Hasta ahora estas rupturas de las parejas creaban una serie de problemas que a muchos les parecían insuperables. Amén de reconocer definitivamente que el cónyuge no era tan apreciado como cuando se inició la relación, surgían las dificultades para establecer la guardia, custodia y educación de la descendencia y el reparto de los bienes. Ahí se armaba el taco. Pero hemos descubierto que aquí no se acaban los problemas. De una forma apabullante, surge el conflicto con la mascota de la familia. Por su número, más grave que el de los niños. En nuestras familias actuales hay más mascotas que niños. Tan peliagudo es el tema que han tenido que mediar las autoridades y establecer unas normas jurídicas para solventar este problema. Surge una serie de incógnitas. ¿Cuál será el régimen de convivencia y cuidado del animal de compañía? ¿Qué criterio seguirá el juez para establecer quién debe asumir los gastos de cuidado y mantenimiento de la susodicha mascota? Afirma en su blog una experta en el tema, la abogada Carolina Torremocha, que “Los animales domésticos también han de ser considerados como miembros de la familia. Es por ello que, como sucede con los hijos menores, hay que establecer un régimen jurídico que regule la relación que regirá a partir de la ruptura”. Y continua diciendo:”Si los miembros de la pareja están de acuerdo en cómo regular las relaciones que regirán a partir de la ruptura con la mascota, el abogado redactará un convenio regulador en el cual se recogerá el régimen de convivencia y custodia del animal. Si median hijos menores o hay que regular algún otro aspecto, se recogerá en el mismo convenio regulador”. Niños y mascotas. Un totum revolutum. La imagen de un hombre o una mujer recogiendo un perrete un fin de semana y llevándolo a un MacDonald perruno, me chirría un poco. Pero en fin. Esto es lo que hay. Me encantan los perros. Siempre he vivido rodeado de ellos. Lo cual no impide que les haya dado el lugar que les corresponde en la familia. Sin pasarse de la raya. No veo a los jueces en una actitud salomónica debatiendo el futuro del canario de la familia… y estableciendo el régimen de visitas. Por cierto, a ver cuando se regula también el régimen de visitas a los mayores internados en asilos y residencias. A veces están muy solos. Por otra parte, para mí es una buena noticia el conocer a un montón de matrimonios que mantiene sus matrimonios a lo largo de los años. También tienen problemas de convivencia, económicos, con los hijos, etc. Pero han descubierto la belleza que se desprende del envejecer juntos. Otra forma de vivir. Antigua… pero recomendable.
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