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En España, en la que no nos enseñaron y en la que conocemos, siempre han existido problemas de honradez, antiguamente llamados pícaros, hoy aprovechados, pringados, ladrones, mafiosos, colocados para, inmorales y, si se quiere hablar más claro, “clase política”...
A esa Roma llamada libertad, unión, progreso no se llega ignorando la historia, mintiendo la realidad y despreciando al de fuera. A esa Roma se llega respetando los derechos de todos, la libertad de todos y la justicia por todos aceptada. Roma se destruyó a sí misma por el ego de sus mandatarios, nunca el pueblo, pobre y hambriento, fue responsable de su división.
El sentido final de todo juramento es la manifestación pública de la “honradez personal”. Ese es el motivo por lo que “jurar en falso” siempre ha sido considerado ignominioso en todo tipo de cultura. No se puede obligar a realizar juramento que comprometa a llevar a cabo algo ilegítimo, imposible o contra la propia ideología personal o ética colectiva. Lo grave es hacer el juramento a sabiendas de las contradicciones personales.
Pablo Iglesias, un nombre que representa dos formas de hacer política en España, uno de ellos en mayo de 1879 con un grupo poco más de 30 intelectuales y tipógrafos fundaron el PSOE, en agosto de 1888 con los delegados de cuarenta y cuatro sociedades de oficios fundó UGT. El 15 mayo de 2011, otro Pablo Iglesias surge entre el llamado movimiento de los indignados junto a otras personas de gran valía en las distintas manifestaciones pacíficas en ciudades españolas.
La gerencia de un país cualquiera, exige personas preparadas intelectualmente y con unas características muy claras. Deben ser equilibradas, objetivas, honradas, dialogantes, firmes y no excluyentes. La formación acuñada con esos principios éticos, deberia ser el patrón selectivo para toda persona que desee encabezar el futuro de un país.
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