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Hasta ahora estas rupturas de las parejas creaban una serie de problemas que a muchos les parecían insuperables. Amén de reconocer definitivamente que el cónyuge no era tan apreciado como cuando se inició la relación, surgían las dificultades para establecer la guardia, custodia y educación de la descendencia y el reparto de los bienes. Ahí se armaba el taco.
La preocupación por el acceso de los menores a dispositivos móviles está comenzando a reflejarse significativamente en los convenios reguladores. Abogados especializados informan que cada vez más parejas incluyen cláusulas específicas sobre la edad a la que sus hijos pueden recibir su primer teléfono móvil, marcando un cambio notable en las prioridades parentales post-separación.
El número de divorcios en España ha aumentado más de un 5% desde la pandemia hasta superar los 81.000. Un crecimiento que tiene consecuencias, entre otros, en el sector inmobiliario. Una problemática que aumenta en un momento donde el acceso a la vivienda es tema candente en todas las ciudades. Sobre todo teniendo en cuenta que el 45% de estos divorcios no tienen hijos de por medio y que la edad media es de unos 47 años, por lo que existe una alta probabilidad de que haya una vivienda comprada.
Cuando uno inicia una relación nunca piensa en el punto final, ya que al comienzo todo es maravilloso. Es una sensación de bienestar absoluta donde dos personas, la mayoría de las veces, se están conociendo y dan lo mejor de cada uno de ellos. Algunos pensarán que es fingir, mientras que otros, dirán que es para presentar su cara más amable, pero en ambos casos es cierto, que con el paso del tiempo, esas máscaras se caen para dar lugar a otras facetas más reales.
Tomar la decisión de finalizar un matrimonio no es nada sencillo. De hecho, es algo que se suele posponer durante un largo tiempo hasta que la situación se hace insostenible. Este error tiende a dificultar en gran medida todo el proceso de la separación, por lo que es mucho mejor adelantarse al momento en el que todo está roto por completo.
En la actualidad, se estima que, en España casi la mitad de los matrimonios terminan en divorcio o separación (este último menos común). Se ha demostrado que el compromiso es un factor claro de porqué algunas parejas permanecen juntas. Si bien es cierto, aunque hay momentos en que el divorcio es necesario, en otras muchas ocasiones las parejas divorciadas reconocen que desearían haberse esforzado más antes de tomar la decisión de divorciarse.
España fue el tercer país de la Unión Europea en el que se celebraron menos bodas (1,9 por cada mil habitantes) y el decimocuarto en el que más divorcios se produjeron (1,6 por cada mil habitantes) en 2020, año de la irrupción de la pandemia del coronavirus. Así consta en la estadística publicada por Eurostat sobre el número de bodas y divorcios celebradas en la Unión Europea en el año 2020.
En mi anterior artículo donde traté el invierno demográfico de España a la vista del informe del Instituto de Política Familiar, ya advertí que la evolución de la población está ligada a la nupcialidad y los hogares, en resumen, con la base de la familia.
Cada día, son más las parejas que deciden romper su matrimonio y divorciarse. En el 2019, se presentaron un total de 109.567 denuncias de divorcio en España. Hoy en día, es posible realizar los trámites de dos maneras diferenciadas, bien a través de un divorcio de mutuo acuerdo, también conocido como exprés, o a través de la vía judicial. Los divorcios de mutuo acuerdo son los más comunes.
Mientras que miles de parejas se dan el "sí, quiero" cada año en todo el país, otras tantas están comenzando a tramitar la documentación para proceder a su separación o a su divorcio definitivo. En la Comunidad de Madrid la tasa de divorcios por cada 10.000 habitantes se encuentra en 22,4 según el último dato publicado para el año 2018, una ratio inferior a la media nacional que se encuentra en 23,9.
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