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Continuando con mi columna de ayer deseo exponer lo siguiente: Desde su posición de poder legal pero ilegítimo, las izquierdas quieren mantener leyes retrógradas e insultantes para los españoles, y un ejemplo de ello es la “horripilante” Ley de Memoria Democrática, referida ayer en mi columna, cuyo precedente fue la “horrenda” Ley de Memoria Histórica.
Constantemente se ve el lado más inhumano de la izquierda política: esta izquierda habla de tortura, persecución y asesinato durante la Guerra Civil y durante el franquismo. Se observan en los medios de comunicación de la izquierda las risas de la “no verdad”, de la justicia para unos pero para otros no, y la reparación solo para uno de los bandos.
La Fundación Transición Española (FTE) dice que pretende contribuir a fomentar el conocimiento de la transición española, conservar, divulgar y defender los valores y principios que la inspiraron. Por otra parte, la Ley 20/2022, de Memoria Democrática (LMD), sancionada por el Rey Felipe VI, tiene por objeto la recuperación, salvaguarda y difusión de la memoria democrática.
Ha sido aprobada recientemente esta Ley, que determina que el 31 de octubre de cada año será día de recuerdo y homenaje a todas las víctimas del golpe militar, la Guerra y la Dictadura. Si con el “borrón y cuenta nueva” que supuso la Transición se tomó la determinación de que, en adelante, no habría revanchas de unos contra otros, para poder vivir en paz y concordia a fin de construir una España democrática, esta Ley ha venido a dar al traste con todo lo acordado.
Hoy está siendo tendencia la localidad de Camporredondo, provincia de Valladolid. La cuestión es que su alcalde, Javier Izquierdo, ha respondido de forma contundente, y no sin sorna o recochineo, pero con extraordinario fundamento histórico, a un requerimiento del Senado sobre la aplicación de la mal llamada ley de Memoria Histórica. Ley sectaria, mentirosa y torticera basada en el revanchismo, el odio y la venganza.
Al carecer de argumentos sólidos manifiestan que en la República existían las «Chekas», efectivamente existieron, pero fue tras el golpe de Estado solo durante los años de lucha armada, y con un número indeterminado de afectados entre 2000 y 6000 personas, estos fueron casi idolatrados desde entonces como mártires de la cruzada fascista, siendo sus familias resarcidas con lo que expoliaron a los asesinados y represaliados posteriores.
El revisionismo subjetivo de la historia suele generar la involución político social. En todo caso, si se procediese a una revisión de la historia, lo jurídico y democráticamente justo sería no poner limitaciones ni en cuanto a la época, ni en cuanto a las personas, ni en cuanto a los hechos.
Forma parte de cualquier intento de implantar el totalitarismo, por quienes fijan su proyecto político en dominar a quienes tienen la debilidad, la flaqueza, la impotencia o la falta de criterio que los hace incapaces para oponerse o calibrar las consecuencias de dejarse arrastrar por ideas trasnochadas pero evidentemente agradables, ilusionantes.
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