Ha sido aprobada recientemente esta Ley, que determina que el 31 de octubre de cada año será día de recuerdo y homenaje a todas las víctimas del golpe militar, la Guerra y la Dictadura. Si con el “borrón y cuenta nueva” que supuso la Transición en la que los principales líderes de los diferentes partidos políticos de la oposición democrática y fuerzas sociales, más o menos legales o toleradas, de cara a instaurar un régimen democrático en España, se tomó la determinación de que, en adelante, no habría revanchas de unos contra otros, para poder vivir en paz y concordia a fin de construir una España democrática en la que todos pudiésemos coexistir en unión y que no sería perseguido nadie por sus ideas políticas o religiosas, esta Ley ha venido a dar al traste con todo lo acordado, ya que busca el desquite de los que padecieron persecución o violencia, por razones políticas, ideológicas, de pensamiento u opinión, de conciencia o creencia religiosa, de orientación e identidad sexual, durante el período comprendido entre el golpe de Estado de 18 de julio de 1936, la Guerra de España y la Dictadura franquista hasta la entrada en vigor de la Constitución Española de 1978. Además, condena de forma expresa el golpe de Estado del 18 de julio de 1936 y la posterior dictadura franquista, declarando ilegal el régimen surgido de la contienda militar iniciada con dicho golpe militar. Esta Ley está hecha a la medida y conveniencia de los que ostenta actualmente el poder en nuestra España, o sea, las izquierdas más montaraces y vindicativas, junto con los partidos independentistas que solo desean destruir nuestra paz y armonía a la vez que a España. Digo izquierdas en lugar de Izquierda porque esta, al igual que la Hidra, tiene múltiples cabezuelas que pugnan entre sí para alcanzar la preminencia de una sobre las demás. Se aprecia, sin lugar a dudas, que la promulgación de la ley mencionada está hecha a medida y satisfacción de los derrotados en nuestra guerra incivil. La Izquierda es maestra en manejar la propaganda y hacer pasar la mentira por verdad. Fue Göebels, ministro de propaganda de Hitler quien dijo: “una mentira repetida mil veces, se convierte en verdad”. Desconocemos si lo tomó de una consigna comunista o fueron estos quienes se apropiaron de la frase hitleriana. Lo cierto es que a fuerza de repetir mentiras quieren las izquierdas de hoy blanquear y hacer pasar por bueno su pasado criminal y ominoso. Las dos repúblicas que se instauraron en España no pudieron ser más perniciosas y funestas para nuestra Patria, ambas terminaron en sendos golpes de estado, aunque la segunda con la Revolución de Asturias de octubre de 1934, acaban de cumplirse los 88 años de ella, formaba parte de una huelga general revolucionaria auspiciada y organizada por los socialistas que, aunque querían que se extendiese por toda España, solo arraigó en Asturias, en la que, por cierto intervino Juan Rodríguez Lozano, abuelo del “nunca bien ponderado” Rodríguez Zapatero, para suprimirla. Durante esta Segunda república que no fue democrática de nacimiento, de hecho, ni de ejercicio ya que durante más de la mitad del tiempo que duró no lo fue en la práctica de la política cotidiana, como exige la doctrina política a cualquier democracia que se precie como tal, pues no había plazo en las detenciones, ni libertad de expresión, pero sí censura previa. Al igual que ahora solo se produjo caos, anarquía y revanchismo político y social. Los que gobiernan desde el nefasto Zapatero han procurado y están consiguiendo que volvamos a las dos Españas, de las que se dolía Antonio Machado y que acabaron propiciando la guerra incivil. Para nuestros gobernantes, es una utopía proseguir con la Reconciliación lograda en 1978. Ahora se trata de establecer con rango de ley, los “buenos” y los “malos”, siendo estos los de derechas y los otros lo que pertenecen a las sacrosantas izquierdas. Nuestro Gobierno lo compone un totum revolutum, al igual que el de la segunda República que acoge en su seno a partidos que solo desean la destrucción y desmembración de España, como Ezquerra republicana y Bildu, tapadera de etarras. No volveremos a las andadas como en el 36 porque los militares están bien embridados y los españoles no queremos más guerras entre hermanos.
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