¿Desde cuándo, en España, se ha necesitado la colaboración de un personaje de otro país para solucionar nuestros problemas internos?, ¿No tenemos en nuestro país las instituciones democráticas adecuadas para desenvolvernos, según los cánones de las democracias más solventes que existen en el mundo?,¿En qué nación, de la UE, se acepta que una parte de ella, un länd alemán o un estado federal en los EE.UU de América, por ejemplo, tenga la intención de separarse de su nación, de hacerlo sin el apoyo de todo el resto del país y, aun así, cumpliendo con todos los requisitos que las leyes del país al que pertenece tanga promulgadas para que pueda tener lugar la separación?
Sin duda alguna, nos encontramos ante uno de los más graves, desvergonzados, inadmisibles y desleales intentos, por parte de una comunidad autónoma de nuestra nación, de intentar forzar al Gobierno de la nación a aceptar el chantaje de las autoridades de dicha autonomía, sin siquiera contar con el apoyo de la mayoría de sus ciudadanos censados en la misma; rebelándose contra la nación a la que juraron obedecer, proteger y defender, con la aviesa intención de prevaricar, cometer el delito de secesión, desobediencia y, utilizando los caudales públicos, para financiar todos los actos, inversiones, contrataciones y disposiciones pertinentes, dirigidos a fomentar, incitar y dirigir a aquellos ciudadanos a los que han convencido de que, desobedecer al gobierno y los tribunales españoles, constituye un derecho y no una traición y deslealtad hacia toda la nación española.
Hemos estado denunciando, desde nuestra modesta posición, de que esto sucedería, como voz en el desierto, sin que nadie escuchara, tomara medidas, se sintiera inquietado o decidiera analizar a fondo aquellos hechos, acontecimientos, desafíos, delitos y traiciones que, durante años, se han estado perpetrando por todos estos nacionalistas que ahora, seguros de su fuerza, han decidido lanzar su particular órdago contra un gobierno, evidentemente dispuesto a ceder ante cualquier petición, sea esta legal, ilegal o, evidentemente anticonstitucional, como es evidente que, el intento golpista de las autoridades catalanas, tiene todos los requisitos para poderse considerar que estamos ante un acto grave de secesión y sublevación contra el orden constitucional.
No sabemos cuál de las personas del PSOE, que han tomado parte en estos claros actos de intento de humillar a la nación española, ha actuado con menos vergüenza, ha tenido más descaro o ha sido capaz de pronunciar palabras más ofensivas para cualquier español que ame a su patria, que no tolere que se cometan deslealtades contra ella o que no levante su voz airada reclamando la sustitución inmediata de este gobierno de falsarios, la destitución del presidente del Gobierno y la convocatoria inmediata de elecciones, para que el gobierno que pudiera salir de las urnas, pusiera fin a un estado como el actual en el que un partido político, como el PSOE, permite que un presidente de gobierno, salido de una moción de censura sin haber sido elegido por los votantes, pueda poner en peligro, no sólo la unidad de España sino su futuro como nación y la posibilidad de que, todas las medidas que han estado tomando desde que asumieran el poder nos llevarán a una situación insostenible, no sólo para los españoles, sino que pudiera poner al resto de la UE en contra de un país que se atreviera a poner en cuestión las medidas e instrucciones que se nos dieron para que no tuviéramos que ser rescatados, como les ocurrió a Grecia e Irlanda.
Creo que, desde la más alta autoridad española, incluido el Jefe del Estado, hasta el más insignificante ciudadano, deberían valorar lo que pretende hacer el actual Gobierno, presidido por el señor Pedro Sánchez, tomar nota de las consecuencias que para nuestra nación se puedan derivar de lo que tiene planeado, en relación a sus conversaciones, en pie de igualdad no nos olvidemos de que está manteniendo con los cabecillas rebeldes catalanes, tomar en cuenta el hecho de que no se atrevió a hacer públicos los 31 puntos que acordaron, como punto de inicio de futuros acuerdos - unos preacuerdos de los que, los ciudadanos, nos hemos tenido que enterar través del mismo Quim Torra que, suponemos que para presionar más a Sánchez, ha decido darles publicidad – cada uno de los cuales nos confirma en nuestra idea de que, con tal de aprobar estos presupuestos en los que ha puesto toda su confianza para mantenerse en el poder hasta el 2020, el señor Sánchez, estaría dispuesto a ir dando cuanto le pidieran los soberanistas, ya fuera por medio de pactos explícitos o, acaso, mediante pactos secretos que les garantizaran concesiones futuras. Es obvio que Sánchez, tienen una nula preocupación por el bienestar de los españoles, por la salud de nuestra economía, por los puestos de trabajo de los millones de españoles, por nuestro prestigio ante el resto de naciones y, especialmente, por el respeto al sistema político que ha conseguido sacarnos de la situación extrema en la que dejó al país el gobierno socialista de entonces – su antecesor socialista en el cargo, señor Rodriguez Zapatero, que muchos pensamos que fue lo peor que le pudiera pasar a este país hasta que, la llegada del señor P.Sánchez al gobierno, nos viene confirmando en la idea de que, siempre es posible encontrar a alguien que lo haga peor – Parece que para el nuevo gobierno socialista existe el convencimiento de que hay que cambiarlo todo, para volver a aquellos paraísos comunistas que llevaron, a una parte importante de las naciones europeas, sometidas bajo la bota de la URRS, a la estatalización de la producción, el control político de los ciudadanos y el sometimiento a un gobierno totalitario, dictatorial y policíaco que tuvo sometidos a millones de ciudadanos, hasta que la caída del muro de Berlín, el 13 de Agosto de 1961, les devolvió la libertad.
