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Las residencias son -nos guste más o menos- las últimas viviendas de muchos de nuestros mayores. Igual que los fondos buitre dominan la propiedad y el alquiler de las viviendas -y de las habitaciones de las viviendas-, también dominan el negocio de las residencias privadas. ¿Cómo es posible que las residencias privadas estén en manos de fondos buitres?
En la mayoría de las residencias de personas mayores, apenas desayunan y las comidas son a horas muy tempranas. En algunas, que son privadas y concertadas, dan de comer adecuadamente, pero son una minoría. Otra cuestión que se debería resolver es la falta de suficiente personal, para atender a todos los mayores. Además, las personas dependientes, con deterioro cognitivo y otras dolencias o enfermedades deben legalmente de disponer, de una atención realmente personalizada.
España es y debe ser un país de acogida, pero de forma controlada y eficaz para poder ofrecer la tutela correspondiente, ya sea en familias de acogida o bien por las instituciones gubernamentales destinadas a tales fines. Mi pregunta es: ¿tenemos suficientes recursos destinados para ello? Porque dinero hay de sobra a razón de lo que se nos cuenta.
Los datos publicados por el IMSERSO parecen indicar un crecimiento del sector residencial en 2022, tras el estancamiento del año anterior como consecuencia del impacto del covid19 en estos centros. Se pone de manifiesto que las residencias son una gran necesidad en nuestro país, por el aumento de población de avanzada edad y con dependencia y necesidad de cuidados de larga duración. Por ello, a pesar del incremento de plazas residenciales, su déficit sigue aumentando.
Las residencias de mayores son un negocio cada vez más lucrativo para empresas privadas y fondos de inversión multinacionales, los cuales se aprovechan del vacío que deja el Estado. Todo esto se irá incrementando mucho más, debido al envejecimiento de la población en España, al mismo tiempo que la esperanza de vida va en aumento.
En un mundo donde la población envejece a ritmos sin precedentes, la necesidad de encontrar soluciones de cuidado adecuadas para las personas mayores se ha vuelto imperativa. España no es una excepción a esta tendencia global. Este fenómeno, que refleja avances en la medicina y las mejora en las condiciones de vida, trae consigo el desafío de garantizar una calidad de vida óptima para nuestros mayores en sus años dorados.
Supongo que todos lo conocerán, pero paso a recordárselo. Se trata de un hombre mayor que pasaba sus últimos momentos en una chabola paupérrima rodeado de sus familiares. El sacerdote que le acompañaba en este trance, le transmitía conformidad recordándole las bondades de la otra vida y la maravillosa situación que iba a alcanzar tras la muerte. El abuelete meneaba la cabeza diciendo. “Todo eso está muy bien… Pero, como la casa de uno…”.
La derecha española se empeña en hablar de ETA en campaña electoral, como si siguiera poniendo bombas, para que no se hable de los auténticos problemas de España. Por ejemplo, de lo que está pasando y va a pasar en los hospitales y las residencias de mayores en los que se está dejando que penetren cada día más los fondos de inversión llamados en inglés «private equity».
El índice de violencia cada vez es más alto, comenzando por la violencia de género, ya que existe un vacío grande, en cuanto al seguimiento de los casos de mujeres que han denunciado, que, por distintas circunstancias, bien sea que se ha quedado inactivo o simplemente consideran que no está en el grado más alto para que les haga un seguimiento, todo esto nos lleva a una desprotección total hacia la mujer y sus hijos, con la violencia vicaria.
Por desgracia, en pleno siglo XXI, el cuidado de nuestros mayores sigue siendo en su mayoría asumido por las mujeres, dentro del seno familiar, como si fuese una obligación, hermanas hijas etc., mientras los varones, en su mayoría, “siempre existen excepciones”, se lavan las manos y viven su vida.
El precio medio de una plaza en una residencia geriátrica privada en España en 2022 es de 1.870 euros al mes, (era de 1.830,54 euros al mes en 2021 y 1.777,62 euros al mes en 2017). Por lo que, el precio de las residencias privadas en España este año ha aumentado un 2,17% comparado con el año pasado.
Hay diferencias evidentes entre comunidades, siendo las residencias para mayores catalanas las más transparentes con un 37% y le siguen las de Madrid con un 18%. Con el índice más bajo se encuentran Canarias, Cantabria, Extremadura y Murcia.
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