“La idea del eterno retorno es misteriosa y con ella Nietzsche dejó perplejos a los demás filósofos: ¡pensar que alguna vez haya de repetirse todo tal y como lo hemos vivido ya, y que incluso esa repetición haya de repetirse hasta el infinito! ¿Qué quiere decir ese mito demencial?” Milan Kundera.
En su obra “La insoportable levedad del ser” Milán Kundera escribe: “Si la Revolución francesa tuviera que repetirse eternamente, la historiografía francesa estaría menos orgullosa de Robespierre. Pero dado que habla de algo que ya no volverá a ocurrir, los años sangrientos se convierten en meras palabras, en teorías, en discusiones…”. Sin duda lo que está sucediendo en nuestra nación, este cambio inusitado, esta involución hacia modelos arcaicos y trasnochados, estas gentes que pretenden que volvamos a épocas tenebrosas, que intentan trastocar los adelantos de la civilización y conducirnos por senderos tortuosos llenos de peligros y amenazas, poniendo en tensión las relaciones entre españoles y resucitando viejos odios y rencores que ya pensábamos que se daban por olvidados, restañados y superados por casi un siglo de distancia desde que aquellas primeras escaramuzas, aquellos asesinatos, aquellas torturas, aquellas insensateces y muestras de desequilibrios sicóticos tuvieron lugar y la inoperancia de los políticos de entonces, su sectarismo, su estrechez de miras y falta de visión respecto a las consecuencias de llevar a cabo una política de cesiones, de cobardías, de ignorar los peligros de dejar que el caos y las turbulencias revolucionarias se apoderaran de España, sin tomar las medidas adecuadas para restablecer el orden constitucional antes de que las turbas incontroladas, las mafias sindicales y las izquierdas radicales se convirtieran en los amos de las calles, los jueces de las vidas de los españoles y los ejecutores de la justicia del proletariado que fueron la causa directa y, a todas luces inevitable, del levantamiento de los militares africanos en el 18 de Julio de 1936.
Este refrán de que “el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra” no por archiconocido y evidentemente contrastado, deja de tener una vigencia en la vida de nuestros días en la que una parte importante, una incomprensible porción de nuestros semejantes y conciudadanos españoles, parece que se encuentran tan absortos en sus particulares preocupaciones que los hace impermeables a la realidad en la que se encuentran cuando no se dan por enterados de que España, la nación entera, está gravemente abocada a una repetición, un revival o una reproducción de aquellos tiempos en los que la incuria de los gobernantes republicanos, la falta de control sobre los partidos políticos y la evidente permisividad de las autoridades sobre los grupos revolucionarios, los sindicatos crecidos, los terroristas amos de las calles y el caos institucional, los que fueron dando paso a una nación ingobernable en la que quienes verdaderamente mandaban eran las mafias y los delincuentes achuchados por los agitadores profesionales que nos llegaban desde la naciones vecinas en las que, el comunismo del frente popular exportado desde Moscú, ya se había hecho fuerte y aspiraba a extenderse por el resto de las naciones europeas. Curiosamente fueron Hitler, en Alemania, quien con su nacional socialismo y Musolini, con su “fascio” en Italia, quienes detuvieron el expansionismo soviético antes de que hubiera podido extenderse por toda Europa. Pero esta parte de la Historia no parece interesarles a los que han decidido que el comunismo es algo que se puede tolerar mientras el nacismo no ¡no será porque los bolcheviques y todos los gobiernos comunistas que siguen mandando en algunas naciones no se hayan caracterizado por los miles y millones de víctimas que han venido causando durante su largo y sangriento paso por la reciente historia de la humanidad!
Vamos a entrar en un nuevo año acosados por una pandemia, el Covid 19, que no sólo no parece estar en vías de extinción sino que se está desarrollando en diversas cepas distintas que van apareciendo ya en algunas naciones vecinas, y todo ello apenas unos pocos meses después de que se hayan dado a conocer algunas vacunas capaces de enfrentarse a sus mortales consecuencias. Por si esta noticia no un fuera suficiente preocupación para los españoles, vamos viendo cómo, quienes están ocupando el poder, se aprovechan de la epidemia para, bajo la excusa de un “estado de alarma” prolongado hasta el mes de mayo, algo insólito y evidentemente abusivo, ir colando distintas leyes con un premura inusitada, metiéndolas con calzador para que, un Parlamento evidentemente compinchado, no solamente no permita que se discutan en su seno sino que, evidentemente dominado por una izquierda decidida a dar la vuelta a nuestra Constitución y a la monarquía parlamentaria - que es la base de nuestro actual régimen político y que, evidentemente, se han convertido en la diana contra la que están disparando desde el separatismo y el resto de la izquierda radical con toda su artillería demagógica y su propaganda demoledora, basada esencialmente en el poder que actualmente ejercen sobre la mayoría de medios de comunicación de esta nación - las apruebe sin discusión alguna, desatendiendo las distintas enmiendas presentadas por la oposición, tal y como llegan y sin entrar a considerar su contenido, desde la indiferencia y desprecio del Gobierno hacia la oposición. Ejemplos: la nueva ley de Educación y la ley de la Eutanasia, dos muestras de cómo, un gobierno de tintes totalitarios, usa su poder para saltarse la vía democrática fijada en nuestra Carta Magna, para imponernos sus objetivos siguiendo los métodos característicos de la apisonadora dictatorial.
