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Desde hace meses hemos venido afirmando que Dina Boluarte tiene tres títulos: 1) Detentar la presidencia más desaprobada en la historia peruana. 2) Encabezar el más rechazado gobierno del planeta. 3) Ser la presidenta mujer más repudiada de la historia universal.
Algo que ha beneficiado al país en esta cumbre de la APEC es que se haya sacado a González Olaechea como canciller encargado de esta. Este fraudista hizo que el Perú fuera el primer país en reconocer como nuevo presidente de Venezuela al opositor que lleva su mismo apellido, con lo cual colocaba a Lima en la misma línea de todo el golpismo global.
La actual presidencia peruana es la primera de nuestra historia en decaer hasta solo 5% de aprobación. Según Gallup, Dina Boluarte tiene el único gobierno que apenas tiene un dígito de aval. El poder legislativo compite con el ejecutivo en ser el primero que tenga menos puntos de aprobación que los 5 dedos de una mano.
La distancia entre el Congreso y el pueblo que dice este representar es descomunal. Ninguno de los miembros de su directiva o de su mayoría han cuestionado los abusos de las fuerzas del orden (cuando han violentado a la universidad más antigua del hemisferio, han abusado sexualmente a detenidas, han producido más de mil heridos, han abaleado en la cara y el pecho para matar a manifestantes o han asesinado a decenas de civiles desarmados).
Hoy, martes 20 de septiembre, se cumplen exactamente 200 años de que se instalara en Perú el I Congreso Constituyente, hecho que, para el gran historiador peruano Jorge Basadre, marca el inicio de la república. En el bicentenario de tan importante acontecimiento, el actual Congreso debería haber hecho todo lo posible para convertirse en el número uno a nivel mundial y también nuestra historia. Y, ciertamente, lo ha logrado en su particular estilo.
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