| ||||||||||||||||||||||
El mundo financiero ha experimentado cambios significativos en los últimos años, impulsados principalmente por la aparición de monedas digitales descentralizadas. Este fenómeno está revolucionando la forma en que pensamos y utilizamos el dinero, transformando los sistemas tradicionales en modelos que son más accesibles, transparentes y democráticos.
Nada más terminar la Segunda Guerra Mundial, Gran Bretaña principalmente, y EEUU, pergeñaron la “Operación Impensable”. Tropas americanas, inglesas, polacas y los restos de las alemanas (100.000 tropas), se dirigirían sobre la Unión Soviética. El cálculo frio de los militares llevó a la conclusión de que más bien era una operación imposible, dadas la profundidad estratégica del país y las dimensiones de su ejército levantado en armas.
La sociedad occidental estaría caracterizada por el imperio del hedonismo y el nihilismo frente al espíritu crítico y la cultura del esfuerzo del siglo XX al estar formada por individuos consumo- dependientes de bienes materiales que conforman una masa homogénea, acrítica y fácil de manipular por las clases dirigentes.
Mientras el hombre común ha pasado a ser un número en un panorama social de masas como el actual, los grupos han tomado protagonismo en la sociedad consumista, amparados ideológicamente por la inteligencia capitalista y alimentados en la práctica por los operantes empresariales. La consecuencia es que el individuo común, el único que debe contar en la base de una sociedad libre y verdaderamente abierta, ha entrado en proceso de franca decadencia.
“Quien trabaja con sus manos, su corazón y su cabeza, es un artista” (San Francisco de Asís). O sea, los agricultores, los ganaderos, los pescadores y muchos otros trabajadores son artistas; pero jamás se podrá incluir ahí a los políticos progres, que sólo trabajan con la lengua y algunas veces con el cerebro, pero siempre sin corazón y sin manos.
En un mundo globalizado como el actual, la justicia social debe ser el objetivo central que oriente todas las políticas internacionales, nacionales y regionales, ante la multitud de injusticias y el aluvión de violencias, que lo único que propician es aumentar los dramas de la miseria, gravando el desarrollo solidario e impidiendo el establecimiento de una sociedad humana y equitativa.
Aunque no se define claramente hasta años más tarde, la globalización, como instrumento para establecer el imperio capitalista a nivel mundial, tiene sus orígenes al finalizar la segunda gran guerra del siglo pasado. Su patrocinador oficial, es decir, el que se ofertó como promotor político, utilizando el argumento de la superioridad atómica y económica, lanzando el diseño de Bretton Woods, fue USA
La diferenciación entre migrantes y refugiados no siempre es clara, ya que existen muchas situaciones que son interpretables. ¿Hasta qué punto personas que huyen de la pobreza extrema y del hambre no son refugiados? Podemos pensar que no lo son, si consideramos que no están siendo perseguidos ni están padeciendo conflictos armados.
Ante el desconcierto presente, aquí mismo, casi en la punta del continente europeo, para tener una mínima idea sobre lo que está pasando, hay que tener en cuenta ese fenómeno que se ha llamado la globalización. Esta última, dicho brevemente, es el último acto del despliegue del capitalismo, representado por la corte del gran capital, en términos imperialista y totalitarios a nivel mundial.
La globalización no es ni mucho menos un fenómeno nuevo. Sin embargo, la posición de la única superpotencia realmente existente, los Estados Unidos, ante la globalización -que, como Marx y Lenin explicaron en su tiempo, es consustancial al mismo modo de producción capitalista- ha variado tan drásticamente como para pasar de ser su adalid como superpotencia en su apogeo a ser su atacante como superpotencia en su ocaso.
La llamada globalización es el instrumento para consolidar el protagonismo único del capitalismo, controlado y dirigido por una minoría que domina el mundo desde la posesión del gran capital. Su única realidad es el juego del dinero, todo lo demás es apariencia.
La existencia por sí misma es un continuo movimiento, un constante proceso en perenne mutación, que nos insta a renacer cada aurora, reconstruyendo caminos y abriendo horizontes. Sólo hay que mirar y ver. Rápidos y profundos son los cambios que están transformando nuestras propias relaciones entre sí y con el entorno.
Las elecciones no las ha ganado un partido ni las ha perdido otro, simplemente las sigue ganando, como era de esperar, la globalización. Este fenómeno, hoy dominante, que está apadrinado y dirigido por el gran capital, controla tanto la economía y la política como la sociedad. Las razones parecen estar claras.
Es prácticamente imposible lograr que, en un artículo de reflexión en un periódico, podamos comprender el universo de la estética en tanto estudio filosófico del sentido del mundo del arte y de la belleza. Ahora bien, lo que hoy me convoca a compartir con ustedes es un aspecto sobre este asunto: la reproductibilidad del arte en la cultura de masas que nos ha llevado a contemplar con placer lo indistinto al punto tal de admirar la mediocridad del bodrio con trágica admiración.
La actual sociedad estaría caracterizada por el imperio del hedonismo y el nihilismo frente al espíritu crítico y la cultura del esfuerzo del siglo XX al estar formada por individuos consumo- dependientes de bienes materiales que conforman una masa homogénea, acrítica y fácil de manipular por las clases dirigentes.
El movimiento de los seres humanos es un fenómeno mundial y está presente en todas las épocas de la historia y en todos los rincones de nuestro planeta. Ante los flujos migratorios, en la actualidad podríamos hablar del impacto sobre la etnicidad que estos producen, el malestar tanto administrativo, como el de las poblaciones receptoras hacía un sociedad multicultural.
Con la caída del bloque de naipes de los últimos estados de la URRS, observamos como el imperante capitalista ha desarrollado su dimensión más universalista, integradora y globalizadora. Empezamos a mover nuestra existencia alrededor de la hegemonía del capital total, nuestra cultura general se mueve alrededor del negocio, la cultura literaria, musical, los nacimientos, la muerte, etc.
El fenómeno de la globalización económica ha conseguido que todos los elementos racionales de la economía estén interrelacionados entre sí debido a la consolidación de los oligopolios, la convergencia tecnológica y los acuerdos tácitos corporativos. Dicho neoliberalismo económico sería el culpable de que según la OIT para el 2.023 el número total de desempleados en el mundo alcance los 207 millones (6% de la población activa).
A la ciudadanía se la vende grandeza, cuando todo es penuria, en forma de crisis, epidemias, guerras y otros inventos para especular en el marco del sistema capitalista, mientras la decadencia se instala en el plano estatal. El mentor ya se conoce quien es y con la fórmula utilizada sucede lo mismo.
La globalización conlleva cambios políticos a nivel mundial, caminando hacia la unificación de las acciones de gobierno, sobre la base de un credo político que mira por los intereses del mercado y contempla al ciudadano de los respectivos Estados como un bien mercantil a proteger, dada su condición de consumidor.
|