Mientras tanto empiezan a surgir muestras de inquietud entre una parte de la ciudadanía que habitualmente se muestra remisa a dar a conocer su opinión. Unos militares retirados firman un manifiesto que rápidamente consigue el apoyo de un número pequeño, pero significativo, pidiendo al Rey que se mantenga firme en su defensa de la Constitución y reafirmándose en su lealtad hacia la corona. La reacción del Gobierno ha sido inmediata negando cualquier muestra de desagrado por parte de los militares y que el caso de los firmantes de la carta al Rey es sólo un grupo reducido de viejos generales “franquistas”. Pero no es cierto porque, si bien no lo expresan públicamente, porque su condición de militar en activo no se lo permite, en privado o en reuniones con compañeros hay militares que están expresando su preocupación por el modo en que el actual gobierno filo-comunista está llevando su campaña de acoso a la monarquía, desprecio por las normas constitucionales, tolerancia y pasividad ante los ataques, cada vez más frecuentes y enconados, a España y a su unidad por parte de los separatistas catalanes, apoyados por los vascos, que siempre están atentos para no quedarse atrás en lo que se refiera a aprovecharse de la debilidad de Sánchez y su gobierno, necesitados del apoyo parlamentario de los catalanes y vascos, para ir avanzando en conseguir quemar etapas que los conduzcan, paso a paso, hacia su meta última que es la independencia.
Y unas palabras dedicadas a esta periodista catalana, Pilar Rahola, que ha hecho de su violenta oposición a España y al castellano su modus vivendi ya que su conocida actitud sectaria, su falta absoluta de objetividad, su radicalismo separatista, su incontinencia verbal y sus habituales exabruptos la han convertido en un personaje señero del soberanismo catalán de lo cual, evidentemente, saca provecho para mantenerse en un lugar privilegiado algo que, si no fuera así, seguramente la tendría circunscrita a una mera columnista de las del montón. La señora Rahola por lo visto no tiene bastante con el hecho de que la señora Celáa le haya regalado por Navidad una ley que pretenden saltarse la Constitución y suprime para el idioma castellano ( 600 millones de persona lo hablan en el mundo) su carácter de lengua vehicular y, a pesar de ello, ha decido enfocar su artillería separatista contra una sentencia emitida por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) el 17 dic 2020, por la cual ordena, a las autoridades de la región, garantizar que un 25 por ciento de la enseñanza en las escuelas se imparta en castellano.
Se queja la señora Rahola de que haya sido el Gobierno de la nación quien interpuso un recurso contra la supresión del castellano en las aulas catalanas. No le parecía, a la periodista, que un 25% de enseñanza en castellano y el resto en catalán fuera suficiente para que su rabia congénita contra la lengua española se sintiera compensada. Y ahora, cuando el recurso del ministerio de Educación ha obtenido el respaldo del TSJC, ya se le han reventado las cinchas de la cotilla y ha culpado a jueces y gobierno de “un intento de limpieza lingüística para acabar con la identidad catalana”. No es garantía de la supervivencia del catalán, por lo visto, el que se venga hablando durante años en el ámbito doméstico de toda Cataluña, que se venga escribiendo y publicando, incluso durante parte de la dictadura del general Franco, y que se venga estudiando y hablando en las aulas de toda Cataluña como algo normal, no, esta señora cree que Cataluña no tiene identidad si se enseña en castellano el 25% de las asignaturas lectivas. Y es que, señores, nunca ha sido problema, salvo para los intolerantes catalanistas, que el castellano y el catalán se haya hablado indistintamente por la mayoría de la ciudadanía catalana. No deben olvidarse los catalanes que tienen, les guste o no, a una mitad de la población actual de la región que es castellano hablante y que, en la mayoría de casos, conoce y habla perfectamente el catalán sin que ello nunca haya significado un ataque a la lengua catalana que sigue viva y que se habla, se escribe y se enseña en toda la comunidad catalana. Déjese esta fanática irremisible de sembrar cizaña y piense que, le guste o no, España y Cataluña son una misma cosa y que el hecho de que unos cuantos pretendan romper su unidad tiene nulas posibilidades de que tengan éxito.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, muchos españoles seguimos pensando que es necesario de que seamos más los que vayamos demostrando nuestro desacuerdo con el hecho, indiscutible, de que España lleva camino de convertirse en algo que ya se rechazó hace muchos años y que no debería ser necesario que se rechazara de nuevo, si es que algunos se siguen empecinando en acabar con ella.
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