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He sido siempre muy crítico con todo lo que ha ocurrido en Venezuela desde 1999, cuando Hugo Chávez comenzó a gobernar. Lo fui especialmente en sus últimos años y, muy en particular, con la gestión, a mi juicio nefasta, de Nicolás Maduro. Y he tratado de basar siempre mis críticas en el análisis de los datos que mostraban las luces (indiscutibles) y las sombras (indisimulables) de la llamada «revolución bolivariana».
El Paraguay, actualmente gobernado por Mario Abdo Benítez (MAB), Luis Alberto Castiglioni (arquitecto del acuerdo entreguista entre Brasil y Paraguay para la compra de energía de Itaipú, Mayo 2019, mayor impulsor del deterioro de relaciones con el Estado de Israel y hombre peligroso), José Alberto Alderete (ex asalariado de Hugo Chávez Frías, y maestro en utilizar US$ 4.7 millones de fondos sociales de Itaipú para financiar la campaña proselitista de la ANR en 2007-2008.
Viniendo de donde viene no se podía esperar otra cosa del “marqués” de Galapagar, Pablo Iglesias. Parece que a los “Pablos Iglesias” les persigue la falsedad y la mentira. El socialista, a quien consideran fundador del PSOE, no tuvo inconveniente en ocultar su verdadero nombre, como está suficientemente demostrado por la historiografía.
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