionales o nacional- tienen prohibido "realizar cualquier acto de inauguración de obras o servicios públicos o proyectos de éstos, cualquiera que sea la denominación utilizada", así como el uso de símbolos partidistas en las instituciones públicas ha inaugurado una placa recordatoria de las víctimas del franquismo.

Por lo visto la Junta Electoral Central ya la ha reconvenido pero ha hecho caso omiso, al igual que los dirigentes de la Generalidad hicieron con los lazos amarillos hasta que, demostrando su desprecio por las leyes, los retiraron cuando a ellos les pareció bien.

El plafón conmemorativo se ha situado en la sede del Cuerpo de Seguridad nacional en Barcelona, en la vía Laietana, ya que este edificio acogió durante el franquismo la Brigada Político-Social, cuerpo especial encargado de "perseguir la disidencia política", según consta en el texto.

Con ello se pretende saldar una deuda con las víctimas del franquismo y de las torturas, según palabras de quienes han realizado tal desacato.

Esta revancha cargada de rencor que las Izquierdas exhiben cada vez que tiene oportunidad, venga o no a cuento, sólo sirve para profundizar cada vez más en la separación de lo que se conoce como “las dos españas”.

Para elaborar Constitución por la que nos regimos, los partidos políticos que intervinieron en su confección tuvieron que renunciar a muchos de sus postulados y apetencias, en bien de lograr una convivencia pacífica que enterrase de una vez todo lo que había supuesto división entre los españoles.

A pesar de ello, periódicamente hay quien se encarga de rememorar hechos ocurridos hace más de ochenta años reavivando el odio y el deseo de desquite.

Ciertamente durante la guerra incivil y el periodo que siguió hasta la muerte de Franco se cometieron muchos crímenes y desmanes, pero ¿es que no se tiene en cuenta que si esta contienda tuvo lugar fue por el desgobierno, la desolación y los terribles desórdenes que imperaban en nuestra Patria?

Queremos hacer memoria, bien ¡adelante! Recordemos también las checas, Paracuellos, el Tren de la Muerte de Jaén, el bombardeo de Cabra, ciudad sin ningún valor estratégico, las fosas comunes, el “paseíllo, los muertos en las cunetas cuyos restos no pueden sepultar dignamente sus familiares porque sólo saben que los asesinaron, pero no el lugar.

Los políticos que fomentan estas revanchas y desquites deberían de reconocer que con ello sólo se alimenta el odio y la separación entre los españoles, cuando lo que hay que procurar es que se sepulte de una vez todo lo pasado y se fomente una convivencia dentro de la Constitución.

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