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El revisionismo subjetivo de la historia suele generar la involución político social. En todo caso, si se procediese a una revisión de la historia, lo jurídico y democráticamente justo sería no poner limitaciones ni en cuanto a la época, ni en cuanto a las personas, ni en cuanto a los hechos.
Cada día estoy más convencido de que el presidente del PP tiene que mover ficha aprovechando el desconcierto inicial de las ocho caras nuevas del Gobierno. Debe hacerlo con contundencia y sentido común porque no estamos para fuegos de artificio. Ha de tener en cuenta que no es suyo el éxito del varapalo del Tribunal Constitucional por el estado de alarma, porque el Partido Popular avaló las tres primeras prórrogas. Y eso se lo pueden echar en cara en cualquier momento.
Aun conociendo represión del tirano cubano, los comunistas españoles siguen enarbolando la bandera de la indignidad con su despreciable apoyo al tirano, la condonación de deuda y el analfabetismo político. Reiteran su defensa con la torpeza que se ha instalado en las nuevas generaciones de políticos que se toman España como el estafermo al que hay que abatir.
Tenemos el ejemplo de un Gobierno con un semipresidente acogotado, incapaz de decir que el de Cuba es un régimen dictatorial y protector de asesinos. El propio ministro de exteriores se ha despachado con unas declaraciones vacías, blandengues y torpes, por las que ya lo han calificado como “Calimero”. Ha hecho un ridículo espantoso y calamitoso.
Justo es exigir a todo gobierno lo que falta a la ciudadanía, pero me llama la atención este brote de protesta en Cuba, país que lleva 60 años con un bloqueo económico por parte de USA, sin conseguir doblegar al pueblo cubano, pero este brote, que los de siempre en España hacen bandera como signo de un país social-comunista, antes fue Venezuela, ahora toca Cuba.
Hacer y deshacer no es gestionar. Convertir en consultoría todo aquello que lleva el “apellido progresista-populista” en vez de “apellido social independiente” es el gran error de un gobernante sin formación para el puesto que ostenta. El agua arrastra. La incultura arrastra. La egolatría destroza. El equilibrio hace buena toda decisión o, por lo menos, respeta la intencionalidad.
Entre tantas recomendaciones emitidas por “expertos” destacan las de los políticos y los grandes productores. No dudan en quemar cosechas completas de café o de plátanos a fin de mantener los precios o de indicarnos que nos cargamos el planeta cada vez que nos comemos un filete. Perjudicial.
Este partido habría sufrido una mutación pandémica que lo habría convertido en un agente patógeno capaz de arrasar la sui generis democracia formal española al poseer un ADN dotado de la triple enzima tardofranquista (mantenimiento de la unidad indisoluble de España, control estricto de la inmigración y retorno al pensamiento único heteropatriarcal).
Las elecciones no pasan de ser un invento para alargar el periodo de disfrute de un partido o tener que cederlo a otro que seguramente hará lo mismo y con el mismo soporte técnico, humano y propagandístico, al servicio de las redes clientelares. No hay más que ver las mentiras y falsedades que se inventan para alargar sus mandatos y observar lo que dicen las cadenas de televisión, con sospechosa unanimidad.
Sin elecciones a la vista, con Sánchez al timón, y con una legislación como la que tenemos, despreciando golpes de Estado y otras chorradas peligrosas y muy caras del espectro, no queda otra opción que aguantar. Por patriotismo de Sánchez, podría haber alguna solución-dimisión, pero no es el caso.
Los que ya pintamos canas siempre hemos conocido y, sobre todo aceptado, la realidad “Trans”. Realidad siempre muy respetada, querida, comprendida. La Administración, sin embargo, la encuadró, indebidamente, en el aspecto sanitario, como si fueran unos enfermos, (no ha sido la sociedad la que erró sino los gobiernos y los políticos).
Una buena parte de la clase política se caracteriza por el odio. Los ojos desorbitados cuando se refieren a personas que no comulgan con lo que ellos piensan. Pretenden excluirlos de la palestra pública. Ignoran el proverbio que dice: “Hay hombres cuyas palabras suenan como estocadas”. La segunda parte del proverbio dice: “Mas la lengua de los sabios es medicina” (Proverbios 12: 18).
El camino iniciado por el actual Gobierno --indultos injustos y amenazas incluidas—es muy peligroso, no sólo por las personas que hacen el mal sino por las que se sientan a ver lo que pasa sin evitarlo. Por mucho que se empeñe este Gobierno, nunca podrá normalizar, y mucho menos blanquear, las amenazas permanentes o los pactos con proetarras, nacionalistas de vía estrecha, independentistas de calcetín polvoriento o golpistas de tartera penitenciaria.
La sonrisa es la firma electrónica de la falsedad hipócrita de los siempre "comedidos" acuerdos sociales, es decir, acuerdos SIN FONDOS, acuerdos SIN BENEFICIARIOS REALES, acuerdos A MEDIDA DE LOS PARTIDOS gobernantes...
En su obra “La insoportable levedad del ser” Milán Kundera escribe: “Si la Revolución francesa tuviera que repetirse eternamente, la historiografía francesa estaría menos orgullosa de Robespierre. Pero dado que habla de algo que ya no volverá a ocurrir, los años sangrientos se convierten en meras palabras, en teorías, en discusiones…”.
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