Ya no hay excusas, ni vale apelar a más diálogos para evitar, de una forma contundente, que aquellos revolucionarios que no atienden a razones y no piensan en otra cosa que salirse con la suya, fueren cuales fueren las concesiones que se les haga pudieran llegar a alcanzar sus objetivos. Se ha llegado a un punto en que, cualquier nueva cesión a los separatistas catalanes, supone una traición evidente a la nación española, una violación inaceptable a los principios constitucionales y una afrenta para todos aquellos españoles que seguimos asombrados el gran deterioro que se está causando en una nación que siempre ha estado entre las primeras de Europa y que, si no se le pone remedio, va a acabar siendo la última en la cola, con la posibilidad de que, finalmente, acabáramos en las zarpas de este comunismo bolivariano que tanto mal está haciendo al país y a la convivencia entre españoles.
No caben más paños calientes, ni pretender alargar esta situación esperando que el tiempo sirva para que se calmen los ánimos porque, esto precisamente es lo que hizo Rajoy y su ayudante Sáez de Santamaría y esto ha sido precisamente lo que nos ha llevado a la situación actual en la que, un problema que hace ocho o nueve años se hubiera podido solucionar sin grandes aspavientos; en la actualidad se ha convertido en un problema de Estado que afecta, no sólo a España y a los españoles, sino que ya ha empezado a interesar a Europa; algo que, evidentemente, no puede consentirse si es que pretendemos continuar pintando algo entre las naciones a las que se las escucha en los foros europeos.
Alguien debería despertar de su sueño de tantos años. No basta que nos dediquemos a hacer de ONGs, acudiendo a ayudar a quienes han sufrido catástrofes naturales, a recoger inmigrantes en peligro de ahogarse o a ayudar a nuestros amigos europeos, colaborando con la OTAN en misiones, peligrosas sin duda alguna, para ayudar a países con problemas internos o comunidades en las que el terrorismo internacional se ceba entre sus ciudadanos. Todo esto está, sin duda, muy bien y debemos de estar orgullosos del buen papel que han tenido en todas estas misiones que se les encomiendan. Pero, señores, no basta que leamos los artículos más suaves de nuestra Constitución de 1978. Ya tuvimos que aplicar el 155 en Cataluña, por cierto poco tiempo y sin la suficiente contundencia, lo que les permitió a los catalanes mantener sus centros de propaganda y reiniciar sus actividades, al poco tiempo de que la normalidad se instalase de nuevo en el país. El Parlamento, verdadero responsable de todo el alboroto revolucionario que tuvo lugar en Cataluña y, la Generalitat, en la que el señor Puigdemont, el prófugo de la Justicia, tiene a Torra, se las ingeniaron para volver a sus intrigas separatistas y, ahora, se puede decir que han llegado al punto álgido, con un iluminado, Quim Torra, al frente de la Generalitat, arengando a sus huestes con la tranquilidad del que sabe que, los actuales gobernantes de España, están a sus pies suplicándole que apoyen, en el Congreso, los PGE, para que P.Sánchez coja aire e intente mantenerse en el poder hasta el 2020 y es evidente que no va a ordenar ninguna actuación en su contra.
Recordamos a los desmemoriados que, antes de que lo que está sucediendo llegue a una situación peor, donde ya no haya posibilidad de retorno y los que atentan contra España hayan conseguido sus objetivos; nuestra Carta Magna, aunque parezca que nuestras autoridades lo ignoren, tiene recursos previstos para afrontar estas situaciones excepcionales y medidas excepcionales por las que se les encomienda a los militares una misión de defensa de la patria en los casos en los que esté en peligro. No obstante no se ven reacciones, siguen en actitud pasiva y dan la sensación de que lo que está sucediendo en Cataluña no les importa ni poco ni mucho. Se van tragando sin esfuerzo los sapos que determinados partidos políticos van produciendo, uno tras otro, sin que haya voz que denuncie la situación y de la voz de alerta que advierta del peligro o que tenga el valor de gritar un ¡Viva España! sin que nadie se atreva a desautorizarlo. Lo he dicho en varias ocasiones y, ante una situación tan delicada como esta en la que se encuentra nuestro país, en manos de unos señores que no piensan en otra cosa que en conseguir asegurarse la poltrona aunque, para ello, deban de permitir que volvamos a una época en la que España necesitó de un alzamiento militar para evitar que, el comunismo internacional, entonces los frentes populares, acabara por apoderarse de toda España.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, nos vemos obligados a repudiar cualquier intento del actual Gobierno de darles bazas a los separatistas catalanes. No olvidemos que, expectantes y siguiendo con gran atención lo que sucede en Cataluña, tenemos a los vascos del señor Urkullu que ya han advertido que no van a aceptar recibir ni un solo beneficio de los que consigan sacar los catalanes. No perdamos de vista las Baleares y Galicia que siguen a la cola y, quizá, las Canarias por aquello de la lejanía de la metrópoli. Malos tiempos y peores gobernantes, para que podamos mirar el futuro con optimismo. Algunos seguimos pensando que, como diría Murphy, “cualquier cosa que sea susceptible de empeorar, empeorará”. Siempre nos queda el recurso de rezar.
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