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La historia de Sugar Man es una lección de vida en toda regla, lo que demuestra que este valle de lágrimas nos depara sorpresas en cada esquina, o en cada canción, para el caso que nos ocupa. Porque Sixto Díaz Rodríguez fue desde niño músico de vocación en su Detroit natal, hablamos de cuando la ciudad era próspera y bulliciosa, mucho antes de convertirse en un cementerio de muertos vivientes donde la gente no tiene otro sueño que el de huir a cualquier parte.
—Cuando era chiquita me soñaba una casa —dice la mujer. Que era una casa. Que yo era una casa en cuyas tejas los pájaros no sabían posarse. Se desprendían, resbalaban, no sé; alguno no levantó vuelo y se estrelló. Y se murió en mi jardín, entre las flores, entre los carteles que explicaban la procedencia de esas flores vistosas, con tanto amarillo y negro, tan desesperadas. Se murió en mi jardín, uno. Y nadie lo enterraba. Era chiquita la casa que yo era: un chalecito.
Nací en Cabra del Santo Cristo. Tuve que abandonar mi tierra cuando me quedé embarazada, aún no había cumplido 16 años. Yo era y continúo siendo, pequeñita y fea; razón por la que me contrató doña Ramona:, esposa de un marido aficionado a “beneficiarse” de las mujeres que contrataba su señora.
Con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, que se celebra el próximo 11 de febrero, Cultura Inquieta lanza junto a la colaboración de Iberdrola la III edición del concurso de micro-cine Historias de pioneras en 60 segundos: historias sobre mujeres con determinación, valientes y rompedoras que hayan dado un paso al frente.
En una de las conversaciones que sostenía con la Escritora y Poheta María Beatriz Muñoz Ruiz, oriunda de España, por cierto muy afable y elocuente en su discursar dialogante, me expresaba que saldría un libro suyo publicado, entonces, sobre el diálogo nació, que le preparara una sinopsis de su libro para ser publicada como leyenda de contraportada. En efecto así fue, y así se publicó.
La incontinencia anal y urinaria son patologías que no entienden de edad. Si bien la sociedad, por lo general, asocia estos problemas médicos a las mujeres o a la población mayor, las fugas pueden aparecer a lo largo de la vida por diversos factores. Se calcula que 400 millones de personas en el mundo sufren algún tipo de incontinencia, y que en España entre 2 y 4 millones padecen incontinencia anal y 6 millones urinaria.
El otro día estaba tomando café con mi niña en la cafetería del aeropuerto mientras esperábamos a un familiar, mi mirada estaba perdida entre las mesas y la gente que iba de un lugar a otro, cuando noté que mi hija me daba un pequeño codazo y me decía, algo molesta, que no la estaba escuchando.
A menudo nos sumergimos en los libros de terror desde una perspectiva equivocada. Creemos que abrimos una puerta a un mundo desconocido, fuera de lo común, que únicamente habita entre esas cubiertas y esas páginas y que, cuando las cerremos, permanecerá ahí contenido hasta que nos apetezca revisitarlo. A. N. Yurkhela nos demuestra que no es así, que el verdadero terror es algo cotidiano, que convive con nosotros, que podría estar sucediendo ahora mismo.
El despertador suena a las cinco y media. Es de noche. No debo pensarlo dos veces, y no lo pienso. Enciendo la luz del velador. Me incorporo (si puede decirse que ese paquete abotagado y que ofrece sólo una contundencia marmota y atravesada, lo que hace es incorporarse), me desplazo hacia el aparato de radio (debajo del lavatorio, sobre un banquito que hubiera podido construir el tío Pacho, o bien, mi padre)...
El cómic está viviendo actualmente una segunda edad de oro gracias a las productoras de cine, que en los últimos años han apostado por películas basadas en este género literario, y que se han convertido en grandes éxitos de taquilla. Un fenómeno particularmente notable en Hollywood, pero que también ha tenido cabida en nuestro país, donde recientemente hemos visto adaptaciones en la gran pantalla de “héroes” como SuperLópez, los agentes de la TIA Mortadelo y Filemón, o la versión patria de 007, Anacleto.
Leer a John Banville siempre es un placer para el lector exigente, tanto las obras firmadas con su nombre o con su heterónimo, Benjamín Black, maestro del género negro. Por ello, leer esta trilogía es una nueva ocasión para volver a disfrutar de la excelente prosa de este autor singular,
La historia de esta novela contada con sencillez agradable, muestra al lector la maestría de la autora Jane Smiley. Nos descubre con su lectura las entidades convencionales familiares y las consecuencias problemáticas que se suceden en las historias de amor.
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